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HanBin se levantó con una sonrisa esa mañana, causada por aquel nombre de su cabeza. Zhang Hao. No podía dejar de darle vueltas, el nombre no salía de su cabeza. Mientras se arreglaba para ir a la universidad, pensó en su curiosidad. Al principio creía que solo necesitaría saber su nombre para complacerse, quizás buscar su música en internet y deleitarse, sin embargo nunca encontró nada, por lo que ahora sentía que su curiosidad iba en aumento ¿Cómo era posible que nadie nunca le hubiera dicho de su talento?

Hizo el camino de todos los días y volvió esperanzado a abrir la puerta de la clase donde le había conocido, nada. El día prosiguió con normalidad, clases arriba y abajo, comida con Matthew y algunos compañeros de clase y coger el tren de nuevo para trabajar con su madre. Sin embargo, en ese proceso volvió a sacar su libreta, feliz de poder hacerlo.

Los largos momentos de tren se habían convertido ahora en tiempo de escritura. La partitura comenzaba a avanzar muy lentamente. Aunque HanBin no sabía tocar ningún instrumento, sí era capaz de escribir música. Era torpe pero estaba decidido, confiaba en que en algún momento volvería a verle y aunque no estuviera terminada, dársela, para que fuera Hao quien acabase lo que él mismo empezó.

Cuando llegó a la cafetería se colocó su delantal y prosiguió con su rutina de manera natural. Esperaba que Haneul se pasara a saludarle al finalizar su turno por lo que se arregló medianamente para ella. Era claro que la quería, pero eso no evitaba el estancamiento que sentía en su relación.

Cuando los últimos rayos del atardecer bañaron las ventanas de la cafetería escuchó que lo llamaban. Se giró con una amplia sonrisa esperando a su novia, sin embargo para su sorpresa, no era ella. Zhang Hao se encontraba enfrente de él, con una libreta entre sus brazos y sus labios entreabiertos, preparado para hablar.

-¿Sung HanBin? -preguntó el moreno y el corazón de HanBin se detuvo. Su nombre sonaba mil veces más dulce en su boca. Le gustaba ese sentimiento, la chispa encendida por su propio nombre en labios de otra persona, el pensar que se acordaba de él.

-Zhang Hao -respondió con alegría.-

-¿Trabajas aquí? -volvió a preguntar, aunque realmente lo sabía, gracias a Matthew.

-Es la cafetería de mi familia... ¿Quieres que te ponga algo? Iba a cerrar ya pero no me importa hacer una bebida más. -Y sonrío, llegando justamente hasta el corazón de Hao, que comenzaba a ponerse tímido en la conversación.-

-No quiero ser molestia -miró el cartel confundido. HanBin le miró con ternura pensando en que probablemente no sería capaz de entender la mitad de la carta-

-¿Puedo recomendarte algo? Siento que puede gustarte.

-¿Gustarme? -HanBin asintió a su pregunta y le pasó una hoja con un lapicero-

-Pon tres cosas que te gusten, cualquier cosa, dime si te gusta lo dulce o si prefieres algo más amargo. Intento hacer algo con tus palabras.

-¿En una bebida? -Río confundido y entretenido por el juego- Esta bien -Hao tomó el papel y escribió con seguridad tres palabras: Violín, dulce y China. Sung miró curioso las palabras y sonrió-

-Siéntate ahora te lo llevo. - Se puso manos a la obra, se divertía, por fin sentía que lo hacía después de mucho tiempo. Tras una serie de intentos creyó conseguir un buen resultado.

-¡Zhang Hao! -El moreno le miró curioso y dejó lo que estaba haciendo para ir a por ello-

-¿Qué has hecho? -miró su bebida curioso-

-Té negro con leche, esencia de vainilla, un poco de caramelo y bueno otras cosa. -HanBin sonrió confiado en su nueva bebida. Hao no estaba tan seguro del resultado, olió con cuidado el líquido y pegó un sorbo. El sabor era claramente dulce, con toques amargos del té que hacían despertar una cierta morriña de su país. Ese "algo más" en el café le daba ese gusto rústico, pero agradable que le transportaba al ligero olor a madera de su violín.

Broken Melodies - HaoBinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora