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 Desde muy pequeño, Baekhyun tuvo la mayoría de las cosas que quiso, su familia tenía un buen sustento económico, su padre trabajaba en el banco, y su madre era una diseñadora de ropa con renombre en el país. Aunque se hayan divorciado cuando Baekhyun tenía doce años de edad, no sintió un gran cambio en su vida y relación con sus padres; no los veía mucho, pero no significaba que no los quisiera por ello, sabía que tenían que trabajar y el tiempo que le dedicaban algunas semanas, era suficiente para él. Además, su madre como muchas otras que se separaban, intentaba llenar su espacio o amor maternal faltante con regalos; los mejores y más exclusivos diseños casi siempre caían en manos de Baekhyun, quién ahora tenía un extenso guarda ropas.


El tiempo de disfrute con sus padres era reconfortante, a pesar de tener ya quince años, él disfrutaba de sus viajes en familia, sobre todo cuando eran a otro país, ya que siempre volvía con algún objeto exótico. Tenía un bonsái en su pieza que era casi su todo en aquel lugar, le encantaba mirarlo todos los días y soñaba con disminuir más aún su tamaño para así poder colgar un columpio en una de sus ramas y disfrutar del vaivén.

Baekhyun tenía un círculo grande de conocidos, se le daba bien comunicarse con las otras personas, hablar y hacer bromas era uno de sus mejores pasatiempos —si se le podía llamar pasatiempo ha aquello—. Sin embargo, él sabía que podía contar con sus dedos a sus mejores amigos. El mejor de ellos era, Do Kyungsoo, su amigo de igual estatura y, aunque su humor no fuera en nada parecido al de Baekhyun, este mismo le había tomado un gran cariño, ya que, sabía que debajo de ese caparazón duro de cierta indiferencia y falta de interés por las personas, había un chico cariñoso y que le encantaba cantar —aparte de tener una excelente voz—, le gustaba ver la cara de molestia de su amigo cuando lo metía junto a él en ciertos líos, que luego Kyungsoo tenía que ayudar a resolver.

A Kyungsoo por su lado, no le molestó —demasiado— cuando el chico que no dejaba de hablar de su clase, comenzó a hacerlo con él, preguntándole un sinfín de cosas. Pensaba que de un momento a otro se cansaría de que no le respondieran, y se iría como lo habían hecho ya muchos otros de sus compañeros en un intento de entablar conversación con el chico que siempre estaba entre los cinco mejores promedios del colegio. Y quizás sea por esa razón que Kyungsoo pensaba que todos aquellos que se molestaban en hablarle, querían precisamente hablar con él, sabiendo que después estarían pidiendo ayuda, pero no de la ayuda de estudiemos-juntos-para-el-examen, no, era la sutíl manera en la que le decían haz-la-tarea-por-mí, lo que no le agradaba.

Baekhyun nunca pidió a Kyungsoo que le pasará la tarea —solo unas pocas veces que fue de urgencia—, porque ya tenía a varios quienes se la ofrecían siempre. El ser de los chicos más populares de la escuela le tendía beneficios, varios querían ser de los amigos de Baekhyun, o por lo menos que este recordara su nombre y les respondiera el saludo, sobre todo poder sentarse con él y sus otros amigos —que también eran de los más populares, por diferentes motivos— en la cafetería del colegio. Cuando Baekhyun quería algo, siempre había alguien que lo ayudase con aquello que quería. Para él, el colegio era genial, aparte de su habitación, no había mejor lugar para él, porque parecía tener una horda de personas alrededor que solo querían complacerlo.

A principios de año —de su primer año en secundaria—, Kyungsoo no estaba en su misma clase, su mejor amigo había sido asignado a otro curso, junto con Jongin y Yixing y, para desgracia —aunque no tanta— de él, estaba solo en aquel curso que le había sido asignado, sin ninguno de sus amigos más cercanos. Estuvo quejándose la mayor parte de la mañana con sus amigos cuando vieron el tablero de quienes estaban en los salones, incluso tuvieron que detenerlo para que no fuera con el director y reclamar que lo cambiaran junto a sus amigos. A pesar de estar separado de ellos, no le faltaron personas con las quién entablar conversación.

ChanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora