25. Parte 1 Un Amor Sobrenatural.

Navidad Feliz

Jesús diseñó cinco naves espaciales con capacidad para la tripulación y cinco mil pasajeros. Enseñó a los voluntarios cómo usarlas y cómo viajar. En un principio solo viajaba la tripulación, hasta conocer a fondo cada planeta. Tenían orden de no pisar la superficie. Permanecían en órbita observando los monitores conectados a las cámaras de largo alcance.

De los cinco planetas, la Tierra era el único habitado. Para evitar conflictos, la Asamblea de Sabios votó por unanimidad la propuesta de Jesús: Solo habitarían los cuatro planetas sin población.

La misión de Gea en el hemisferio sur había concluido. Volvió con su amado y celebraron su Unión:

Empieza con un banquete en un espacio destinado para la ceremonia, cuyo nombre es Ágora, todas las ciudades disponen de uno. Asisten todos los familiares y amigos. La comida dura horas, hasta que su estrella se pone.

En ese momento los amantes deben hacer la Promesa, solo es obligatoria la presencia de la pareja y un testigo de cada uno. Pero nadie quiere perderse la ceremonia.

Gea dice: -Jesús, prometo darte Paz y Amor todos los días de mi vida.

Jesús dice: -Gea, prometo darte Paz y Amor todos los días de mi vida.

Pero aún no son pareja oficial. En ese momento deben acudir a su vivienda. Nadie más puede entrar y ellos no pueden salir hasta el amanecer. Si han consumado el Acto, ya serían pareja oficial.

Primer sábado de octubre, la clase de Inglés es la última. El profesor nos pregunta en inglés: — ¿Qué sabéis acerca del sexo? —Nadie se atrevió a contestar y prosiguió: —Lo suponía. Ya tenéis edad para aprender cómo empieza una vida. No hablaremos de erotismo o pornografía, sino de biología. Procurad ser discretos respecto a estas charlas.

Pues así hemos conocido las diferencias entre un hombre y una mujer, la menstruación, el coito, la eyaculación y la fecundación.

El último sábado antes de las vacaciones de Navidad, el profesor de inglés me pidió que me quedara para hablar a solas. Me habló en español:

—Pablo, he querido dar estas clases por ti. En los próximos meses tu vida tendrá un cambio radical y te van a ser muy útiles. No me preguntes como lo sé, lo comprenderás cuando llegues a un sitio llamado Gea. Sé que estás escribiendo tu vida, no menciones mi nombre ni ningún otro para referirte a mí, nómbrame sólo el profesor de Inglés. Puedes irte.

—Profesor, sólo una pregunta: ¿Seguirá usted en enero?

—No seguiré, no lo digas a nadie. Un alumno contó a sus padres acerca de estas clases, y los padres lo contaron al director. No te preocupes por mí, volveré a Oxford para dar clases de Español en la Universidad.

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15 de diciembre de 1970. Estoy en el hospital de la Concepción y tengo tiempo de sobra para retomar mi diario, abandonado desde el 27 de Septiembre. Si no puedo ver a Cris, ¿para qué seguir escribiendo? Pero en estos tres meses y dieciocho días han sucedido acontecimientos dignos de contar.

Hablaba con Cris cada noche alternando las llamadas, cuando llamaba ella las charlas eran más largas. Como ella gana dinero y yo no, ella no quiere que mis padres me llamen la atención. No voy a transcribir aquí todas las conversaciones, solo la de hoy, que le toca a ella.

— ¡Hola, Paul!

— ¡Hola, Cris!

— ¿Qué tal tu madre?