Ⅶ.

1.5K 200 7
                                    

Kyungsoo se quedó completamente inmóvil por unos segundos, con los
ojos abiertos como platos, pero después, el calor de JongIn, su pasión, hicieron que empezara a inclinarse hacia él y que cerrara los ojos.

JongIn lo abrazó por la cintura y lo apretó todavía más contra su
cuerpo. Sus labios estaban calientes y se movían con decisión. Sabía a café y a crema, estaba delicioso. Tal y como Kyungsoo recordaba.

Siempre le había resultado un verdadero placer besar a JongIn, como
un vaso de agua fresca en un caluroso día de verano o un baño con
burbujas después de un duro día de trabajo.

JongIn le acarició la mejilla y se alejó sólo lo justo para dejarlo respirar
y que lo mirara a los ojos. Él tenía la mirada oscura de deseo y Kyungsoo
imaginó que la suya era igual. Lo aceptara o no, le gustara o no, no podía negar la pasión que había entre ambos. Incluso en esos momentos, un año después de su separación, después de que su matrimonio se hubiera terminado.

-Llevaba toda la noche deseando hacerlo -murmuró JongIn, acariciándole la cara justo al lado del labio inferior.

Kyungsoo deseó poder decirle todo lo contrario, pero tuvo que admitir
que también había pensado en besarlo varias veces desde su inesperada reunión. En especial, durante la cena, mientras se miraban a los ojos a la luz de las velas. Pero hacerlo no le parecía
buena idea. Y estar a solas con él en su habitación de hotel tampoco lo era.

Debía marcharse. Ponerle una mano en el pecho, empujarlo y salir de allí mientras todavía le respondieran las piernas. JongIn levantó la otra mano y la enterró en su pelo.

«Muévete», se dijo Kyungsoo.
Pero no se movió. Era como si todo su cuerpo se hubiera quedado
paralizado.

-Esto no es buena idea -le dijo, obligándose a actuar -. Debería irme. JongIn esbozó una sonrisa.

-O podrías quedarte -le susurró-, y ver juntos cómo convertir una mala idea en una buena.

Kyungsoo le dijo que no mentalmente. «No, no, no». Si se quedaba, sólo
lograría empeorar las cosas.

Tenía que irse de ahí. Y lo haría en cuanto su cuerpo obedeciera las
órdenes de su cerebro. Pero, al parecer, la conexión entre ambos estaba interrumpida, porque no se podía mover.

Se quedó allí parado, viendo cómo JongIn volvía a inclinar la cabeza.

Dejó que lo besara otra vez, que su lengua lo provocara hasta que abrió
la boca y lo invitó a entrar.

No es buena idea», pensó mientras lo abrazaba por el cuello y sus dedos empezaban a jugar con su pelo. «Es muy, muy mala idea».

La lengua de JongIn se entrelazó con la de Kyungsoo y este gimió y dejó de pensar con sensatez. Sea buena o mala idea, ya era demasiado tarde para luchar contra ella. Ni siquiera estaba seguro de querer hacerlo.

JongIn  lo apretó todavía más contra su cuerpo, de manera que ambos torzos se aplastaron fuerte, haciendo que Kyungsoo notara una erección,
la erección del contrario. Kyungsoo también estaba excitado, tenía el
corazón acelerado y mucho calor, y notó cómo se le endurecían los pezones.

También tenía las rodillas temblorosas y su pene duro y mojado.

JongIn no tardaría en darse cuenta de lo excitado que estaba. Ya le estaba acariciando las caderas y empezaba a meter las manos por debajo de su pantalón color rojo vivo.

Kyungsop empezó a desabrocharle la camisa. Al llegar al último botón, le
desabrochó la correa y el botón del pantalón y le sacó la camisa. Una
vez con su torso al descubierto, apoyó las palmas de las manos en su piel caliente y suave. JongIn gimió. Kyungsop, también.

 El Amor Que Perdimos[Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora