Sixteen

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Matthew miró el techo más tiempo de lo normal esa mañana, hacía ya varias semanas que no se encontraba bien. Sentía que sus heridas volvían a abrirse después de mucho tiempo, quizás por que le veía extrañamente más feliz. Aquella sonrisa que tanto amaba estaba más presente que de costumbre, y temía saber la respuesta.

HanBin había estado distinto desde que empezó el semestre, pero no había sido el único, él mismo se había comportado peor que de costumbre, estaba irritado y sensible, y no podía evitarlo. Se cambió para ir a dar un paseo, tomó su cazadora y salió.
Caminó sin rumbo aún en la oscuridad de la madrugada, sintiendo como el frío golpeaba su cara, recordó entonces las mañanas de hace muchos años, cuando aún Sung lo acompañaba a la escuela. Los dulces momentos donde solo eran ellos dos, bromeando sin temor a pasar la raya, la dulce sonrisa que eran solo para él, cuando empezó a perderse en aquellos negros ojos.

Sus piernas le acabaron por dirigir a la universidad, caminó por el campus hasta llegar a la de magisterio, donde estudiaba el pelinegro. Recorrió los pasillos recreando memorias en su cabeza, escogiendo aquellos momentos felices en la cafetería o saltándose las clases para ir a ver los conciertos que de vez en cuando se celebraban. Todos eran con él, en el tumulto de gente que se formaba en sus recuerdos, era el que más brillaba.

Abrió la puerta de la clase de Bin, esperando que no hubiera nadie y pudiera seguir soñando allí. Para su sorpresa, estaba ahí, la misma persona con la que llevaba pensando toda la noche, quizás todos los días.

-Hyung...¿Qué haces aquí? -preguntó suavemente mientras avanzaba por la clase-
-Espero a alguien con el que estoy trabajando...-Sonaba triste, quizás más bien confundido. Ambos se encontraban en el mismo punto, perdidos en el océano, sin saber si alguien los iba a rescatar. Matthew se sentó a su lado, copiando la postura del pelinegro, reclinado sobre la mesa.-
-Entonces te acompañaré un rato. -susurró cerrando sus ojos, su compañía lo hacía sentir más perdido aún, pero no podía irse, no podía dejarlo, porque había algo en ese dolor que lo hacía adictivo.
-Matthie-ah... Gracias -Sung acarició los dedos de Matthew quien comenzaba a sonrojarse detrás de sus brazos-
-¿Por qué me agradeces Binnie?
-No sé, siempre estás ahí cuando te necesito. Tu presencia me hace sentir reconfortado... No lo he estado pasando bien últimamente, me siento perdido. -Matthew comenzaba a ponerse nervioso escuchándole...
-¿Por qué, qué ha pasado hyung? -Preguntó, el miedo a la respuesta se incrementó y con él, el nudo en la garganta.No quería saberlo, porque vivir en su mentira sería menos doloroso que escuchar la verdad. Prefería mantenerse en el mismo sitio, aquel en el que había estado tantos años-
-¿Crees en el amor a primera vista? ¿Crees que de verdad existe el destino? -Y esas palabras se sintieron como un jarro de agua fría sobre él, punzante, dolorosa. No quería responder, no sabía cómo hacerlo, si mentir, si tirarlo todo por la borda, le estaba poniendo contra las cuerdas. Cerró los ojos y meditó su respuesta, solo para encontrarse a sí mismo con 16 años encerrado en el baño del mismo chico con el que estaba hablando, lloraba. Lo hacía porqué era la primera vez que su corazón dolía tanto, por qué tenía que aceptar la realidad por primera vez, la primera de muchas. Secó sus lágrimas torpemente, lavó su cara y volvió a colocar esa maldita sonrisa deseando que ocultara la tristeza de sus ojos. Y siguió fingiendo, sonriendo, tapando el dolor al que se fue acostumbrando con el tiempo. Porqué si lo podía definir, si pudiera responder con honestidad, lo hacía. Creía en el amor a primera vista porque HanBin existía, porque había estado enamorado de él desde el mismo momento que le conoció, pero era una mierda. Solo dolía, cada vez que no podía acercarse, cada beso que no tenía su nombre, las noches llorando; dolían día trás día. Y dañaba aún más no poder olvidarle, no poder pasar página, guardando los resquicios de esperanza, las señales cruzadas esperando que su mejor amigo se fijara alguna vez el tonto chico de la sonrisa bonita.

Pero obviamente no le iba a responder eso, porqué sería suicidarse, matar su relación.
-No sé hyung, no sé nada del amor...-acabó por concluir. Realmente, no lo hacía, no sabía ni quería saber nada de amor-
-HanBin lo miró sintiendo el temblor de su voz al responder, tocó su pelo.-
-Yo tampoco sé nada Matthew... Cuándo creo que sé algo, que entiendo como juega, cambia las reglas. Me siento perdido de nuevo en un laberinto que recuerdo, pero que ha cambiado sus pasajes y que ahora me guían a un lugar diferente... No sé si me gusta... Este juego digo, desearía que fuera más fácil, porque siento que pierdo en cada una de sus partidas.
-Matthew solo suspiró, intentando tragar el nudo de su garganta que le impedía seguir respondiendo. Quería irse, tomó sus cosas y se disculpó levemente con su amigo, al final no sería más que eso, su mejor  amigo.

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⏰ Última actualización: Jan 14 ⏰

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Broken Melodies - HaoBinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora