Yogurt

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-Otra vez más, Hao se encontró a sí mismo parado de nuevo frente a esa puerta, la de la clase 102. Se preguntó nuevamente por qué lo hacía, cuestionando otra vez al destino, que volvía a empujarle una vez más abrir esa puerta. El reloj aún no marcaba las 6:30 cuando entró, para su sorpresa no había sido el primero en llegar. HanBin ya se encontraba allí, dibujando grandes líneas en la pizarra del aula, emocionado pues su sonrisa le delataba. Se giró para saludar a Zhang quien le devolvió la sonrisa de manera automática.

Ya llevaban varias semanas encontrándose de manera secreta en aquella sala, que se estaba empezando a convertir en suya, siempre puntuales y con el mismo deseo de volver a verse. La partitura se estaba convirtiendo en un juego para ambos, un lugar de encuentro y de diversión. Ninguna acababa de entender por qué lo hacían, si realmente valía la pena sacrificar las horas de sueño para ir a encontrarse, pero lo hacían. Incluso si no había mucha conversación de por medio, solo intercambio de ideas sobre que sería mejor, por dónde deberían seguir. HanBin era buen aprendiz, no ralentizaba el proceso y lo hacía más ameno, eso llenaba a Hao, que por primera vez en mucho tiempo podía compartir algo que amaba.

-Hao -Bin llamó la atención del moreno que se encontraba colocando sus cosas para ponerse a trabajar. Sacó de su mochila un pequeño recipiente y se lo acercó.-

-Esto es para ti. -El moreno le miró extrañado, por qué de repente quería darle un regalo. Antes de poder preguntar Bin se explicó- Venimos temprano aquí, las cafeterías aún no abren por lo que pensé que quizás no sueles desayunar.

-¿Enserio me lo das? -Le miró aún sorprendido por sus acciones. Si bien no era extraño que Hao fuera colmado de regalos por su aspecto, nadie lo había hecho por el simple motivo de cuidarlo. Nadie nunca en el fondo había pensado en que no hubiera desayunado, que pasara hambre, si no era con el objetivo de acercarse a él por interés. Lo tomó y abrió con cuidado, dentro del recipiente había yogurt, acompañado de frutillas que desprendían un rico olor. Sung sonrío al ver cómo sus ojos se abrían al verlo.-

-Come y trabajarás mejor -río el pelinegro- ¿Cómo no voy a alimentar a la única persona que puede tocar la pieza que estamos haciendo? -Zhang Hao río mientras comía, nunca había sido bueno con las palabras, por eso quería recompensarle trabajando duro, satisfaciendo el ansia de curiosidad del menor.-

Continuó comiendo mientras trabajaba en la partitura. Cuando por fin empezaba a centrarse, su móvil comenzó a temblar y trás mirarlo, Hao también. Huang le estaba llamando y él no sabía si sería mejor no responderle, porque entonces no podría explicar lo que estaba haciendo. HanBin le miró, notó la tensión retenida en la mandíbula del moreno quien dudaba en descolgar o no la llamada.

-Te están llamando... -acabó por decir inocentemente, aunque era consciente de que Hao lo sabía. Sus palabras acabaron por impulsar a Zhang a levantarse y salir de la sala.

-Hola...-Dijo intentando disimular la angustia de su tono.-

-¿Dónde estás? -respondió su novio en la otra línea.

-He venido antes a clase, voy atrasado con un proyecto. -mintió intentando salir del paso. Conocía a su novio lo suficientemente bien para saber de sus celos, de lo que su cabeza era capaz de inventar si le decía que se encontraba con otro hombre a sus espaldas, incluso si no pretendía engañarlo. Odiaba que fuera así, pero esto no era lo suficientemente fuerte como para dejarle, porque a pesar de ello había algún resquicio de amor, o quizás solo el miedo a estar solo.

-Deberías habérmelo dicho... -le recriminó con ese tono de voz que hace que uno se sienta culpable-

-Perdón... No volveré a olvidarme ¿sí? ¿Me perdonaras esta noche? -Su novio río, atontado por la respuesta.-

-Ya lo veremos... -Y colgó, sin decirle que lo amaba, como antes había hecho una y mil veces, ahora ya se había olvidado de cómo sonaba.

Volvió a entrar al aula, intentando disimular su decepción. HanBin intentó evitar mirarle, para no ponerle nervioso, no quería sentir que se estaba entrometiendo donde no le llamaban, aunque en el fondo la preocupación removía su estómago. Acabó por hablar, tratando de romper el ambiente tenso generado por aquella llamada.

-¿Vas a hacer algo para el Chuseok?..

-Hao levantó los ojos, con todos los cambios y acontecimientos había olvidado por completo las celebraciones de otoño. No podía regresar a casa con su familia debido al corto periodo de vacaciones y su novio tampoco había dicho nada de la situación.- Realmente no lo había pensado.

-Mi familia no suele celebrarlo por la cafetería, está en la zona de la universidad y muchos extranjeros recurren a ella estos días. Matthew tampoco vuelve a casa y algunos de mis compañeros no lo celebran. Solemos festejarlo juntos -sonrío recordando las festividades de años pasados- al menos es mejor que estar solos. Ven este año.

-Hao negó nada más escuchar la propuesta, conocer gente nueva no era su punto fuerte, además no quería molestar a sus amigos...

-Hazlo por mi yogurt -señaló el recipiente vacío y puso un puchero intentando convencerle. El moreno río sobrellevado por HanBin, realmente nunca había conocido a alguien como él, refrescante y cálido a la vez, algo que lo hacía difícil de resistir.

-Intentaré ir... -Acabó por rendirse a su propuesta, pensando en que quizás olvidarse de las preocupaciones sería mejor. HanBin sonrió entonces sintiéndose victorioso.

Al rato acabaron por despedirse, el pelinegro se quedó en su clase, esperando al resto de sus compañeros. Su estómago sonó, tenía hambre, pero había regalado su desayuno a otra persona, una quizás un tanto más especial. Era la única forma en la que su cabeza intentaba explicar sus actos.

Nunca antes se había sentido así, con la desmedida necesidad de hacer a alguien feliz. Estaba acostumbrado a sacrificarse por otros, porque a él mismo le ponía contento hacerlo, pero él era algo distinto. HanBin se sentía enfermo, capaz de hacer cualquier cosa solamente para verle sonreír, incluso si era saltarse su desayuno sentía que valía la pena, solo por ver aquel gesto poco común.

Percibía entonces como iba cayendo, como iba perdiendo en aquel juego que temía poner nombre.

Broken Melodies - HaoBinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora