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EL OLOR A FRUTA Y PAN VIEJOS, JUNTO CON TOSTADORAS Y OLLAS oxidadas, ayudaban a la Isla de los Perdidos a ser su verdadero yo.
La isla nunca fue un lugar feliz. Los niños rara vez sonreían, sus padres apenas eran conocidos o lo eran bastante. La isla era un lugar de cosas malas, y siempre sería un lugar de cosas malas.
Pero los hijos de Jafar, la Reina Malvada, Cruella De Vil, Shan Yu y Maléfica lo empeoraban todo.
Tras estallar en una canción, el grupo se quedó de pie, riendo mientras Mal sostenía la vieja paleta de un niño pequeño. El sonido de las risas fue sustituido por gritos de miedo cuando Maléfica apareció detrás de su hija. Mal se giró para mirar a su madre.—Hola, mamá—,dijo, sonriendo ante su 'logro'.
—¿Ahora te dedicas a robar?—Maléfica se mostró molesta por la maldad de su hija.—Qué gran decepción—.
Mal se tomó un momento para pensar en sus próximas palabras. Sonriendo, respondió a su madre.—Se lo robe a un bebé—.
—Esa es mi chiquita cruel—.Maléfica se rió. Mal le dio la paleta a Maléfica, que la escupió y se la puso bajo la axila, antes de sacarla y dársela a uno de sus secuaces.—Devuélveselo al horrible niño—.
Mal jadeó furiosa, sus amigos detrás de ella observaban el espectáculo.—¡Mamá!—,exclamó.
—Son los detalles, Mal, los que hacen la diferencia entre malo y diabólico—.Maléfica se dirigió a su hija con una sonrisa malvada en los labios.—Cuando yo tenía tu edad, ya habia hechizado cada reino del mundo—.Mal se burló de las palabras de su madre, como si ya las hubiera oído un millón de veces.
—Tengo que hablarte—.Maléfica llevó a su hija a un lado. Shuang, o Sam, tenía su brazo sobre el hombro de Jay.
Jay era como el hermano mayor de Sam. Se ayudaban mutuamente en todo. Que fueran malvados no significaba que no tuvieran corazón, aunque así debía ser.
—Es la misma historia una y otra vez.—Susurró Sam, riendo un poco.
Jay se burló mientras miraba a la villana y a su hija.—Todos nuestros padres lo hacen—.Los dos rieron ante las palabras del otro, saltando después de escuchar a Maléfica gritar por su atención, como si los hubieran atrapado de su tema de conversación.
—Los cinco fueron elegidos para ir a otra escuela—.Puso una pausa dramática, haciendo que Sam pusiera los ojos en blanco.
Malvada en todo el mundo. Pensó Sam.
—En Auradon—.
Los cuatro amigos a los que Mal se había unido intentaron huir, pero los secuaces de Maléfica sujetaron al grupo, manteniéndolos en su sitio.
Mal miró a su madre sorprendida.—¿Qué?—,gritó.—¡No voy ire a un internado insoportable repleto de princesitas primorosas!—,exclamó, con negación en la voz.
—¡Y príncipes lindos!—afirmó Evie con aire soñador. Mal la miró con severidad, antes de que Evie pusiera las manos en las caderas y cambiara de expresión.—Ugh.—
Jay se puso delante de Sam, exclamando su rechazo.—Sí, y yo no uso uniformes. Si no son de cuero de verdad.—intentó chocar los cinco con Carlos, que bajó la mano antes de que pudiera. Carlos caminó hacia el frente.
— Yo leí en algún lado que en Auradon tienen perros—.La voz de Carlos tembló, haciendo que Sam soltara una pequeña risita ante su miedo.—Mamá dice que son animales rabiosos que comen a los chicos que no se comportan bien—.Jay se acercó sigilosamente por detrás de Carlos, ladrándole al oído. Este saltó, golpeando a Jay en la cabeza mientras Sam avanzaba.
—No creo que a las chicas de ahí les guste robar cosas y hacer esgrima—.Sam admitió.
—Sí, mamá, nadie quiere ir—.Mal justificó; sus brazos cruzados mientras semi miraba a su madre.
—Oh, crees que el plan no servirá.Tenemos que dominar el mundo—.Maléfica fantaseó, una mirada de deseo cruzó surostro, antes de cambiar a exigencia.—¡IGNORANTES!—Gritó, alejándose mientrasla seguían. Maléfica gritó el nombre de Mal con voz melodiosa, haciendo que losniños y su hija la siguieran.
