ILARIA [#1]

Prólogo

~ Todo vuelve.

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Las ramas de los árboles frondosos del tenebroso y caótico bosque me arañaban los brazos. Me encontraba cansada de tanto correr, sentía espasmos por todo el cuerpo, y estaba segura de que tenía agujetas en los pies por correr tantos kilometros descalza. Seguí corriendo hasta que ví como empezaba a cambiar el panorama, ese bosque oscuro y sin vida empezaba a desaparecer, dejando a su paso un terreno más arido y extenso que me llevaría a pasar la frontera.

Detras de mi escuchaba el trote de los caballos, los gritos de todos los soldados, y las ordenes de Verena y el malnacido de Gabriel pidiendo que no me dejarán escapar.

Me faltaba poco para dejar los árboles atrás de una vez por todas, cuando cayó un fuerte rayo al frente de mí, haciendo que de la explosión fuera lanzada hacia atras. Gemi de dolor, el brazo me dolía intensamente al poner todo mi peso sobre el para no lastimarme el rostro.

Grité, maldecí, mientras me salían lágrimas de rencor, de odio hacia todos ellos, me dolía el corazón de tener que dejarlo a él bajo su control pero yo ya no podía salvarnos, las fuerzas y el poder se me habian acabado, solo me quedaba escapar, huir como una vil cobarde y prometer volver por él algún día.

Me levanté y traté de seguir andando, ya me faltaba poco, solo un poco más pensaba. Un rayo cayó encima de un árbol haciendo que se prendiera en fuego, las llamas eran lo único que veía, el clíma empezó a cambiar, vientos fríos llenaban el bosque, y un cielo totalmente gris avecinaba una fuerte tormenta.

Tenía que salir de aquí. De pronto sentí un dolor infernal en mi cabeza, era tan intenso que me obligó a dejarme caer de rodillas para poder agarrarme la cabeza con las manos, grité del sufrimiento, era un dolor que nunca había sentido pero estaba segura de que lo iba a recordar por el resto de mi vida y ahí en ese instante, con el sufrimiento recorriendome el cuerpo escuche su voz:

- Mi dulce Ilaria.

Los vellos del cuerpo se me erizaron completamente al escucharlo. Lo odiaba y lo repugnaba tanto, su voz me causaba náuseas, mientras mi interior me reprochaba de haber creido alguna vez en él, porque nunca fue merecedor de ello.

La rabia que padecía me hizó sentirme viva de nuevo, la energía y mis poderes estaban volviendo a mi, estaba segura de que algo me estaba dando fuerzas otra vez.

La sucia mano de Gabriel acarició mi cabello con suma lentitud, me retorci, y trate de alejarme de él. Ese acto le dió tanta rabia que vocifero al instante a los soldados:

- ¡Pedazo de inútiles! Sosteganla, de aquí ella no sale, se te acabo la libertad Ilaria, desaparecerás y volveras con tu madre de una vez por todas.

Sentí la ira crecer por mi cuerpo, él no tenía ningun derecho de nombrar a mi madre con su sucia boca.

- ¡Maldito bastardo! ¡En tu vida vuelvas a nombrar a mi madre! - grité con todo el odio guardado dentro de mi.

El dolor habia desaparecido, me sentía otra vez en mis cinco sentidos, con las fuerzas y magia intactas. Algo fluyó en mi, senti el calor descender por mis brazos hasta mis manos para finalmente salir disparado.

Gabriel y sus soldados salieron disparados hacia atrás, era el momento, corri con todas mis fuerzas, hize que cayerá una fuerte tormenta para poder desorientar a los soldados, no entendia porque Verena y Gabriel no usaban su poder para saber donde estaba, algo tenía que estar influyendo.

Corri con todo lo que pude dar, y finalmente pude salir de Gantrick, las lágrimas corrian por mi cara de la satisfacción, hasta aquí no podrian seguirme. No tenía idea de que haria ahora, ni de adonde me dirigía pero era la mejor opción que habia, huir era el único camino. Estaba devastada, sucia, cansada y sin saber que hacer.

Escuché un ruido cerca, voltee a ver, pero no había nada alrededor, temia que me hubieran seguido, esos malditos eran capaz de cualquier cosa por retenerme y acabar conmigo de una vez por todas.

- Ilaria - dijó una vez suave, se escuchaba como si el mismo viento me estuviera hablando y acariciandome la piel.

Estaba asustada, no entendía quién o qué me estaba hablando.

Sentí un toque en el hombro, y ahí estaba, de pie frente a mí.

- Las estabamos esperando.

¿Nos estaban esperando? ¿A quiénes se refería?

En ese instante sentí un leve mareo, la cabeza me empezó a dar vueltas mientras todo se ponia oscuro a mi alrededor. Lo último que pude ver fue el rostro del hombre desconocido antes de caer en un sueño profundo.