Era lindo, excitante y popular, un atleta nato muy inteligente y el modelo perfecto al que el internado buscaba aspirar y alcanzar en sus alumnos.
Chuuya Nakahara, ese era su nombre.
El único capaz de arrebatar suspiros entre chicas y chicos que buscaban aventura en ese asqueroso lugar repleto de pubertos a los que sus padres con dinero habían enviado para olvidarse de ellos.
Por supuesto, no le parecía justo que con dos meses y medio en el internado el chico hubiera logrado ser el completo centro de atención, "el rey se las ovejas" como lo llamaban entre susurros.
Niko Jones, él chico inglés tenía tres años asistiendo a ese infierno y no había logrado ni la mitad de eso sin importar cuánto se esforzaba por obtener el reconocimiento de los demás.
Le parecía injusto que el equipo de las ovejas lo hubiera aceptado tan rápido cuando con él tardaron MESES en incluirlo como parte del equipo.
Chuuya lo tenía fácil.
Al inicio cuando recientemente se incluía al internado como uno de los chicos nuevos, se acercó y fue amable porque genuinamente le parecía agradable y atractivo. Lo invitó a jugar con su equipo creyendo que estaba siendo solidario, pero al ver cómo era aceptado tan rápido y sin mucho esfuerzo se sintió frustrado, creyó que solo era por sus vibras de chico lindo, pero pronto se dió cuenta de que no era simplemente eso.
Durante un par de semanas decidió competir indirectamente, ser mejor que Nakahara en cualquier cosa, no importaba si era un simple partido de ajedrez o una carrera, estaba seguro de que podía hacerlo mejor.
Lo intentó.
Una y otra vez lo intentó, pero Chuuya siempre ganaba y tenía una actitud tirando a lo soberbia que podía ver perfectamente al ganar un partido o al ser rodeado de pretendientes, y se dió cuenta de que no podía competir contra él.
Al menos esa no era la forma.
Pero... ¿Qué otra cosa podía hacer para ser mucho mejor y que los demás por fin lo notaran? ¿Qué otra opción tenía si no era capaz de competir? Bueno... Unirse.
Solo había una cosa que no había intentando, y era unirse a Chuuya, ser amigos o incluso algo más. Usarlo a su favor tanto como le fuera posible y luego pisotearlo como basura.Funcionó.
Al menos hasta el momento habían sido buenos amigos, incluso Nakahara lo veía como el amigo más cercano que tenía en el internado y las cosas iban bien.
Cada vez tenía más reconocimiento en el equipo, más protagonismo entre sus amigos y ya no se sentía tan excluido, pero aún así, la mayoría lo identificaba como "el amigo de Chuuya" por lo que aún no se sentía satisfecho, necesitaba hacer algo más.
Lo siguiente que quedaba por hacer era que Chuuya se interesara en él de una forma diferente.
Había provocado varios escenarios para ocasionar algo entre ellos, pero ninguno daba resultados.
Sabía con certeza que el pelirrojo era virgen, que no había dado ni siquiera su primer beso porque el mismo Chuuya se lo había confesado una noche de pijamada con el equipo de las ovejas, y como si eso fuera una señal, lo tomó para volverlo parte de su plan.
Le metió curiosidad por los besos y por saber lo que se sentía probar el mundo de la sexualidad por primera vez.
Si Chuuya era un inexperto no se podría resistir a la tentación y en algún momento tendría la oportunidad de besarlo hasta sumergirlo sin vuelta atrás en su macabro juego, pero... ¡TODO SE ARRUINÓ!
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Internado || Soukoku
FanfictionChuuya y Dazai fueron enviados por error al mismo internado en Londres donde deberán aprender a controlar sus hormonas de adolescentes en un lugar donde conviven 24/7 Atte: La Trenza De Draken.