Reencuentro

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Se comentaba mucho en Gea que su estrella parecía más grande y que la temperatura aumentaba. Jesús quiso comprobarlo usando el telescopio. Cada día tomó nota de la distancia entre varios planetas y su estrella, descubrió que la distancia se reduce sin remisión.

Gea no era ajena a ese acercamiento. Calculó en casi un milenio como el tiempo en que su amado planeta perdería toda el agua, y por lo tanto, la vida se haría imposible.

Todos los medios de comunicación publicaron una entrevista con Jesús, en la que informaba de todo lo averiguado.

Se construyeron cientos de naves espaciales con capacidad para miles de pasajeros y otras miles con menor capacidad.

Jesús supervisó la fabricación de las naves hasta que la rutina hizo innecesaria su presencia. Entonces se dedicó a instruir a los nuevos pilotos, todos podían inscribirse sin diferencia de sexo, edad o trabajo.

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Comemos las uvas con la ilusión de que la enfermedad de mamá ya era parte del pasado y, en particular para mí, que la larga espera se acercaba a su límite. Sólo me faltaban unas horas de sueño para volver a ver a Cris de nuevo.

Rafa abre una botella de sidra, nos gusta más que el champán porque está más dulce. Comentamos nuestros propósitos para el nuevo año. Papá y mamá piden salud para todos, Rafa pide que el servicio militar no sea duro y yo volver a ver a Cris.

Brindamos por todo eso, bebemos el primer trago y suena el timbre. No sé cómo explicar una sensación que tengo, que resulta ser acertada. Mamá abre la puerta y saluda a los recién llegados. Creo estar soñando o bajo los efectos de la bebida cuando veo lo que me parece una alucinación: Cris está más preciosa que nunca, si sus ojos son mi debilidad, ahora húmedos me vuelven loco. Está maquillada de forma natural, casi sin notarse, su sonrisa brilla más que nunca. Me acerco, ella se quita el abrigo y lo coloco en el perchero de la entrada. Luce un vestido de fiesta negro, largo hasta los tobillos y ceñido a sus caderas, no le sobra ni un centímetro.

No nos importa tener cinco testigos, nos abrazamos, besamos nuestros labios y nuestras lágrimas se mezclan.

—Paul, créetelo. Soy yo. —Otra vez esa sensación de leer mi mente. Añade: —Se me ocurrió de repente, no quise esperar. No tengas remordimiento de conciencia, cuando hay Amor no hay pecado.

—Gracias por la sorpresa, nunca me arrepentiré, sería como arrepentirme de amarte. No sé si dormiré esta noche, pero no me importaría.

—Mi querido poeta, escríbelo antes de que se te olvide.

—Eso es imposible. No me acapares, tengo que saludar a dos personas que aprecio.

Cris me libera de sus brazos, saludo a Eduardo con un apretón de manos que él padece y a Eugenia con dos besos.

Así de bien comienza 1971. Todos han tomado asiento y nos dejan el sofá para nosotros solos, nos sentamos y Cris pide a mamá que se siente entre nosotros.

La mesita está llena de polvorones, turrón y otros pasteles navideños, al alcance de todos. También hay siete copas y botellas de licores. No me enteré cuándo se puso, yo debía estar embelesado con Cris, la verdad es que sigo estándolo. Papá pregunta a cada uno y sirve, Cris pide Cointreau y me ofrece su copa, lo pruebo, me gusta, es dulce y seco, con ligero gusto a naranja. Pido lo mismo.

Advierto que la tele está apagada, no noté cuando. Cantamos villancicos. Cris y Eugenia cantan muy bien y tienen un gran repertorio, nos enseñan algunos que no sabemos, excepto papá y mamá. No somos aficionados a cantar y se nota en los casos de Rafa y de mí.

25. Parte 1 Un Amor Sobrenatural.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora