Dos años después...JongIn recorrió la calle principal silbando y saludando a los amigos
con los que se iba cruzando.Silbando.
Jamás había silbado en el pasado, pero últimamente se había sorprendido haciéndolo en varias ocasiones.
Lo que significaba que vivir fuera de la ciudad no era tan aburrido y limitador como él había imaginado. Aunque tampoco pensara que su felicidad tuviera tanto que ver con el lugar en el que vivía, cómo vivía, y con quién.
Aupó a Jongsoo en su cadera y siguió silbando. El niño iba vestido con un jean y unas zapatillas con el logo de La Tiendecita Dulce.
Se le había ocurrido a él, además de vender por internet sus pasteles,
también vendían polos, ropa de bebé, café y tazas, e incluso llaveros.Ya que pensaba que era la mejor publicidad que podía tener Kyungsoo,
además del boca a boca.–Vamos a ver a mamá –le dijo a Jongsoo con malicia –. A lo mejor te da una galleta.
–¡Galleta! –exclamó el niño aplaudiendo.
JongIn comenzó a reír.Llegaron a la puerta de La Tiendecita Dulce y entraron en el local dedicado a la distribución.
Kyungsoo estaba detrás del mostrador, pero solo con verlos sonrió y salió.
Tenía una banda en el pelo y un delantal también con el logo de la tienda de un blanco inmaculado.–¡Mamá Galleta! –gritó Jongsoo.
Y Kyungsoo se puso en puntitas de pie para darle un beso al niño y otro al padre, claro con una mirada de recelo por el "mamá" que Jongsoohabía dicho. JongIn tan solo río un poco.
–Tengo una sorpresa para ti –anunció JongIn mientras Kyungsoo volvía detrás del mostrador.
Lo vio quitarse el delantal y buscar una galleta para Jongsoo, volver a salir y dársela.
Sin el delantal se notaba mucho más que estaba embarazado de cuatro meses. Y cada vez que veía su panza, a JongIn se le hacía un nudo en el estómago, de amor y de orgullo, y de alivio, por no haberlo dejado marchar.
Se habían comprado una casa grande y muy bonita. Además, se habían vuelto a casar, esa vez por civil y en algo muy íntimo. Sólo los habían acompañado Shinhye y Jongsoo.
Después, habían hablado de tener otro hijo. Uno con el que JongInpudiera vivir la experiencia desde el principio.
–¿Cuál es la sorpresa? –le preguntó Kyungsoo.
JongIn se metió la mano en el bolsillo trasero del pantalón y sacó un catálogo que tenía doblado. Lo abrió y se lo entregó para que lo viera.
–¡Ay, Dios mío! –gritó Kyungsoo emocionado, quitándoselo para verlo
mejor–. No puedo creer que esté terminado.Era el catálogo de La Tiendecita Dulce. JongIn también había hecho diseñar una página web y estaba buscando otros locales en alquiler para abrir más Tiendecitas Dulces en la capital.
–Y tengo más buenas noticias –agregó.
–¿Cuáles? –preguntó Kyungsoo contento.
–Jun y yo cerramos el trato esta mañana para abrir La Tiendecita Dulce en la empresa Kim.Kyungsoo no saltó de alegría, como él había esperado.
–¿Qué pasa?
–Nada, es buenísimo, pero me preocupa lo que piense tu mamá cuando se entere. Y si terminamos volviendo, como tenemos planeado...
–Ya lo sabe, se lo ha contado Chanyeol –le dijo él–. Sé que no será nunca la suegra ni la abuela perfecta, pero creo que, después de un tiempo sin tener noticias nuestras le ha quedado claro que te amo.
Eres mi esposo y no dejaré que nada ni nadie te haga daño ni se interponga entre nosotros. Ni siquiera mi mamá.Kyungsoo dio un paso al frente y apoyó las manos en su pecho.
–¿Te arrepientes? –le preguntó en un susurro.
–En lo absoluto. Sólo me importan JongSoo y tú, y este chiquitín que
está creciendo en tu panza –le dijo, acariciando la casita de su hijo–.No niego la posibilidad de arreglar las cosas con mi madre, pero no cambiaría mi vida de ahora por nada del mundo.
¿Lo entiendes?
Kyungsoo asintió despacio.
–Ahora, voy a limpiar a nuestro pequeño monstruo de las galletas mientras tú le enseñas el catálogo a tu tía. Con un poco de suerte se pondrá de buen humor y se quedará con JongSoo esta noche.
–¿Por qué? –le preguntó Kyungsoo.
–Porque tengo ganas de algo dulce.
Kyungsoo inclinó la cabeza y le dedicó una seductora mirada.
–Y, estás en una panadería. Hay dulces por todas partes.
–Lo que yo quiero no está en el catálogo.
–O sea, que quieres hacer un pedido especial.JongIn asintió.
–Entonces es tu día de suerte, porque gracias a mi esposo, hacemos pedidos especiales. Aunque tendrás que pagar un precio especial por el envío.
JongIn hizo una mueca y dijo en voz baja.
–No hay ningún problema. Por si no lo sabías, soy rico.
Kyungsoo sonrió y lo abrazó por el cuello.
–Yo también –murmuró.
Y ninguno de los dos hablaba de dinero.FIN
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El Amor Que Perdimos[Kaisoo]
De TodoAl encontrarse de nuevo con su exesposo, el millonario Kim JongIn no solo descubrió que se seguía sintiendo profundamente atraído por él: también que era padre. Kyungsoo estaba embarazado cuando se divorciaron, tuvo al niño y lo mantuvo en secreto...