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LOS CHICOS DE AURADON PREP se pararon en la sala de esgrima, preparándose para comenzar su práctica mientras Sam los escuchaba charlando antes de la práctica. Sam se paró en el pasillo junto a Lonnie, atándose el equipo al cuerpo antes de agarrar una espada.—¿Estás segura de que esto nos meterá en el equipo?—
—Tiene que.—Lonnie afirmó decidido.—Estoy cansada de que me digan que soy demasiado débil para hacer el trabajo de un hombre—habló, poniéndose el casco de esgrima, Sam hizo lo mismo.
—Vamos a demostrarles quién es el verdadero jefe—.murmuró Sam, vigilando fuera de la puerta.
Ella oyó los gruñidos y los gritos de los muchachos, oyéndolos luchar con honor. Lonnie asintió a Sam, antes de que ambos entraran corriendo a la habitación, atacando a las primeras personas que vieran.
Carlos y Jay empezaron a atacar a la gente al azar que entraba en su arena de práctica. Carlos aún no se había dado cuenta de que Jay se había movido fuera del área, haciendo que él y Sam fueran los únicos dos luchando.
Sam fue capaz de hacerlo tropezar, llevándolo al suelo y enganchando su espada, inmovilizándolo en el suelo con su pie. Vio que Lonnie ya se había revelado, así que se quitó el casco, revelando su pelo corto y su cara sudorosa.
Carlos sonrió orgulloso mientras ella lo levantaba del suelo, aferrándose a su mano un poco más antes de soltarla. Jay finalmente se acercó, poniendo una mano en el hombro de Carlos mientras Sam y Lonnie chocaban los cinco.—Nada mal.—Jay habló con una sonrisa de satisfacción.
—Deberías ponernos en el equipo—.Lonnie sugirió, Sam asintiendo con la cabeza mientras se quitaba un pelo de la cara. Jay hizo una cara de consideración, antes de que Chad interrumpiera.
—¡Oye, ¿q-qué?! No, no, no. Seríamos el hazmerreír de la liga—.Chad rió entre dientes, Sam le lanzó una mirada muy dura.—¿Y qué va a pasar después? ¿Chicas jugando tourney? Vamos, chicos—.
—¿Qué hay de malo en eso?—Preguntó Carlos, haciendo que Sam lo mirara con una suave sonrisa. Carlos le hizo un gesto con la cabeza, como si no hubiera problema.
—¿Y no has leído el reglamento? Sección 2, párrafo 3, 11-4. 'El equipo se compone de un capitán, un co-capitán y ocho hombres'. ¿Hmm? Mira el reglamento—,se quejó Chad.
—Sí, ¡pero les faltan dos hombres!—Lonnie gritó, disgustada porque ella y Sam habían sido menospreciadas por ser mujeres.—¡Porque Ben tuvo que irse para cumplir como rey, y el hijo de Blancanieves fue transferido a los Halcones el mes pasado!—.
—Exacto. Nos faltan dos hombres—.Chad sonrió malvadamente, encontrando divertida la derrota de las chicas.
—Jay, Carlos, ¿para mí?—Murmuró Sam con tristeza, mirando a sus dos chicos favoritos. Carlos miró a Jay, que se limitó a negar con la cabeza.
—Lo siento, Sam. El entrenador confía en mí. Carlos y yo no vamos a ser capitanes si ignoramos el reglamento—.Jay admitió, viendo como los ojos de Sam pasaban de tristes a traicionados.
Sam miró a Carlos, que sólo le dirigió un 'lo siento'. Ella volvió a mirar a Jay, burlándose. Oyó los pasos de Lonnie retirarse, antes de girarse hacia Chad y abofetearlo justo en la cara. Jadeó mientras lo miraba furiosa.
—Eso, fue por hace 6 meses, por mandarme al infierno. Y por ser un cerdo sexista—.Sam salió del Anfiteatro, Carlos corriendo tras ella.
—¡Sam!—Carlos la llamó, haciéndola darse la vuelta. Ella le dio una pequeña sonrisa, caminando hacia él.—Lamento todo eso—,se disculpó.—En serio, te quiero en el equipo—.
—No es nada nuevo. Tampoco es culpa tuya—.Admitió Sam, mirando al suelo, maldiciéndose por lo nerviosa que la había puesto aquel chico.
—Si te hace sentir mejor, me atrapaste bien ahí—.Carlos rió, ella siguiendo sus acciones mientras volvía a levantar la vista, mirándole a los ojos de color marrón cacao, sonriendo levemente.
—Sam, ¿irías al baile con...?—
—¡Sam, vamos! Evie nos necesita!—Lonnie gritó por el pasillo, sonriendo satisfecha de lo que acababa de ver entre los dos 'amigos'.
Sam y Carlos suspiraron, mirándose una vez más.—Nos vemos esta noche, ¿sí? A las siete en punto, no llegues tarde a tu propio maratón de películas—.
Carlos se rió.—No me lo perdería por nada del mundo—.Carlos sonrió, dejándola ir hacia Lonnie. Ella lo saludó una última vez, viendo como él le devolvía el saludo, antes de perderse de vista.
Carlos suspiró, bajando la vista para ver a Chico mirándolo.—Sí, no era el momento adecuado, ¿sí?—,acarició al perro a su lado, antes de volver al interior del Anfiteatro.
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