~ De lo que sea que nuestras almas estén hechas, la suya y la mía son lo mismo ~ Emily Brontë
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El cielo parece estar a punto de soltar una cruel tormenta mientras el frío viento hace mecer los árboles del bosque con las primeras gotas de lluvia que empiezan a caer con fuerza. Cierro rápidamente todas las ventanas, y me aseguro de que no haya algún lugar por el que pueda entrar agua, ya que el techo parece estar bastante acabado.
Me encuentro ensimismada en mis pensamientos, cuando percibo un leve grito por parte de alguien. El sonido viene de afuera, así que dejo la ropa que me encontraba tendiendo para salir a ver qué es lo que pasa. Son pocas las personas que se encuentran en la entrada de la Villa, pero la imagen de un hombre rubio siendo llevado con esfuerzo se roba toda mi atención.
- Encontré a este chico afuera - habla uno de los hombres de la Villa que todavía no había regresado a casa - Estaba tirado en el suelo con esta lluvia ¿Pueden creerlo? Tendrá suerte si no se enferma.
- ¿Pero, ese no es el joven rubio? - la voz de Maya me devuelve a la realidad, haciendo que me dirija con rapidez a su encuentro.
Con ayuda de Luis, el hombre que lo encontró, lo tendemos en el suelo con cuidado. Está mal. Y no lo digo solo por la lluvia. Su piel, cabello y cuerpo parecen estar muertos. Tocó su frente que se encuentra totalmente helada mientras limpio un poco con mis dedos algunas partes de su brazo que se encuentran cubiertas por el lodo que estaba empezando a formarse con la lluvia.
Las venas negras que recorren sus brazos llaman mi atención, parecen un montón de hebras que envuelven sus muñecas con precisión por lo que bajó con rapidez las mangas de su camisa con intención de que no se vea, solo que al parecer lo hago un poco tarde.
Los susurros no tardan en formarse. «¿Viste sus brazos? Mi madre decía que si una persona tenía las venas negras era un enviado del mal».
Comentario tras comentario que no paran en ningún momento. «Es mejor que nos vayamos. En cualquier momento puede pasar una tragedia» «Saquen a ese chico de aquí»
Las personas empiezan a incomodarse y yo a desesperarme. Maya se torna a mi lado mirando a Dashiel que se encuentra sumido en un sueño profundo, inconsciente a que lo quieren regresar de nuevo a afuera.
- Ilaria - dice la mujer que nos mira con pena - Sabes que tenemos creencias y tradiciones que el joven rubio parece haber enviado por un caño. Este muchacho tiene algo oscuro con él, tan solo míralo.
- Sáquenlo de la Villa. Los espíritus nos atacarán si se dan cuenta que ese hombre está aquí. Es una deshonra tener ese joven en nuestras tierras - otra mujer toma la vocería por todos los que cuchichean en susurros, demostrando que no van a dar su brazo a torcer.
- No lo voy a sacar de aquí, él no es ... - mi intento por hablar queda a medias cuando el tintineo de luces roba nuestra atención.
La lluvia parece haber aumentado, en lo que ahora cae en forma de granizo que azota el tejado con fuerza. Las luces se han descontrolado al igual que los candelabros y amuletos que se encuentran colgados de las paredes, cayendo algunos en el proceso.
El aire frío nos invade y el tiempo parece haberse vuelto más oscuro de lo que acostumbra. Miro a Dashiel que no se da cuenta de lo que está haciendo ocurrir, y es que sí, los demonios de la oscuridad están arraigados a él como si fueran uno solo.
Las ventanas y puertas se abren con brusquedad de un momento a otro, empezando con un juego siniestro de abrir y cerrar sin razón alguna, más que la de asustar y traer susurros tortuosos del bosque.
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ILARIA [#1]
FantasiUna joven bruja ha decidido regresar a Gantrick, lugar de sus mayores tormentos, pero también de sus más fuertes anhelos. Cuando la calma parece haber vuelto a su vida, conocerá el amor de quién menos lo espera. Los secretos tarde o temprano salen...