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Febrero de 1844

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Febrero de 1844

Hacienda Lir, Federación Oscurana.

 Victoria estaba sumamente mareada, pensaba que le había caído mal el arroz con camarones con ensalada que hizo su madre, más que todo porque casi no estaba acostumbrada a los productos marinos, más que todo oscuranos que eran los más exquisitos que sabía hacer su madre con sazón y exquisitez.

— Mhm...— suspiro un poco además que esperaba el resultado que el hacía el médico más que todo porque esos síntomas le estaba pareciendo extraño a ella y a su mamá—. Entonces, ¿Qué es doctor? — pregunta confundida.

— Felicidades su majestad, usted está embarazada de tres meses de edad — exclama con una pequeña sonrisa el doctor—. Seguro que esa es la razón del porque no le anda bajando — comenta.

 Maeve quedó en shock, en sus brazos estaba la pequeña Alice de 10 meses de edad jugando con sus peluches. — Ok...eso está demasiado fuerte la noticia, aunque al menos te cuidaste de no tener relaciones de inmediato — miro a su hija quien trago grueso.

— Lo sé mamá, aunque la nana Francis también casi me regaño por eso — comenta Victoria—. Gracias doctor — este hizo una reverencia y tranquilamente se fue, miro a su madre—. Bueno...viene otro más en camino. Ya son 4 — dice.

 —Hola mami — saluda Victoria Adelaida de 4 años corriendo con su hermano Alberto Eduardo de 3 y las princesas mellizas Alexandrina y Therese, de la misma edad que Vicky, además que las tres pequeñas parecían trillizas—.Nana Mab — la abrazo fuertemente.

— Hola mis amores — comenta Victoria sonriendo leve.

— Mis niñas — Mab sonrió leve mientras acariciaba el largo cabello de Vicky y de sus pequeñas sobrinas Drina y Tess—. Bertie — acomodo el lazo del traje de marinero del pequeño Eduardo—. ¿Como se han comportado?, han recibido bien sus lecciones— pregunta.

— Sí tía, nos hemos portado muy bien y nos encanta nuestras clases — comenta con una suave sonrisa Alexandrina—. Sabes que Tess y Vicky van conmigo a las mismas clases — exclama riendo la pequeña de cabellos azules con rojos y blancos con bellos ojos azules como el mar caribeño.

— Lo sé mis pequeñas — dice Maeve tocando el cabello tricolor francés de Therese que tanto le gustaba, igual Bertie sonríe leve porque le gustaba estar con la Nana, como le llamaba así a Maeve—. Igual a ti Bertie...¿Como te va?

— Bueno, sí — murmura el pequeño príncipe de Gales—. Me va bien, sabes que soy el heredero y pues...son más exigentes mis clases que las de Vicky, Tess y Drina — comenta.

Victoria sonrió leve además, sabía que su hijo era el príncipe heredero, aunque ya estaba dándose cuenta de aquello, aunque Victoria por sí tuvo su tiempo de ser heredera presunta. Ella tenía el título de «Princesa Real del Reino Unido», así como Alexandrina y Therese que era por derecho y sangre.

— Bueno mis amores...vayan a jugar — exclama Maeve mientras ayudaba a bajar a Bertie—. Igual vienen y díganle a Annie que les puede dar galletas con chispas de chocolate que ella hizo — murmura.

—¡SÍ!— los cuatro salieron corriendo. Mab acomodo en sus brazos a Alice que seguía jugando con el peluche que le dió su madre para que no juegue con el cabello de su tía.

— Son tan alegres — comenta la reina riendo—. Son demasiado felices con Drina y Tess — asegura. Mab asiente.


•••


Agosto de 1844.

 — ¿Como que otro niño? — exclama Arthur sumamente emocionado—. ¡Otro niño, el segundo príncipe varón! — murmura emocionado el inglés.

— Ya cálmate que se te va a bajar la tensión papá — comenta Jacques burlándose mientras cargaba a Matilde que babeaba su mano y ya tenía 1 año—. Además que ya faltaba un varón en está casa — dice.

— ¡Jacques!— le regaña París Kirkland molesta—. Igual que estamos bien con Alexa, Tess, Vicky y Alice — comenta la capital francesa sumamente indignada con la actitud de su hermano mellizo.

 Maeve cargaba al pequeño nuevo príncipe y segundo varón, claramente estaba muy feliz y emocionada de ver a otro pequeño sobrino. Le recordaba mucho a su esposo cuando eran niños, ambos crecieron juntos más que todo.

— Eres tan hermoso. . . Te pareces demasiado a tu tío Alfred cuando era más pequeño a pesar de que no eres pelirrubio — comenta la princesa española más que el estadounidense miro mal a su esposa—. Ves, es una copia tuya — dice.

 Victoria solo sonrió levemente. — Ese pequeño será en honor a ti papá — miró al rubio estadounidense—. Se llamará Alfred en honor a ti, Ernest pues...en honor al hermano de Albert y pues Alberto — sonríe leve—. Y bueno...pueden ser tu mini copia pero no teñida.

— Respeto Alexandrina Victoria — murmura USA indignado viendo a su hija adoptiva.

— ¿Tenías que llamarme por mis dos nombres? — pregunta indignada Victoria dándole el pecho al pequeño Alfredo de Sajonia Coburgo Gotha—. Te pareces a la nana Alexandra cuando me regañas o la tía Francis — murmura.

— No es culpa mía — dice el estadounidense haciendo su típica escena de drama y se gano un golpe en el brazo por parte de Maeve.

— No es culpa mía — dice el estadounidense haciendo su típica escena de drama y se gano un golpe en el brazo por parte de Maeve

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𝓡𝓮𝓲𝓷𝓪 𝓥𝓲𝓬𝓽𝓸𝓻𝓲𝓪 ¹  (Saga Reinas y Princesas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora