Capítulo 7

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Empecé como todos los días. Cuando Pepe y los niños se fueron, me prepare para visitar el trabajo de María Elena y de paso hablar con ella.

Me puse un pantalón blanco, una polera Roja, un tapado blanco de paño y unos tacos de color rojo. Tomó la cartera y agarro todo el dinero que tengo ahorrado, tome los 5 cheques que todavía no cobraba del trabajo de revendedora y $10000 en efectivo.

Ahora que tengo auto el transportarme es mucho más fácil. Llegue al banco y busque donde estacionar, al final lo dejó en un estacionamiento, pagó la tarifa y camino hasta el banco.

Cuando entró me acerco al oficial presenté.

-Disculpe oficial, me gustaría abrir una cuenta ¿con quien habló?- él me miro, era un viejito con una dulce carita.

-Por acá Señorita-me señalo un pasillo, me guió y me abrió la puerta.

-Que amable que es señor, se lo agradezco mucho-

-Por favor, es mi trabajo, ese señor de ahí va a saber ayudarla-me señalo a un hombre de traje con lentes.

-Listo, gracias, que tenga buen día- dije mientras me alejaba del señor.

-Igualmente Señorita- volvió a su puesto y yo me dispuse a hablar con el empleado.

-Buenos días, me dijeron que usted podía ayudarme- le dije de forma educada y con voz suave, el estaba leyendo unos papeles del cual no levantaba la vista. Suspiro pesada y fastidiosamente.

-Disculpe señora pero debe espera...-levanto la mirada y se quedó callado mirándome- Buenos días, disculpe mi falta de educación. Me presentó soy el Señor Verdichesqui ¿en que puedo ayudarla?- cerró la carpeta que tenía en manos y me guió con una mano en mi espalda a su escritorio.

-Me gustaría abrir una cuenta de débito, mi marido es cliente acá pero...- el me corrió la silla para que me sentará y el se sentó del otro lado- Aquí entre nos y con discreción, mi marido no es bueno administrando el dinero. Por lo que me gustaría evitar futuros inconvenientes, si usted me entiende.-

-Por supuesto, acá cuidamos su dinero y su confianza-

-Se lo agradezco, también quería pedir su discreción Sr. Verdichesqui. Le explicó, en este Banco trabaja una amiga mía, María Elena y no confío en la discreción de ella. Somos vecinas y le puede decir algo a mi familia y me gustaría evitarlo.-

-Por supuesto, soy su banquero de confianza- me sonrió cómplice.

-Perfecto -le sonreí- le tomó la palabra, de ahora en más es mi confidente -saque un papel de mi cartera- le quería hablar de un tema aparte de la apertura de la cuenta- mientras tanto él tecleaba en su computadora.

-La escuchó -dijo sin apartar la vista de la computadora- me permite su DNI -se lo pase.

-Como ya le dije, mi marido no es bueno administrando y tengo entendido y me gustaría que usted me lo confirme, que mi casa esta hipotecada-

-¿Usted es esposa de Pepe Argento?- paro de teclear rápidamente, se volteó a verme serio y yo ya sabía por que.

-No me mire así, que yo vengo para coordinar una forma de pago- de la cartera saque los 10 mil en efectivo y los 5 cheques sin cobrar. El señor cambio su cara y siguió tecleando.

-Discúlpeme, es que me deje llevar-

-No se disculpe, se la imagen que se ha ganado mi esposo, por eso tome los estribos yo, me gustaría que cualquier cosa me avisará a mí, ya sabe... Si Pepe quiere hipotecar de nuevo la casa que me avisé a mí, o si quiere un préstamo o algo por el estilo.-

Transmigre a Casados con hijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora