Dios santo.Kyungsoo se quedó sin aliento al oírlo decir eso, se tambaleó.
¿En qué había estado pensando? Ya era malo que se hubiera acostado con su ex esposo, pero que se le hubiera olvidado de cuidarse era mucho peor.
Rezó para no haberse quedado embarazado, porque no podía ni pensar en volver a pasar por otro embarazo inesperado, no planeado, y de su ex esposo.
-No lo estoy -le dijo con toda la seguridad de la que fue capaz.
JongIn arqueó una ceja.
-¿Cómo puedes estar tan seguro?
-Porque no lo estoy -insistió, poniéndose el pantalón bien. -¿En qué estabas pensando? -Preguntó, golpeando el suelo con un pie-.
¿Cómo pudiste hacer... dejar que lo hiciésemos... sin tomar precauciones? No sabía que fueras tan irresponsable.
JongIn se encogió de hombros. No parecía preocupado.
-¿Qué quieres que te diga? Me dejé llevar por la pasión y por la emoción de estar contigo después de tanto tiempo.
-¡Ay, pero por favor! -dijo Kyungsoo, mientras se ponía su zapato faltante.
-¿Tanto te cuesta creerlo? -le preguntó JongIn con rostro inexpresivo.
Kyungsoo no tenía ni idea de lo que pensaba. ¿Estaba molesto por no haberse cuidado? ¿Estaba contento? ¿Enojado? ¿Excitado?
¿Confundido? Kyungsol tenía náuseas. Y estaba fastidiado, enojado y confundido.
Si resultaba estar embarazado... Volvió a rezar porque no fuera así. Si se quedaba embarazado otra vez, ya no podría deshacerse de JongIn nunca más, que sería incluso capaz de mudarse a vivir a Banfield, o de insistir en que volvieran a casarse y en que Kyungsoo volviera a Pilar.
«No, no, no, no, no». Kyungsoo negó con la cabeza mientras miraba a su alrededor para asegurarse de que no se olvidaba nada en aquella habitación. El celular, el reloj, un arete...
-Creo que subestimas tu atractivo -comentó JongIn, al parecer, ajeno a su estado.
Kyungsoo lo miró una vez más antes de darse la vuelta y dirigirse hacia la puerta.
-Kyungsoo -ya tenía la mano en la chapa, pero se detuvo. No se volteó a mirarlo, pero esperó a que JongIn continuara hablando -. Te veré en la panadería mañana por la mañana a primera hora, a las ocho. Quiero que Jongsoo esté contigo.
Kyungsoo sintió un escalofrío, no supo si de asco por tener que volver a verlo, o de alivio porque sólo le hubiera pedido aquello. Asintió con brusquedad, abrió la puerta y salió al pasillo.
-Y quiero saberlo en cuanto tú lo sepas -continuó él, haciendo que se detuviera por segunda vez.
-¿Enterarte? -repitió Kyungsoo.
-De si vamos a darle un hermanito a nuestro hijo dentro de unos meses.
[•••••]
La tía Shinhye y Kyungsol llegaron con Jongsoo a las cinco de la mañana
a La Tiendecita Dulce. Mientras Shinhye y su sobrino se preparaban para abrir, Kyungsol intentó no pensar en JongIn, aunque no pudo evitar preguntarse cómo había podido meterse en semejante lío.
Su vida parecía haberse convertido de repente en una novela mexicana, y lo peor era que sabía que esas historias eran interminables.
Por desgracia, antes de que pudiera darse cuenta, los vecinos más madrugadores de Banfield estaban entrando en la panadería para desayunar. Incluso antes de que fueran las ocho, pegó la mirada a la puerta, esperando la llegada de JongIn. Pero dieron las ocho y no apareció. Las ocho y diez, y veinte, las nueve menos cuarto, y no estaba allí.
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El Amor Que Perdimos[Kaisoo]
De TodoAl encontrarse de nuevo con su exesposo, el millonario Kim JongIn no solo descubrió que se seguía sintiendo profundamente atraído por él: también que era padre. Kyungsoo estaba embarazado cuando se divorciaron, tuvo al niño y lo mantuvo en secreto...