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He cambiado de opinión, creo que lo mejor fuese sido haber aceptado ese desayuno a Mike y luego haber venido o incluso haberme quedado en la residencia adelantando clases, pero esto no. Definitivamente no es lo mío.

Frente al mostrador espero a Trish con la cara escondida entre mis manos, llevo mas de media hora opinando sus oufftin que siempre resultan quedandole espectaculares, pero ya me estoy mareando de oir cuan marca de ropa aparezca y tantos colores de cada prenda.

Por fin Trish sale y me pongo de pie para ayudarle a recoger todas las bolsas que hay a mi lado, salimos del negocio, ella con una gran sonrisa y yo con mi rostro lamentable.

A este paso quedare tirada en medio del centro comercial lamentandome por mi pésima idea de haber venido con mi amiga, no se que obsesión tiene con la ropa, pero a veces quisiera tirarme del tercer piso para poder librarme de tan lamentable situación. Creo que será una de las pequeñas ventajas que tendrá un hombre conmigo cuando venga a comprar algo y me acompañe, pero con Trish deberá de tener tanta paciencia o probablemente deberá de tener el mismo gusto por la ropa como a ella.

Pasamos por una tienda de ropa interior y ella se queda mirándola con atención.

—¿Compraras? —Pregunto mirando la tienda —Yo debo comprarme también.

Y es que me avergüenza mi ropa interior, nada de encaje, nada bonito, solo muñequitos y flores. No se como Alex y Axel no se han reido de mi miserable ropa interior.

Aunque bueno, no he visto que ellos se burlen de nada que tenga que ver conmigo, ellos son pacientes y comprensibles algo que de mucho o poco estoy agradecida.

—Si, pero conozco una tienda mejor —Empezamos a caminar hablando de trivialidades y a trivialidades me refiero a mi amiga nombrando ligues, sexo y su vida libertina que tanto le gusta —Anne, en ésta tienda también debo de comprar unos juguetes.

Me detengo en seco y volteo a mirarla lentamente con los ojos encerrados. ¿Qué está tramando?

—¿Juguetes? —Murmuro.

—Si, mis consoladores ya necesitan cambio de baterias o probablemente me compre uno nuevo —Abro mis ojos como platos y mi rostro se enrojece como tomate —Creo que tu deberías comprarte uno también, ¿No crees?. Ya es hora de que empieces a experimentar.

Me quedo en silencio y la sigo a unos pasos atrás, consoladores, recuerdo que nombraron eso en la clase de educación sexual, quita el estrés y calma el cuerpo. Creo que deberé aceptar, no es que sea algo malo hacerlo ¿Verdad?.

Además Trish tiene razón debo experimentar con mi cuerpo y ¿Qué mejor manera que con juguetes?, recuerdo que Alex me dijo que conociera mi cuerpo y aprendiera los lugares que más me gustan para decirle al chico con el que estuviera para ese entonces. ¿Lo estaré alguna vez con él?, ¿Con Axel?, ¿Con los dos?. En estos momentos no puedo elegir a ninguno de los dos, a pesar de que tengan personalidades diferentes no podria elegirlos a ninguno sin lastimar al otro, así que que sea lo que tenga que pasar y además aún no estoy preparada para dar ese paso.

Entramos y dejamos todas las bolsas en el mostrador, Trish agarra una cesta y yo otra, Marcus me ha depositado mi sueldo de esta quincena, por lo que no me preocupo por el dinero.

Pasamos por la cortina que tapa la ropa interior y me quedo estática ante lo que presencia mis ojos. Rojo con negro, lencería muy provocativa, ropa interior diminuta, juguetes sexuales como los que vi en el salón de juego de Alex, cadenas, correas, latigos, consoladores y demás.

—Trish... ¿A dónde me has traido? —Murmuro entre asustada e impresionada.

—Anne, por el amor a Dios, camina —Parpadeo varias veces y camino detras de ella —No puedo creer que aún seas inocente y nunca allas visto esto.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora