Despertar

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—Clarissa, despierta. Sus ojos duelen y pesan, escucha ruidos, voces que se oyen distorsionadas. Ella ya está cansada, una y otra vez vive esa pesadilla, ya no sabe si es real o mentira, cada vez que abre los ojos es abandonada, se ha vuelto loca y si no es así, sabe que pronto perderá la cordura ¿como aguantar una y otra las diferentes muertes de su bebé, una y otra vez verse abandonada, por quien pensaba no lo haría jamás? Ya no desea más este sueño, por favor, por favor que ahora si sea verdad. Que sus ojos abran a otra realidad.

—Ella está despertando—

— Por fin —

—Corre ve a llamar a Mickey —

Ahora Clarissa podía distinguir lo que las voces decían, otra vez, Mickey vendrá, otra vez le dirá que puede ser libre, otra vez lo habrá perdido todo.

—¿Clarissa me escuchas? —

La voz, Clarissa la reconoce, es Rina. Ella se escucha preocupada.

—Por fin estas despierta —

La voz, suena como si llorara, Clarissa, dirige su mirada en esa dirección y puede ver a Rina, que se limpia sus ojos.

—Ha pasado una semana Clarissa, hemos estado tan angustiados — la joven mujer toma su mano, Clarissa siente su tibieza, es diferente este sueño.

—¿Mi.... mi bebé? — es la pregunta que ha hecho tantas veces, y teme mucho la respuesta.

Antes de que Rina pudiera decir alguna palabra, se escucha el estruendo por el pasillo, la puerta se abre con brusquedad y premura, y unos enormes ojos azules brillantes, llenos de preocupación, se asoman. Mickey se detiene en la puerta, como si no pudiera creer que ella por fin ha despertado.

—Clarissa— le dice el ninja, y con paso lento, como para no asustarla se acerca a ella.

Este sueño es muy diferente, piensa Clarissa. Mientras mira a Miguelangel, como si no lo reconociera. El llega al lado de su cama, la mira  por un gran rato, no importaba quien estuviera en la habitación, todo había desaparecido para él y lo único era Clarissa.

—Perdoname, perdoname... — Miguelangel se arroja, sobre ella, mete sus manos debajo de su cuerpo, y la aprieta, en un abrazo, un cálido abrazo, que le regresó la vida a Clarissa.

Ella no sabía que debía perdonar, ella no entendía, por que este mutante enorme lloraba a mares, abrazándola, como si ella se le fuera a desaparecer. Solo entendía, que este abrazo, cálido, fuerte, un abrazo que la dejaba sentir la piel de él en su mejilla, un abrazo que la hizo llorar junto a él, era como respirar, después de estar ahogándose. Clarissa, se dejó apretar, y ella con sus manos, tocó sus brazos, era real, podía sentirlo.

Después de unos pocos minutos, Mickey se separa, y la mira, Clarissa no había visto jamás un azul tan hermoso.

—Mickey— le dice ella, y para él fue como escuchar una melodia del cielo, las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos, y no le importó.

Clarissa, subió una débil mano, y limpio las lágrimas de las mejillas de este fuerte y sentimental ser.

—No me abandonaste — ella le sonríe, mientras que con cansancio lo mira.

—¿Abandonarte? - Mickey no entendía a que se refería ella, pero de algo estaba seguro jamás podría abandonarla. —Jamás te dejaría preciosa — el suspira —Perdoname, por que no puse evitar que vivieras esta terrible experiencia — el le acaricia su frente, apartando un mechón de cabello.

—El bebé, ¿como esta mi bebé? — Clarissa, pregunta con terror.

—Esta en perfectas condiciones — le dice Sokolov, mientras hace algunas anotaciones en una hoja.

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⏰ Última actualización: Dec 11, 2023 ⏰

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