Empecé como todos los días. Cuando Pepe y los niños se fueron, me prepare para visitar el trabajo de María Elena y de paso hablar con ella.
Me puse un pantalón blanco, una polera Roja, un tapado blanco de paño y unos tacos de color rojo. Tomó la cartera y agarro todo el dinero que tengo ahorrado, tome los 5 cheques que todavía no cobraba del trabajo de revendedora y $10000 en efectivo.
Ahora que tengo auto el transportarme es mucho más fácil. Llegue al banco y busque donde estacionar, al final lo dejó en un estacionamiento, pagó la tarifa y camino hasta el banco.
Cuando entró me acerco al oficial presenté.
-Disculpe oficial, me gustaría abrir una cuenta ¿con quien habló?- él me miro, era un viejito con una dulce carita.
-Por acá Señorita-me señalo un pasillo, me guió y me abrió la puerta.
-Que amable que es señor, se lo agradezco mucho-
-Por favor, es mi trabajo, ese señor de ahí va a saber ayudarla-me señalo a un hombre de traje con lentes.
-Listo, gracias, que tenga buen día- dije mientras me alejaba del señor.
-Igualmente Señorita- volvió a su puesto y yo me dispuse a hablar con el empleado.
-Buenos días, me dijeron que usted podía ayudarme- le dije de forma educada y con voz suave, el estaba leyendo unos papeles del cual no levantaba la vista. Suspiro pesada y fastidiosamente.
-Disculpe señora pero debe espera...-levanto la mirada y se quedó callado mirándome- Buenos días, disculpe mi falta de educación. Me presentó soy el Señor Verdichesqui ¿en que puedo ayudarla?- cerró la carpeta que tenía en manos y me guió con una mano en mi espalda a su escritorio.
-Me gustaría abrir una cuenta de débito, mi marido es cliente acá pero...- el me corrió la silla para que me sentará y el se sentó del otro lado- Aquí entre nos y con discreción, mi marido no es bueno administrando el dinero. Por lo que me gustaría evitar futuros inconvenientes, si usted me entiende.-
-Por supuesto, acá cuidamos su dinero y su confianza-
-Se lo agradezco, también quería pedir su discreción Sr. Verdichesqui. Le explicó, en este Banco trabaja una amiga mía, María Elena y no confío en la discreción de ella. Somos vecinas y le puede decir algo a mi familia y me gustaría evitarlo.-
-Por supuesto, soy su banquero de confianza- me sonrió cómplice.
-Perfecto -le sonreí- le tomó la palabra, de ahora en más es mi confidente -saque un papel de mi cartera- le quería hablar de un tema aparte de la apertura de la cuenta- mientras tanto él tecleaba en su computadora.
-La escuchó -dijo sin apartar la vista de la computadora- me permite su DNI -se lo pase.
-Como ya le dije, mi marido no es bueno administrando y tengo entendido y me gustaría que usted me lo confirme, que mi casa esta hipotecada-
-¿Usted es esposa de Pepe Argento?- paro de teclear rápidamente, se volteó a verme serio y yo ya sabía por que.
-No me mire así, que yo vengo para coordinar una forma de pago- de la cartera saque los 10 mil en efectivo y los 5 cheques sin cobrar. El señor cambio su cara y siguió tecleando.
-Discúlpeme, es que me deje llevar-
-No se disculpe, se la imagen que se ha ganado mi esposo, por eso tome los estribos yo, me gustaría que cualquier cosa me avisará a mí, ya sabe... Si Pepe quiere hipotecar de nuevo la casa que me avisé a mí, o si quiere un préstamo o algo por el estilo.-
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Transmigre a Casados con hijos
Ficción GeneralDespués de una vida en soledad jamás pensé que terminaría acá y menos en las condiciones en la que las hice. Jamás esperé ocupar este lugar. Pero acepté mi actual realidad rápidamente, no tenía un pasado que lamentar dejar atrás. Ahora soy madre y...