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Saber que tú compañero es un idiota irresponsable puede ser soportable, pero vivir con él... En el orfanato siempre estaban metidos en problemas, no había día en el que una pelea entre ellos faltara, estar en una misma habitación siempre resultaba mal sin importar cuánto tratarán de ignorarse. Parecían dos imanes destinados a estar juntos en cualquier lugar al que fueran y en ese internado no era la excepción.

En el avión se molestaban desconectando sus audífonos de la pequeña pantalla en el asiento donde se reproducían películas, o se pellizcaban cuando alguno trataba de dormir. Desde el primer día en el lugar las cosas estuvieron mal, no solo porque debían compartir clases, sino que también habitación por provenir del mismo lugar, o al menos eso les habían dicho para mantener un orden de los alumnos extranjeros "aparentemente".

Durante las tardes libres ninguno entraba a la habitación.

Intentaban evitarse a toda costa porque sabían que en cualquier momento terminarían en una pelea que les traería problemas, y lo último que querían era ser una molestia para sus tutores en Yokohama de quienes recibían llamadas cada semana para preguntar por su estadía y asegurarse de que los dos estuvieran vivos.

Las primeras semanas, Chuuya hizo amigos de otros países con los que muy pronto se sintió cómodo. En cambio Dazai estudiaba cosas interesantes mientras trataban de estar lo más alejados posible, por lo que el único momento del día en el que se veían las caras era por las noches antes de dormir.

Luego de dos meses en aquel lugar ya tenían una rutina que seguir desde el inicio del día hasta el final.

Primero, Chuuya despertaba dándose un baño con agua fría y salía a correr con un amigo al que conocía como "Niko" está era su forma de irse sin toparse por la mañana con su compañero que se despertaba al rededor de las 7 u 8, justo para solo cepillar sus dientes e ir a clases. Por las tardes ninguno ponía un pie en la habitación como era costumbre, y Dazai regresaba antes de la cena para darse un baño sin que Chuuya estuviera en la habitación. Luego de todo eso entraban al dormitorio donde trataban de no decir nada el uno al otro hasta que alguno de los dos dormía (por lo general siempre era Nakahara)

El suicida disfrutaba mucho de leer antes de apagar las luces y eso siempre era un inicio de discusión con el pelirrojo que gustaba de dormir sus 8 horas al pie de la letra, y aquella ocasión donde todo comenzó, fue exactamente así.

—¡Trato de dormir!

—Que gritón.

—Juro que si no apagas las malditas luces, yo mismo lo haré y no te gustará la forma. —masculló molesto. Dazai lo ignoro aún con su libro en el regazo y la lámpara encendida.

—Estoy leyendo, ve a dormir con alguno de tus amigos.

Nakahara ahogó un grito de frustración, no quería pelear, en serio que no, pero el suicida siempre era tan molesto. —Dazai, ¿Alguna vez pensaste en lanzarte del techo?

—Muy doloroso. —respondió sin más. Sabía que Chuuya se dormiría molesto porque no estaba dispuesto a apagar las luces y mucho menos a discutir, así había sido durante todo el tiempo que llevaban ahí y no creía que fuera a cambiar pronto.

Chuuya estaba harto, siempre era así, odiaba que Dazai fuera tan Dazai y su actividad favorita fuese molestarlo.

Se levantó parándose en medio de la habitación. Si no iba a poder dormir, al menos haría algo productivo con el tiempo y se aseguraría de molestar al castaño si o si. Dazai lo siguió con la mirada unos segundos hasta verlo estirar los brazos como si estuviera apunto de dar una pirueta, ¿Qué se supone que hace? No pasó mucho tiempo para saberlo.

Internado || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora