𝔼𝕝 ℂ𝕠𝕟𝕕𝕖 𝕁𝕖𝕠𝕟 → KOOKMIN → OMEGAVERSE

El Conde / Quince

Capítulo 15 - El Conde de la Muerte

Parte 1

La condesa se sintió distinta al despertar, el Conde, destruido y arrepentido.

Los sirvientes tuvieron la necesidad de comunicarle a Jungkook que Jimin se había ido... y saltear por supuesto los pequeños detalles de lo que había quedado en la habitación.

Jungkook perdió la cabeza. Destruyó todo lo que encontró a su paso, incluyendo las decoraciones más caras que encontró en las habitaciones principales. No hubo modo de detenerlo. El alfa se transformó, colapsó.

"Si lo encuentran lo traen aquí... ¡como sea!"

Esas fueron las únicas palabras que el Conde pudo emitir al enterarse.
Taehyung sintió una enorme tristeza, los otros callaron y se sintieron totalmente culpables. Yoongi ni siquiera intentó entrar al cuarto vacío, ya que sentía ese gusto amargo en la lengua... que le confirmaba que Jimin no volvería y que era nada más ni nada menos que su culpa.

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Y en una de las tantas tardes que vinieron...

El conde se quedó en su habitación, hasta que decidió que era el momento de retomar muchas de las cosas que había dejado olvidadas. Volvió a las andadas militares luego de bastante tiempo y So Hee, comenzó a sentirse más sola si era posible.

Yoongi permanecía a su lado, impaciente por que le explicase que era lo que le daba fuerzas para permanecer allí, con un hombre que apenas la miraba.
Todas eran discusiones. Él había vuelto a ser el mismo despiadado de siempre en tan solo días.

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"Podría decirse amigos míos, que aquí, comienza el desenlace de la historia - el viejo dijo con una sonrisa plasmada en el rostro.

"¿Si?"

"Así es Jovencito... es divertido ver cómo la gente enamorada se cree inteligente, a pesar de dejarse atrapar por tal sentimiento. Pero como dije, "se cree", no lo es..."

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A paso firme y decidido, cabalgó hasta el campamento más cercano una tarde de verano. Su corazón le exigía sangre para volver a vivir.

Los capitanes, coroneles y generales estaban contentos con su regreso, pero también un poco asustados por su hostilidad.

Junto a la luna, catorce prisioneros sureños llegaron frente a él, un carroñero de personas malditas, un mártir de almas abandonadas.
Esa noche hubo una gran victoria, lo que significaba fiesta por doquier, durante horas y horas; alcohol, omegas, músicos... todo lo llevaba a lo que eran los antiguos festejos, que revivía aquella alma militar que tanto había escondido.

A las 12:00 en punto, uno en uno los prisioneros fueron intervenidos, colocándose en fila, uno al lado del otro, con los ojos vendados y las manos atadas. Jungkook iba a hacer lo de siempre, antes de dar fin con ellos: cuestionarlos un poco para saber si alguno tenía información de su omega perdido... de su predestinado, al que ahora reconocía como tal.

"¿Cuántos norteños han caído en batalla?" - le preguntó al prisionero número uno.

"No lo sé señor" - éste contestó asustado y temblando de miedo.

" Así que... ¿No sabes?"

"No señor, mil disculpas señor..." - le dijo de nuevo, intentando mover las manos desesperado.

"Bien"

Sin pensarlo dos veces, Jungkook desenvainó su filosa espada. El sudor frío del hombre hizo reír a todos los militares norteños allí. De un solo golpe, lo atravesó y sonrió. Agitando la cabeza enojado.