Introducción

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Sumergida en la oscuridad y sin poder hacer nada, lo primero que escucho es como un hombre grita, por su tono se le nota molesto. Lo escucho por momento y luego se apaga; no soy consciente de donde estoy y quien soy, solo una calma inexpicable invade mi ser. A las voces se le suman otras una voz gruesa y grave junto a otra que es chillona en ocasiones y en otras se vuelve grave.

La primera voz que escuche parece discutir con la chillona que para responder al hombre se vuelve grave y violenta. Luego solo lo escucho a él que se le nota más débil en su tono, como si fuera a llorar. Luego a esa voz se le suman dos más, estas denotaban ser juveniles con el quiebre en su voz y llanto, sentí humedad, como si agua cayera sobre mi, pero no sabía identificar en que parte de mi cuerpo las sentía.

Las voces que antes hablan cosas incoherentes para mí empezaron a tener sentido. Pronto pude darle nombres a esas voces de personas desconocidas para mi.

-el cerdito menor de los hermanos  estaba jugando en un charquito cuando aparecio el temible lobo feroz- leía la voz que identificaba como Coqui, el cual estaba contando una historia infantil, la segunda voz que estaba con ellos se asustó y lloriqueo, lamentandose por el pobre chanchito

-No!-exclamó llorando levemente por el cerdito.- pobrecito...

-Para tarada, es un cuento nada más, no te pongas así. Hay que estar en calma Paola, leí en un artículo que las personas en coma escuchan y sienten las vibras a su alrededor, por lo que sí te pones a llorar mamucha se va a poner triste y no va a despertar más.-dijo en tono fúnebre.

-Noooo!! mamá por favor no me dejes con estos tarados- rogó la chica.

-Cortala tarada-

Una pelea se desencadenó entre ambos hermano dejando en el olvido el cuento. Pronto la puerta se escuchó cerrarse de golpe, provocando que la pelea se detenga y un suspiro de frustración se escuchó.

-Que estan haciendo!! Todo el día peleando, por una vez les pido comportense, por una vez en su vida ¿Que dijo el doctor que necesita mamá?-

-Que no la molestemos- dijieron ambos al uníso con tono monótono y derrotado

-y que están haciendo? -

-molestar- lo dijieron bajo y avergonzados.

-Se van de acá- declaró él seguido del ruido de una puerta abriéndose, las quejas no se hicieron esperar.

-no papá-

-papucho-

-se van a la escuela, vamos, no quiero más excusas-

Luego del revuelo que se escuchó, en la sala solo quedo ese hombre. Se sentó a mi derecha y lo escuchaba resoplar.

-Barba soy yo, se que siempre te pido esto, pero no puedo con los niños, así que o te los llevas a los tres o devolvemela y llevame a mí-

Es lo último que escuché antes de caer de nuevo en la oscuridad.

Por fin sentía las extremidades y percibía luz, parpadeo para ajustar la vista y poder enfocar.
Poco a poco la desorientación se empezaba a esfumar y la claridad me invadió. Pude identificar el lugar como un cuarto de hospital pero no que lugar era, dedujo que todavía estaba en su país ya que el idioma era el mismo y la televisión del cuarto mostraba un partido de Racing contra Independientes, aunque estaban en medio tiempo. Repaso la habitación encontrando a un hombre parado de espaldas a ella, parecía estar leyendo algo.
Ella aclaro su garganta cuando la sintió seca, llamando de inmediato la atención del doctor que estaba ahí.

-Despertó-declaro lo obvió, acercándose de inmediato para examinar a la paciente. Apretó un botón para llamar a una enfermera para que lo asista.

-disculpe ¿que pasó?- su voz sonaba rara y se sentía extraña con su cuerpo.

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