—Te juro que con tanto alboroto me están dando ganas de meterme
en ese horno.Kyungsoo levantó la cabeza de los pequeños montones de masa que
estaba salpicando de pasas para mirar a su tía, que estaba metiendo una bandeja en el horno industrial. Lo cerró con un golpe seco.No había sido fácil acostumbrarse a los ruidos y al ir y venir de los obreros. Kyungsoo se había disculpado muchas veces con los clientes y también había puesto un par de carteles pidiendo perdón por las molestias y los ruidos. Por suerte no estaba entrando polvo en la
panadería, pero los clientes ya no podían disfrutar tranquilamente de un té y unas facturas.–Terminarán pronto –tranquilizó a su tía, repitiendo la frase que el maestro de obras había estado diciéndole a él toda la semana anterior.
Teniendo en cuenta que la remodelación estaba progresando mucho, tenía la esperanza de que en una o dos semanas más pudiera estar terminada.
–Y tienes que admitir que JongIn se pasó haciendo todo esto por nosotros.
Shinhye resopló.
–No te engañes, cariño. No lo hace por nosotros. Lo hace por él mismo, y para tenerte dominado, y tú lo sabes.
Kyungsoo no respondió, sobre todo, porque pensaba que su tía tenía razón. No le cabía la menor duda de que JongIn no estaría allí si no tuviera algo que ganar.
Quería estar cerca de Jongsoo y, de hecho, pasaba casi todas las noches
en casa con ellos. JongIn ayudaba a darle de comer a Jongsoo, lo bañaba y lo acostaba. Había insistido en que Kyungsoo le enseñara a cambiarle el pañal y lo hacía casi tantas veces como Kyungsoo. Jugaba con su hijo en una manta en el suelo, lo paseaba, lo llevaba al parque, aunque fuera demasiado chiquito para disfrutarlo realmente.Era todo tan natural, tan... agradable.
Pero tal y como le acababa de recordar su tía, no debía olvidar que todo lo que JongIn hacía, lo hacía por algo. Quería conocer a su hijo, cosa comprensible e incluso aparentemente inocente. Pero también era posible que tuviera otros motivos.En esos momentos, JongIn estaba utilizando la remodelación y la
ampliación de la panadería como excusa para estar cerca de su hijo y para ocupar su tiempo mientras Jongsoo dormía siestas frecuentes, pero ¿qué sucedería después?¿Qué pasaría cuando decidiera que ya conocía a Jongsoo lo suficiente
y quisiera llevárselo a Pilar para que ocupara el lugar que debía ocupar en el árbol genealógico de la familia Kim?¿Qué ocurriría cuando se aburriera de la ampliación de La Tiendecita Dulce y de la vida de Banfield? ¿Y por qué se estaba
tomando el tiempo para hacerse esas preguntas cuando ya conocía las
respuestas?Durante las dos últimas semanas, JongIn le había recordado más que nunca al hombre del que se había enamorado. Había sido cariñoso, dulce, generoso, simpático y divertido. Le abría las puertas para que pasara, se ofrecía para recoger la mesa después de las comidas y
llevaba a su hijo a dormir.Y lo tocaba. No de manera abierta ni sexual, sólo un roce con los dedos
de vez en cuando, en el brazo, en el dorso de la mano, en la mejilla, en la frente al sacarle un mechón de pelo de los ojos.Kyungsoo intentaba no darle demasiada importancia a aquellos pequeños gestos, pero no podía evitar que se le acelerara el corazón.
Su tía se había quejado más de una vez de que en casa o en la panadería hacía demasiado frío, pero cuando la presencia y las constantes atenciones de JongIn hacían que aK Kyungsoo le subiera la
temperatura, lo único que podía hacer para luchar contra ello era prender el aire acondicionado.
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El Amor Que Perdimos[Kaisoo]
RandomAl encontrarse de nuevo con su exesposo, el millonario Kim JongIn no solo descubrió que se seguía sintiendo profundamente atraído por él: también que era padre. Kyungsoo estaba embarazado cuando se divorciaron, tuvo al niño y lo mantuvo en secreto...