♠§ 𝐶𝐴𝑃 𝑁𝑈𝐸𝑉𝐸: 𝑇𝐸𝑁𝑆𝐼𝑂𝑁𝐸𝑆 §♠

199 17 0
                                    

El agua de la ducha te cae en pequeñas gotas dado que el hombre te tapa la trayectoria del chorro.
-¿Qué demonios estás haciendo?
-¿Alguna vez... -empieza la pregunta mientras te acaricia la mejilla con sus ásperas y amplias manos. -te ha tocado un hombre de verdad?
-Deja me adivinar, tú eres un hombre de verdad y lo demás es tontería. ¿No? -dices intentando no reírte.
-Efectivamente preciosa.
-No me llames preciosa.
-Me cuesta. -dice acercándose poco a poco a ti.
-Ya te lo dije una vez Arthur, no mezclo mi vida privada con los negocios, en ningún sentido.
- Y yo te repito lo que dije esa noche: hay excepciones. -dice colocando su boca centímetros de tu cuello mientras sus manos recorren tu cuerpo cubierto con tu ropa mojada.
-Yo NO hago excepciones. -contestas con la voz algo agitada.
Él sube sus labios hasta tu oreja.
-Siempre hay excepciones.
Dice para lanzarse contra tu cuello al mismo tiempo que su mano izquierda sujeta con firmeza tu culo mientras la derecha la mantiene rodeando tu cintura para acercarte más a él. Esto provoca que dejes escapar un leve gemido de excitación, el cual es percibido por Arthur, que sigue devorando tu cuello mientras colocas tus manos en sus hombros para intentar detenerlo, pero desistes cuando sientes su mano enredada en tu cuello.
-Puede que tú seas mi "entrenadora" pero aquí mando yo.

Sus ojos brillan de lujuria. Esta vez ataca tu boca, invadiendo la con su lengua. Sientes debilidad por ese hombre que te cosquillea con su bigote y llevas tus manos a su rostro para acercarlo más. En respuesta este sonríe sin romper el beso y soltando tu cuello para llevar ambas manos a tus muslos y levantarte, haciendo que enredes tus piernas al rededor de su cintura.
Acto seguido hace que choques contra la pared de azulejos de la ducha, lo cual te provoca un hormigueo en tu bajo vientre y te hace dar otro pequeño gemido.
Solo rompeis el beso cuando ambos emoezais a notar la falta de aire en vuestros pulmones. Lo miras fijamente y algo en su mirada desesperada y loca hace que te derritas por dentro. Pegas tu frente a la suya y vuelves a fundir vuestros labios en otro beso igual de intenso.
Él te sujeta con su mano izquierda mientras que con la derecha, hábilmente, comienza a desabrochar tus pantalones. Una vez hecho, introduce su mano lentamente hasta que notas sus dedos rozar contra la tela de tu ropa interior, la cual aparta de inmediato para empezar a masajear tu vulva.
Respondes con pequeños gemidos y repsiraciones cortadas silenciados por el beso. Hasta que notas como introduce dos de sus largos y cayollos dedos en tu interior.
Hechas hacia atrás la cabeza, rompiendo el beso y dejas escapar un gran gemido que seguía creciendo a medida que el saca y vuelve a meterlos.
Lo miras sin poder dejar de gemir y vuelves a besarlo, esta vez un beso corto, a lo que él responde con un gruñido de desaprobación y molesto empieza a mover sus dedos más rápido. Hasta que finalmente no aguantas más y te corres en su mano.
-Nada mal.
Dice él mientras te deja en el suelo, apoyada en la pared para no caerte y empieza a desabrochar tu camisa y a besar tu clavícula. En ese momento recibes un rayo de lucidez y lo apartas rapidamente de ti. Sin decir una palabra, empapada tanto por el agua de la ducha como por lo que acababa de pasar y roja de verguenza o de excitación, tal vez ambas, sales con prisa de los vestuarios.
Arthur te habla pero lo ignoras. Más bien no lo escuchas, solo oyes sonidos distorsionados. Sales rápidamente del local y paras a un taxi el cual te lleva hasta tu casa. Entras, cierras la puerta y te dejas caer en el suelo sin poder entender la situación que acabas de vivir.

Una voz te saca de tus desordenados pensamientos.
-T/N, hermanita. -alguien chasca los dedos. -Aloooo.
Alzas la cabeza sorprendida de que haya alguién en casa. -Ronnie, ¿qué haces aquí?
-Eso mismo podría preguntarte yo. Dios, tienes una pinta horrible. ¿Por qué estás toda empapada? ¿No ibas al local de Arthur?
Te levantas veloz del suelo. -Si, pero se ha roto una tubería y mira como me ha puesto. He venido a bañarme.
-Oh, bueno ese local es bastante viejo. Llamaré a alguien que lo arregle.
-Ya lo he hecho yo, no te preocupes.
-Bueno, yo venía a por unos papeles que me había dejado, pero ya me voy.
Estaba a punto de salir por la puerta pero se detiene y gira oara mirarte.
-Por cierto, no te olvides de que esta noche vamos a cenar con Reggie y Francis.
-No, tranquilo.
-Hasta luego hermanita.
Se va y cierra la puerta.

Subes a tu habitación coges otra ropa similar a la que llevabas y te metes en la ducha. El agua caliente, en contraste con el agua helada del gimnasio, te relaja.
Te vistes rápidamente y te diriges hasta el Angel.

Entras y Alice te saluda, le pides que lleve algo de beber a la sala de reuniones.
-¿Whisky?
-¡No! Agua mejor.
-¿Agua?
-Si, agua, ahora venga, camina.
Si has estado a punto de tirar tus principios a la basura con Arthur sin una sola gota de alcohol, ¿cómo terminaría la tarde con él habiendo bebido?
Tu camarera te lleva el agua a la sala mientras revisas contratos e informes de los distintos negocios de The firm.
Estabas leyendo el informe sobre las apuestas del combate de apertura del Brave, que será el nombre del club de lucha de Arthur. Y mientras lees eso no puedes evitar pensar en lo ocurrido hace apenas unas horas.
Sueltas el papel y te tiras de los pelos. -Venga T/N concentrate, no dejes que ese navajero te distraiga de tus asuntos. Ha sido un desliz, un estúpido y maravilloso desliz. ¡No! -te reprendes a ti misma. -Nada de maravilloso, ha sido estúpido y ya está.

Logras concentrarte hasta la tarde. Ahora, más relajada después de una mañana de trabajo te diriges al Brave.
Llegas y ves a Arthur estirando.
-Vamos al saco. -dices pasando por su lado sin parar a mirarlo.
Te pasas la tarde entrenando con Arthur y ves como no puede evitar volverse loco después de un par de golpes al saco.
-Vale, para, para. -lo agarras del brazo, haciendo que pare. -Está claro que eres incapaz de controlarte.
-Y menos contigo. -dice en voz baja mientras se acerca a ti.
-Arthur, estamos en público, además, ya hemos hablado de esto.
-Pues esta mañana no hablaste mucho, que yo recuerde solo gemías.
-Lo de esta mañana ha sido un error solo eso. -hablas con voz nerviosa. Sintiendo como tu rostro empieza a volverse rojo.
-¿Un error? ¿No habrá sido una excepción?
-No, no porque no se va a volver a repetir y tampoco va a pasar nada más que eso. Así que espero que lo hayas disfrutado porque va a ser todo lo que vas a obtener de mi, entendido?
-T/N me gustas, mucho. -dice acercándose.
-Deja de jugar Arthur, ya he dicho todo lo que tenía que decir. 

El hombre se aleja, algo frustrado.
-¿Has tomado algo desde esta mañana?
-No, ni alcohol ni drogas, te estoy haciendo caso, te podrás quejar.
-Bien. Oye, y Thomy?
-¿Qué pasa con él?
-¿Nunca ha intentado ayudarte con esto?
-Él siempre está ocupado, no tiene tiempo para las gilipolleces.
-Esto no es ninguna gilipollez.
-Lo que sea.

Más tarde, casi caida la noche, quedas con Thomas en el puerto. Lo esperas mientras fumas un cigarro y cuando lo ves aparecer lo apagas.
-No lo apagues por mi, no me molesta el tabaco. -dice encendiendo su propio cigarro.
-¿Por qué?- preguntas seria.
El hombre te dirige una mirada curiosa.
-¿Por qué nunca lo has ayudado?
-¿De qué estás hablando?
-De Arthur y su problema con las drogas.
El hombre resopla y desvía su mirada.
-Lleva así desde hace mucho tiempo y tú no has intentado nada para ayudarlo.
-Claro que si, es mi hermano. Lo apoyo, pero es mayorcito, puede cuidarse solo. -dice fumando.
-No puede, Thomy. Pasas muy poco tiempo con la familia parece. Si estuvieras con él la mitad del tiempo que paso yo lo verías. Pero tranquilo yo me voy a encargar de lo que tú no quieres.
-¿Perdona?
-Necesitas a alguien que haga el trabajo sucio, alguien sin juicio ni escrúpulos, justo como Arthur en su estado actual
-No me gusta lo que está insinuando, señorita Krey. -dice molesto mientras se acerca.
-¿Acaso he tocado una vena sensible señor Shelbey? Lo lamento, pero así son las cosas.
-Metase en sus propios asuntos, seguro que tiene mucho de que preocuparse.
Dice para marcharse.
Empiezas a hablar y él para escucharte.
-Si lo que quiere es un perro de caza señor Shelbey, compre uno, tiene dinero de sobra, pero no utilice a su hermano, no es ningún animal, no se puede domesticar.

Thomas se va sin decir nada más.

ANIMALES {Arthur Shelby y tú} {Peaky blinders}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora