Capitulo 2: ¿tú?

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Bostece, por fin había dormido bien ayer y hoy, me levante temprano y le mandé mensaje a Mariana para que fuéramos a comer juntos. Lo espere abajo en las escaleras porque yo andaba muriendo de hambre. Mire que alguien bajaba y pensé que era Mariana.

— Te tardas un montón. —Le dije.

Esa persona me miró raro— ¿Que decís?

Me sorprendí al verlo, no podría creer que era el— ¡Spreen! Pensé que no ibas a entrar.

— ¡Roier! —Sonrió— Quedé en el mejor puesto.

Sonreí como un bobo, sentí que tenía más hambre o porque mi panza se sentía rara.

— ¿A quién le hablabas?

— A Mariana, le dije que fuéramos a comer y no se apura.

— Vamos, yo igual tengo hambre que se quede por pelotud*

Llegamos al comedor escolar de la escuela, literalmente era un restaurante. Tenía buenas mesas. Tomamos asiento y mire a Spreen.

— Ayer me daba risa lo de la gente vestida de osito Bimbo pero ahora me da miedo. —Le dije mientas veía aquel hombre.

— A mí igual, ¿sabes algo? me da mala espina esta bolud*z.

— Hijo de tu madre. —Mariana se acercó molesto a nuestra mesa y se sentó— ¡Spreen! Pensé que habías reprobado el examen.

— Ya me lo dijeron mil veces. Podés ver la tabla de calificaciones quedé en top 20.

— ¿Hay tabla de calificaciones? —Dije sorprendido.

— Si, el primer puesto lo ocupa un tal ElQuackity.

— ¿Nomanches ese wey? —Dijo Mariana.

— Somos pocos estudiantes y no se porque la escuela es re grande. —Dijo Spreen.

— Eso es lo de un salón. —Me quejé.

— No te dejes llevar Boiler, quizá nos separen

Mariana tenía razón quizá podría hacer dos o tres aulas además es un colegio dudo que tenga muchos alumnos. Al terminar de comer fuimos a ver la escuela, estaba más enorme de lo que me imagine.
Después de un rato estuvimos en mi cuarto hablando de cosas homosexuales.

Alguien tocó la puerta y Mariana fue abrirla.

— Oh aquí estás Spreen, te estuve buscando por un buen rato. —Dijo un hombre calvo y musculoso, dudaba de su edad pero su voz era grave y sentía que sonaba mejor por su inglés.

— Hola Fit, ¿Que pasa?

— Perdí mi cepillo de dientes, ¿lo haz visto?

— Lo vi en tu cama.

— Cierto, lo deje ayer en la noche. Muchas gracias Spreen. —Sonrió y se fue.

— ¿Y ese guapote? —Dijo Mariana.

— Es mi compañero de dormitorio.

Mire a Spreen— Que envidia.

— ¿Apoco si Roier? —Me dió un golpe en el brazo.

— ¿Y tú qué? ¿Que tal con tu chico de dormitorio? —Le dije yo.

—Es una caca, siempre anda molestando desde temprano. Luego habla mientras duerme. —Suspiró molesto.

— ¿Y tú Roier? —Spreen preguntó.

— Honestamente me tocó la mejor persona, ella es súper amable.

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