Lo Hice Porque No Había Una

¡Konnichiwa! ¡Soy un terrorista!

Como Touka-chan había dicho una vez, para ayudar a alguien, ese alguien tenía que estar necesitado de ayuda.

De la misma manera, para salvar gallardamente a tu escuela de los terroristas, tu escuela tiene que estar bajo el ataque de los terroristas.

Si se hiciera una encuesta a todos los estudiantes del mundo y estos respondieran con sinceridad, se sabría que el 300% de ellos se han imaginado repeliendo a los terroristas que venían a atacar su escuela. Sin embargo, si esto ocurriera realmente, sería un gran problema.

En primer lugar, habría víctimas. Incluso los tiroteos al azar causarían bajas, no hay manera de que los terroristas no lo hagan.

Incluso si los terroristas fueran detenidos sin una sola baja, los padres inundarían la escuela con reclamaciones irrazonables, clamando para que el personal de la escuela asumiera la responsabilidad y renunciara. Los medios de comunicación escarbarían en cada pequeño detalle relacionado con el incidente, exacerbando la herida y armando un enorme alboroto sobre lo ineficaz de las políticas pertinentes. El gobierno impulsaría entonces algunos cambios políticos vistosos, pero en última instancia inútiles, que sólo hacen que todo sea más difícil para todos. Al final, todos pierden.

Los estudiantes y el personal escolar agredidos sufrirían un gran trauma psicológico que les afectaría negativamente para el resto de sus vidas. Algunos de ellos podrían incluso quitarse la vida. Había demasiados precedentes de tiroteos en escuelas de Estados Unidos.

La realidad muy raramente funcionaba como se imaginaba. Que los terroristas atacaran las escuelas no era algo normal, e incluso si lo fuera, todos y cada uno de los incidentes serían una terrible catástrofe. Los terroristas eran malos. Y punto.

Aun así, los estudiantes seguían soñando con vencer a los terroristas. La mera idea era excitante y muy divertida.

Los terroristas irrumpirían de repente en un día normal y pacífico para sumir a mi escuela en las profundidades del terror!

Tanto mis profesores como mis compañeros estarían tan asustados que sólo podrían seguir ciegamente las órdenes de los terroristas!

Entonces, ¡BAM! ¡Aparezco yo! Todo el mundo está aterrorizado y los terroristas tienen ametralladoras en la mano, ¡pero yo los derroto a todos con valentía!

¡Los vítores y aplausos sacuden todo el edificio! ¡Increíble! ¡Qué guay! No, no, eso no va a pasar en realidad, pero qué tal si... je je je.

Yo no era nadie importante, pero a raíz de este incidente, la chica más guapa de mi curso se enamora de mí...

...fue lo que pasó en el sueño.

Yo mismo había soñado lo mismo más veces de las que podía contar cuando era estudiante. Ya lo había superado, por supuesto.

A cambio, ahora soñaba que un drogadicto cualquiera irrumpía en Ama-no-Iwato y rociaba el lugar con balas. Utilizaba la telequinesis para detener todas las balas, cogía su pistola, la hacía una bola, la tiraba al cubo de la basura y le decía con frialdad: «Tenga en cuenta que está prohibido disparar armas en nuestro establecimiento».

¡Claro que sí! ¡Es tan genial! ¡Quiero hacerlo!

Maldita sea, no he cambiado nada desde que era estudiante, eh.

Sin embargo, por mucho que alguien soñara con algo, al final los sueños sólo eran sueños. La realidad era así de cruel.

De ninguna manera había terroristas que asaltaran una escuela. Y de nuevo, si los hubiera, sería una gran tragedia.