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EL DÍA SIGUIENTE NO FUE EL MEJOR. LOS HIJOS DE LOS VILLANOS tenían que asistir a una clase de bondad, que se acababa de inventar cuando llegaron ahí, por no decir otra cosa. Sam se sentó entre Mal y Evie, no quería lidiar con la estupidez de los chicos. Tenía la cabeza apoyada en el hombro de Evie mientras garabateaba brevemente en el escritorio.
Respondían preguntas cada diez segundos, todas ellas relacionadas con delitos. Qué ironía.
A la hora de responder a las preguntas, Mal y Sam solían ser las que levantaban la mano, dando una respuesta que no sonaba nada divertida. La clase se interrumpió cuando una niña desconocida entró en la clase, chillando mientras corría hacia el Hada Madrina. Ella murmuró un par de saludos, que Sam se dio cuenta de que ella sonrió un poco un Carlos. Sam frunció el ceño mientras veía a Jane alejarse.
Una punzada de lo queparecía ser celos golpeó a Sam. Carlos había sido uno de sus mejores amigosdesde siempre. Aunque no lo pareciera, esa era su otra persona. Jay y Samtenían una relación de hermanos que nadie podía superar. Pero, ¿podia Carloshacer precisamente eso?
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LA RABIA QUE SENTÍA SAM ERA ENORME. Habían invitado a los chicos a jugar a un nuevo deporte, y cuando ella se había ofrecido voluntaria para probarlo, se habían reído de ella y la habían mirado como si estuviera loca.
'¡Una chica no puede jugar tourney!'
La única cosa que Chad Charming le dijo, la tuvo en las gradas con los brazos cruzados, el ceño fruncido mientras seguía apoyando a Jay y Carlos en el campo.
Mientras veía a los chicos ser lanzados de un lado a otro, aplaudió con fuerza cuando Jay finalmente hizo un gol.
—¡Vamos Jay!—Gritó Sam, viendo como bailaba feliz. Miró para ver a Carlos en el suelo, respirando con dificultad. Sam saltó de las gradas, bajando para encontrarse con los chicos a mitad de camino. Chocó los cinco con Jay, antes de encontrarse cara a cara con el chico de pelo blanco.
