CAPITULO 30

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Era medio día cuando el vuelo proveniente de Bogotá aterrizaba en el aeropuerto "Rafael Núñez de Cartagena de Indias" y por los pasillos se veía caminando a un Armando que tiraba de una enorme maleta, mientras que con la otra mano tiraba a una somnolienta Beatriz que lo único que deseaba era seguir durmiendo

Es que después de ir de compras y dejar todo listo para el día siguiente, recibieron la llamada de los padres de él invitándolos a cenar y aunque ambos coincidían que se quedarían en casita a descansar terminaron aceptando completamente resignados

Aunque la velada resulto exquisita porque compartieron tiempo con Cami que a pesar de desear quedarse por más tiempo, le toco volver de emergencia ya que su amado esposo tuvo que ser operado de apendicitis y ella debía ir a cuidarlo. Eso si se paso casi toda la cena diciendo que en un par de meses vendría nuevamente ya que se llevaría a cabo un evento muy importante para la familia y lo que hacía que Armando solo pusiera los ojos en blanco "Jamás ha sabido guardar un secreto"

Así que terminaron regresando pasada la media noche y como no podía ser de otro modo, se pusieron a jugar entre las sábanas y por lógica ahora se caían del sueño

A: Betty ¿El neceser?
B: Aquí lo llevo, deja de molestar -molesta-
A: Ay por dios ¿Será que te mejorará el geniecito que te gastas?
B: Y dime, de quién es la culpa ¿Ah? Tuya, tú tienes la culpa
A: Ah no, a mi no me culpes, yo solo te complací
B: Es que no debiste, me muero del sueño ¿Dónde deje el maldito neceser? -mirando a su alrededor-

Él solo puso los ojos en blanco y levantando su mano le mostro el neceser que por supuesto había olvidado. Ella solo se encogió de hombros y siguió caminando, logrando de aquel modo que este diera una pequeña carrerita para alcanzarla

Cuando ya estuvieron fuera, hizo parar el primer taxi e indicándole el nombre del hotel se dispusieron a disfrutar del aire acondicionado. En a penas quince minutos estaban frente al hotel y tomando su equipaje ingresaron al fin

Estaban a punto de llegar a la recepción, cuando escucharon una voz familiar, dándose cuenta de que se trataba de Cata

C: Betty, Armando que bueno que están aquí...
B: -besándola- Pues aquí nos tienes ...
C: Bien, esta es la llave de su cuarto, refrésquense y descansen un poco...-tendiéndole un papel- este es el cronograma de los eventos, todos serán con ropa ligera nada formal
A: Perfecto, nos vemos luego

Un botones se había acercado a ellos y tomando sus maletas para dirigirlos a su habitación. Pero apenas había traspasado la puerta Betty dio una carrera al balcón e inclinándose aspiro con fuerza el aroma del mar

Es que el camino al hotel se la paso escondida en el pecho de Armando y de ese modo dormir un poquito, era tanto el sueño que se había olvidado por completo que conocería el mar. Estaba afirmada en el balcón cuando sintió que la abrazaban desde atrás, así que solo se relajo en aquel pecho que la cobijaba cada noche

A: ¿Y? ¿Te gusto?
B: -suspirando- Es hermoso ...
A: Pues si se te quita el mal humor -poniendo los ojos en blanco- Podremos ir a nadar un poquito ¿Te apetece?
B: -girándose en sus brazos- Pero es que yo no sé hacerlo
A: No te preocupes que de eso me encargo yo
B: Si, me apetece, me apetece mucho -con una gran sonrisa-

Ingresaron y cada uno comenzó a guardar sus cosas, pero ella no aguanto más así que dejando un completo desastre se fue al baño a ponerse el bikini que él le había sugerido. Se miro en el espejo de cuerpo entero que había y no pudo evitar ponerse colorada según ella este era muy revelador

Salió indecisa y se paro frente a él que solo fue capaz de tragar con fuerza, se veía aun más bella. Es que a pesar de que este era bastante discreto hacía relucir su cuerpo sensual y él se estaba incendiando nuevamente

NUESTRA PROMESA DE AMARNOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora