Coma

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- Yo...- Tartamudeé. Se me acercó y me tomó de las mejillas.

- ¿Estás segura de que no vas a decirme nada? –

Estábamos tan cerca, la tensión se apoderó del ambiente.

- Ni siquiera sabía que tu novia vivía allí. Solo me paré a fumar. – Dije con inocencia. Puso una mano suya en mi pierna derecha, tenía la sensación de que iba a subir, me puse demasiado nerviosa.

- No te creo. – Concluyó. – Dime, Isa, ¿Tú estabas espiando a mi novia? –

No supe que decir, pero pensé una vez más en lo que me había dicho Axl.

"Se lo dirás tú".

- Sí, Iz, la espiaba. Pero tengo una explicación ¿sabes? –

- Lo único que sé es que los celos se te notan de aquí hasta el otro lado del país. –

- ¿De qué celos hablas? No podría celar a una zorra como ella. – Me sacó de quicio, en realidad quería hacerme la "superada", dejé de mirarlo. Sus manos pasaron directamente a mis muñecas y quedó arriba mío, con nuestras caras casi chocándose. Me moría por tocar su cabello, o todo de él, pero no podía.

- Iz, suéltame. – Ordené.

- No será tan fácil, bonita. – Susurró en mi oído. – Aun así, no haría nada que no quisiera Ángela. –

- ¡ELLA TE ENGAÑA IZZY! – Le grité y el alterado fue él. Me soltó de a poco.

- ¿Cómo dijiste? –

- Que ella...-

- NI SE TE OCURRA VOLVER A HABLAR ASÍ DE LA MUJER QUE AMO. – Se puso de pie y yo hice lo mismo.

- Entonces la amas...- Mi cara lo reflejaba todo. – Pero ella no a ti, y lo sabes bien. –

- No te creo Isa. Vete de mi casa. – Empezó a fumar.

- Muy bien, maldito estúpido. Averígualo por tu cuenta. – Tomé mis cosas y me marché dando un portazo. Ahora hacía frio, soltaba humo por la boca y mis ojos estaban llorosos. Todo empezó a verse borroso hasta que solté una lágrima, luego dos. Me senté en un lugar porque no podía parar de llorar. Miré mi reloj, eran casi las tres de la mañana y esa calle era muy peligrosa.

Seguí llorando hasta que alguien me apuntó con un arma.

- Dame absolutamente todo lo que tengas, maldita zorra. – Era un chico encapuchado, se había sentado justo al lado mío, me quedé en shock. Realmente no tenía nada más valioso que mi reloj o mi chaqueta que era cara.

Me obligó a quitármela y le di todo lo de valor. Ahora sí que me estaba muriendo de frio, luego de ese susto comencé a mirar mis brazos, el ladrón aún seguía a mi lado.

- ¿De dónde eres? ¿Eh, linda? –

- Suéltame, por favor, ya te di todo. –

- No, todo no. – Colocó una mano sobre mi falda. Quería correr terriblemente, no me importaba incluso si me pegaba un tiro. No pasaba ningún auto, así que podía correr perfectamente por toda la calle.

Estaba tan asustada, lo único que quería hacer era morir. Pero luego de lo ocurrido con Izzy quise defenderme, defenderme de todo lo que yo no puedo. El sentimiento de hambre de poder y de hacerle pasar a este maldito que amenazaba mi vida se volvieron cada vez más grandes.

Acto seguido, puse una navaja que siempre llevaba conmigo en el cuello de mi asaltante, este se asustó de verdad y soltó el arma. Se fue corriendo con todo lo que me había robado.

Así fue como terminé con dos cosas en las manos que podían matarme, o, mejor dicho, así fue como terminé desangrándome en las calles de Los Ángeles, con frio y sin nadie que me llevara al hospital.

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Lo último que escuché fue a alguien llamando a una ambulancia, diciendo que había sido intento de suicidio. No lo fue, me excedí bastante y no pude controlar la situación.

Ya no tenía nada.


𝐌𝐫. 𝐁𝐫𝐨𝐰𝐧𝐬𝐭𝐨𝐧𝐞 ༄ 𝗜𝘇𝘇𝘆 𝗦𝘁𝗿𝗮𝗱𝗹𝗶𝗻 ༄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora