Chapter VIII☁️

476 39 2
                                    

-Ahí podrás empezar algunas pruebas cuando estemos en temporada de prácticas. Este año será más sencillo llegar a este nivel, por lo que iremos probando contigo y los nuevos alumnos durante el curso.
Asentí y seguí mirando y oyendo todo lo que Nadine, una mujer de la asociación, me decía.
Por lo visto los puestos no estaban muy solicitados y había relativamente pocos alumnos este año. Según Nadine, la mayoría prefieren una buena Universidad para ejercer como psicólogos.
Yo hubiese hecho lo mismo, pero no creo que con mi situación pueda acceder a una, y todo lo que estaba pasando era demasiado para mi, así que me decanté por lo fácil.
Seguí informándome de todo lo que ella me decía, y finalmente llegamos a mis clases.
-La mayoría ya llevan aproximadamente una semana aquí. Así que deberías pedir algunos apuntes y todo lo que te sea necesario. Tus dos enseñantes ya saben que no pudiste venir porque estabas enferma, así que no te preocupes por eso... Y...um... Katherine ya sabe que estás aquí, y me ha contado un poco de la... Situación. Solo quería decirte que no te preocuparas.
Sentí como el rubor subía por mis mejillas y bajé la vista.
-No hay problema -murmuré.
Las puertas del aula estaban abiertas y había dos chicos dentro, uno sentado sobre la mesa, y el otro de pié. Ambos estaban riéndose a carcajadas por algo y dándose algunas collejas "amigables"
Tenía bastante miedo de entrar, y de no caer bien, o de hacer el ridículo.
Seguía notando la sangre hirviendo por mis mejillas y me mordí el labio. Mi corazón aumentó el ritmo de sus latidos y podía notar mi respiración ligeramente agitada por los nervios.
Los dos chicos no fueron conscientes de que entré en el aula hasta que cogí unos folletos sobre la mesa, los cuales Nadine me había dicho que había dejado allí para mí.
Al parecer el ruido de los papeles los hizo girarse. Un chico de cabello rubio muy corto, rapado por los lados y vestido de negro se acercó a mí.
Venía directo con una sonrisa de lado y los ojos entrecerrados.
-Hola, no te he visto por aquí -sonrió y me tendió la mano-. Soy Eric.
-Jolene -intenté sonreír y agité su mano cordialmente.
-Eric, ¿ya estás molestando? -preguntó el chico moreno, también de pelo corto, vestido con una sudadera gris que ponía "WAR ISnt OVER"
-No molesto. Es mi amiga. ¿A que sí, Joddie? -dijo Eric.
Enarqué una ceja.
-Me llamo Jolene.
-Por supuesto que sí -Eric pasó su brazo por mi hombro-. Y es un nombre precioso. No como el de mi amigo. Dime, ¿quién llama a su hijo Neil?
-Eric, te las estás buscando -dijo el tal Neil señalando a Eric en modo amenazador.
No pude evitar reírme ante la extraña relación que ambos tenían.
-Soy Neil -se presentó y me tendió la mano-. ¿Coincides conmigo en que mi madre escogió el mejor de los nombres?
Reí.
-Por supuesto, Neil es bonito.
-Eso ha sido como una puñalada en el corazón, Jenna -Eric puso una mano en su pecho haciéndose el ofendido.
-Jolene -repetimos Neil y yo a la vez.
-Por supuesto, Jolene. ¿Cómo es que no te he visto por aquí antes, Jolene? Ya sabes, Jolene, hace una semana que empezamos las clases, y yo no te he visto, Jolene. ¿Has visto tú antes a nuestra amiga Jolene, Neil?
-Eric, ahora le estás gastando el nombre, ¿no crees, Eric? -se burló Neil.
-Es para memorizármelo -me guiñó un ojo-. Oye, ¿y por qué tus padres no te llamaron Jaleen?, ya sabes, suena muy parecido.
-No lo sé. Tal vez creyeron que la gente como tú está dejando la letra O demasiado de lado.
-Touché, Jolene -dijo Eric y los tres reímos.
En ese momento una chica entró en la sala.
Era rubia, igual que yo, y con ojos azules, que yo envidiaba, pues tenía unos ojos marrones brillantes.
-¿Con quién habláis, idiotas? -preguntó con una voz demasiado aguda.
-Con nuestra amiga Jolene -respondió Eric.
La chica me miró de arriba abajo e hizo un gesto de desagrado.
-¿Y tú eres? -preguntó enarcando una ceja.
-Jolene -respondimos Eric y yo a la vez.
-Iba a llamarse Jaleen, pero a sus padres no les gustaba la letra A -intervino Eric y Neil y yo no pudimos evitar reír.
-Ahá -dijo y se marchó con una risa burlona.
-Wow -Neil resopló y ambos me miraron-. No le has caído muy bien.
-Lo he notado... Ligeramente -ironicé.
-No te preocupes, Jow. CeCe no se lleva bien con nadie. De hecho no sé que hace aquí. Su papi es probablemente el hombre más rico de Seattle -contestó Eric.
-¿Jow? -pregunté y él sonrió-, ¿y qué hace aquí y no en una Universidad si su papi está forrado?
-La echaron de la fraternidad. No sé por qué ni quiero saberlo, pero digamos que tenía fama de ser la más guarra ahí -dijo Neil.
-Bueno, eso no tiene nada que ver. No deberían echarla por ese simple hecho, es libre de hacer lo que qu...
-No, no, Jolene -interrumpió Eric-. ¿Sabes lo que es el escándalo público?
Mis ojos se abrieron, al igual que mi boca.
-Sí, y como sabemos su reputación se rumorea que... -dejó caer Neil.
-Estaba follando en la calle -terminó Eric.
-Eres soez -le contestó él.
Eric se encogió de hombros.
-Wow. Ya le vale a la tal CeCe -dije.
Más personas empezaron a llegar y Neil y yo nos sentamos juntos, porque Eric quería sentarse con una chica a la que le había echado el ojo.
-Está perdido -afirmó Neil.
-¿Tu crees?
-Es lesbiana.
-Dios -me sorprendí-. Debemos decírselo antes de que diga cualquier tontería.
Neil soltó una risita.
-Jolene, él ya lo sabe.
-¿Y lo intenta igual?
-La esperanza es lo último que se pierde -carcajeó.
La puerta se cerró y una mujer pelirroja de pelo corto y ojos grandes y verdes entró al aula.
-Buenas, soy Valentina -dijo con acento español-, Katherine no ha podido venir, así que a partir de ahora es probable que repartamos las clases entre ella y yo. Más o menos os conozco a todos -dijo visualizando los rostros y se paró en mí-. Oh, a ti no. ¿Puedes decirme tu nombre? -preguntó amable.
-Se llama Jolene -contestó Eric.
Neil y yo escondimos las risas.
-Oh, sí, Jolene. Katherine ya me ha informado -sonrió y cogió unos papeles-. Bien, hoy os enseñaré algunos planos que debéis estudiar sobre el cerebro humano. Luego pondremos a prueba esto con unas consultas virtuales.
-¿Virtuales? -preguntó alguien.
-Hablaréis con una especie de máquina por un teclado, y depende de lo que digáis sacaréis buena o mala puntuación, por eso debemos prepararnos bien.
Y como Valentina dijo, explicamos todas las partes esenciales del control del cerebro humano. Hicimos algunos esquemas y trabajamos en grupos.
Me gustaba el ambiente que había porque no era como una clase en la que estabas obligada a escuchar. Si no que la profesora hablaba todo sobre lo que querías saber y todos antendíamos y consultábamos nuestras dudas, las cuales ella contestaba amablemente, y después lo poníamos en práctica en los grupos. Me sentía segura y me lo había pasado muy bien.

Volví al apartamento contenta por mi amistad con Neil y Eric. Metí la llave en la cerradura y cuando entré todo estaba patas arriba. Me tembló el cuerpo y consideré huír y gritar auxilio por toda la ciudad, pero mis piés me traicionaron y estuve a punto de caer al suelo.
No se escuchaba nada, todo era silencio.
Mi respiración resonaba por todo el apartamento y fuí consciente de que si verdaderamente había alguien, me estaría escuchando jadear.
Me atreví a dar un paso hacia delante y me introducí en el salón.
Nada.
Seguí caminando hasta revisar la cocina, el cuarto de baño y mi habitación.
Nada.
No había nadie, era evidente.
Pero, ¿qué clase de persona se queda tranquila sabiendo que han entrado en su apartamento en las últimas ocho horas, y puesto todo patas arriba?
Fueron necesarios unos minutos para percatarme de que la piedra azul no estaba sobre mi mesa, y tampoco la carta que había recibido.
No lo entendía.
Esa carta no tenía importancia.
Podrían haberse llevado todo el dinero que tenía a la vista, o cosas de valor. Pero no. Se habían llevado mi carta y mi piedra.
No me sentía segura, tenía que cambiar la cerradura lo antes posible, pero a aquellas horas ningún cerrajero estaría disponible.
Me dispuse a llamar a alguien que me proporcionaría ayuda.
-¿Niall? -pregunté en cuanto me respondió al teléfono.
-Sí, Len, soy yo. ¿Ocurre algo?
-T-Tal vez... -titubeé- S-Sí, ayúdame.
-¿Qué quieres decir?, ¿qué ha pasado, dónde estás, Jolene?
Su respiración se agitó cuando no fui capaz de responder.
-Jolene, ¿estás ahí?, escucha... No puedo ayudarte si no sé dónde estás, ¿vale?, estoy cogiendo el coche, dime dónde estás, por favor.
-En... Casa -logré decir.
-Voy ahí enseguida, no te muevas, todo va a estar bien, te lo prometo.
Y con eso colgó el teléfono.
Sentí pena por hacerlo preocuparse.
Debí haber respondido antes, pero no pude apartar la vista cuando noté que algo más faltaba. Algo importante.
El collar de mi abuela, junto con su foto, no estaban.
Las únicas cosas que conservaba de ella no estaban.
Cuando las lágrimas comenzaron a caer recibí un mensaje.
"Yo 1, Jolene 0"

Aquí está el capítulo... Quería preguntaros si es que últimamente no os ha gustado la novela, porque recibo bastantes visitas (relativamente) pero votáis menos que antes. Si lo leéis, os pido por favor que votéis, porque es lo que a mi me anima a seguir escribiendo. Y también podríais comentar... Bueno, aquí tenéis el capítulo como cada Domingo. Votad y comentad, gracias

FILMS {Harry Styles, a.u}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora