Capítulo 10

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Mama estaba de visita, le ordene el altillo para que durmiera ahí.

Al final, no me gustaba que se fuera en ómnibus y la llevé en mi auto a Santa Fe.

Cuando llegue a Santa Fe dormí una noche en la casa de mis papás para al otro día volver a capital, pero mi padre interrumpe mis planes y me quedé un día más. Pepe por teléfono se le escuchaba entusiasmado por algo que no me quería contar, decía que era una sorpresa.

En cuanto llego a casa me encuentro con una situación un tanto extraña, la policía y un vehículo del neuropsiquiátrico municipal estaban estacionados a las afueras de mi casa.

Estacionó junto al chevi que también está estacionado afuera. Bajo del vehículo y corro a la entrada de la casa pero antes de poder salir me encuentro frente a unos enfermeros que sacaban a un hombre a la fuerza. Un hombre que agradecí que no fuera Pepe seguido de dos oficiales, uno de ellos de cara conocida, el oficial Miñona.

-Oficial Miñona-salude un tanto asustada, no por el hombre sino por el posible motivo por el que estaba allí.

-Mónica- se sacó los lentes de sol que tenía puesto- que gusto verte ¿que haces acá?-

-Yo vivo acá Miñona ¿que pasó?- uno de mis movimiento para poder limpiar un poco el prestigio Argento fue donar plata a las estaciones de Bomberos y Policía. Me hice amiga de algunos oficiales, los contactos no me vienen mal ya que en un futuro trabajaré con ellos en mi profesión.

-Debí haberme dado cuenta por el estilo, es una hermosa casa Monica- me sonrió suavemente-No te angusties, tu familia esta bien, lo que pasa es que un paciente del neuropsiquiátrico municipal se escapó y se hizo pasar por vendedor en una concesionaria de autos. Robo un auto importado y por razones que desconocemos, y que seguro carecen de lógica alguna, lo estacionó en tu garaje. Tu...esposo... Va a tener que testificar nada más. Vamos a mandar una grúa por el auto, cualquier cosa que te halla roto me avisas y yo se lo hago saber al neuropsiquiátrico que esta cubierto por el seguro ¿si?-

-Si, gracias por tu amabilidad Miñona-

-No te preocupes, adiós Mónica, que tengas buenas tardes-

-Chau oficial, gracias por sus servicios- hice una reverencia exagerada y teatralizada, escuche algunas risas las cuales acompañe y me fui hasta la puerta.

Pero una vez más no llegue a tocar la puerta que esta se abrió. Unos gritos venían de adentro de la casa, por esta se asomó un cansado y triste Pepe vestido con el traje que le compré hace poco. Este levanto la vista al ver unas piernas en su camino. Cuando se encontró con la mirada de su esposa preocupada agradeció a Dios que haya vuelto a casa en el momento que más la necesitaba. Sin esperar más la abrazó con todas sus fuerzas y Moni no pudo evitar angustiarse al verlo así.

-Amor... ¿Que pasó?- Pepe solamente sacudió la cabeza, dentro de la casa escuchaba las voces de Dardo, María Elena, Coqui y Paola discutiendo.- ¿Queres que vayamos a un lugar más tranquilo?- cuando este asintió lo guíe hasta mi auto y lo senté en el asiento del copiloto- espérame acá Pepe, vuelvo en 10 minutos- antes de que pudiera cerrar la puerta, Pepe tomó la mano de Moni, y sin mirarla le dijo.

-Lo perdí todo... -

-¿Que perdiste Pepe?-

-Los ahorros de toda mi vida... Tenía diez mil, se los di para el auto y el dijo que lo iba a tener pero... Pero... - la voz de Pepe se quebró y yo lo volví a abrazar.

Transmigre a Casados con hijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora