𝔼𝕝 ℂ𝕠𝕟𝕕𝕖 𝕁𝕖𝕠𝕟 → KOOKMIN → OMEGAVERSE

Preguntas / cinco

CAPITULO 5  - Preguntas inocentes 

"Me detendré un momento para pedir un poco más de vino... ¿quieren?" - el viejo preguntó sin quitar la vista de los vasos sobre la mesa.

" Si, nos encantaría señor" - el omega respondió entusiasmado. 

"¿Tú siempre respondes por tu novio?" 

"Si claro, aquí mando yo. Mi beta siempre obedece" - Taemin respondió con seguridad, mientras Minho gruñía molesto, pero sin oponerse a sus dichos.

"Bien omega, dime tu nombre y el de tu beta también"          

"Yo soy Lee Taemin y él es..."

"Yo soy Choi Minho. Ya déjame hablar un poco a mi" - Minho respondió algo molesto, pero sin borrar la sonrisa de su rostro - "¿No cree que es algo tarde para preguntar nuestros nombres?"

"No joven, claro que no... esta historia recién comienza y yo tengo las respuestas que ustedes buscan"

🎻   

Una debilidad tan presente, ligada completamente al peligro. Eso era Jimin para el Conde.

El omega deambulaba por la mansión junto a Taehyung y a Yoongi a diario. Desfilando con su esbelto cuerpo, provocando con su dulce aroma, y mostrando su nuevo color de cabello: rosado. Combinaba a la perfección con su frutilla y chicle, que tan loco lo traían. Taehyung había hecho un gran trabajo con los tintes naturales sobre su cabello, era un experto en aquello y en el cuidado de la piel, ya que antes trabajaba junto a omegas que prestaban servicios en los burdeles del Norte. 

Jungkook sabía que cada vez que Jimin ingresaba a su cuarto, podía ser la última vez. Estaba obligado a bajar sus defensas y a dejar salir a su lobo por unos minutos. El alfa se sentía tranquilo con solo disfrutar del aroma del omega... aunque sabía que éste en el fondo no estaba del todo feliz con su presencia. De todas maneras, cumplió con la promesa de no herir a los pájaros. Incluso el pelirosa había conseguido dos compañeritos más, que cantaban y revoloteaban dentro de la jaula de su habitación.

Habían permanecido juntos toda la noche gracias a que Jungkook había suspendido su última expedición hacia el oeste y a que sus soldados se encontraban entrenando y detallando su próximo ataque al Sur. El ambiente en el ejército era sombrío, todos sabían lo que se aproximaba y, aunque tenían miedo, ninguno iba a abandonar al Conde, serían leales hasta el final.

Pero Jungkook no tenía miedo, ni siquiera los fuertes vientos y la abundante tormenta lo hacian temer, porque él no le temía a nada, mucho menos a la guerra que rondaba cerca.

Recostado en la cabecera de la amplia cama, completamente desnudo y con Jimin entre sus piernas se mantenía callado fumando su quinto cigarrillo de la noche. Buscó al pelirosa con la mirada, pero el cuerpo del omega yacía hundido y perdido entre las sábanas. Éste se dejaba mimar lo suficiente, al menos esa noche donde el frío podía calarse en sus huesos, y su temperatura le resultaba indispensable. Dos ojos grises y saltones aparecieron entre la tela blanca, las manos inquietas del pequeño pelirosa se encontraron delineando con paciencia los músculos de su abdomen.

Jimin estaba más cariñoso que de costumbre y, aunque Jungkook sospechaba que se comportaba así solo por temor, intentaba creer que lo hacía por puro deseo... y por la jodida sensación en el pecho que a él lo estaba volviendo loco.

Tiró el cigarrillo hacia un lado cuando las manos de Jimin se afianzaron a sus muslos. No sabía hasta donde quería llegar pero él no estaba dispuesto a negarse a nada. Moría por volver a sentirlo, aún cuando habían estado follando durante todo el día y la noche de esa fecha de invierno.