Capítulo 5

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Empecé mi día como cualquier otro, solo que esta vez con sumó silencio ya que Pepe entra más tarde al trabajo.

Salí a correr con fatiga mientras corría un auto, con la música de Sandro al palo, casi nos atropella. Volví, me bañe, prepare el desayunó y me vestí para salir.

Me puse unas pantimedias negras traslúcidas, una pollera de tubo negra, unas botas de tacón bajo hasta la rodilla, una remera mangas largas señida al cuerpo de color blanca con cuello de tortuga y un sweater de color arena oscuro, el cual una punta metí en mi pollera.

Deje una nota a Pepe y salí rumbo al centro. Pague las boletas que adeudamos ese mes, perdí mucho tiempo por que delante mio había unos 5 jubilados y ya saben como es, tardan mucho, por lo que mientras esperaba miraba la televisión que trasmitía un homenaje a Sandro, quien parece se retiro o murió, no lo tengo en claro.

Después de eso, fuí a una tienda de pintura y vi muestras, entre estas había un color llamado Sandro, era un rojo un tanto fuerte por lo que descarte rápidamente esa opción. Hice mi pedido, lo deje pago y di mi dirección para que lo enviaran a mi casa. Después de eso fuí a cobrar mi bono de re-vendedora y de paso retire el pedido que había hecho. Las chicas de ahí me dieron la nueva cartilla, una nueva edición limitada fue abierta, solo disponible por 2 semanas y era una edición de Sandro y sus años de gloria.

Cargue las bolsas con los productos hasta casa, deje los productos en mi armario y empecé a cocinar el almuerzo. Deje la comida para mis chiquitos y puse en dos taper mi almuerzo y el de Pepe. Deje una nota para mis hijos, le di de comer a fatiga y volví a salír, todavía me faltaba una hora para el almuerzo por lo que provecho para hacer las compras del super. Los chicos me recibieron felices y como simpre nos pusimos a charlar.

-¿Va a pintar en su casa?-

-Si Marcos, ya compre la pintura y el nailon, ahora compro la cinta de papel. Solo me faltaría el pintor.-

-Bueno, Omar tiene experiencia en eso y le vendría bien el dinero extra- me dijo Alejandro.

-¿Omar?-

-Es el chico nuevo, viene de Banfield y necesita el dinero ya que recién se está asentando. Es buen pibe- me dijo Tulio el carnicero, un hombre grande de 55 años que siempre me cuida.

Los chicos estuvieron deacuerdo con lo dicho por él, y yo como confiaba en esos jóvenes y el señor que me trata como a su hija acepté.

-Bueno, si es tan buen mozo podría traerlo a casa-

-No es justo, yo también quiero ir a su casa-reclamo Darío, el menor de todos, tenía 16 años y era hijo del verdulero, de vez en cuando reemplazaba a su padre.

-Cuando necesite a algún joven para ayudar en casa los busco muchacho- me ayudaron a llevar las cosas hasta la Caja, pague, Darío y Marcos no me dejaron cargar las bolsas por lo que salimos juntos fuera.-Muchacos esperen, vengo caminado, no pueden cargar mis bolsas hasta casa-

-Pero Omar puede ayudar-Marcos se acercó con un chico bastante alto y musculoso.-Moni el es Omar, acaba de terminar su turno y esta entusiasmado con el trabajo-

-Hola Omar, un placer, me gustaría que pintaras en casa pero no hace falta que vayas ya, todavía no tengo los pedidos, me llegan mañana-

-Solo quiero conocer el camino hacia su casa, todavía no me ubicó bien por lo que sí vamos caminado mejor, así memorizo el recorrido y de paso la ayudó con las bolsas-

-Oh sos un dulce, pero primero tengo que ir a la galería a ver a mi marido y después voy para casa- ya iba una hora tarde para almorzar.

-Suertudo -macullaron a mis espaldas. Me di media vuelta pero Alejando, Marcos y Darío miraban en cualquier dirección haciéndose los tontos.

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