CAPITULO 11

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Una Tentación Demoníaca.

ISABELLA

Mi lengua está en guerra con la del General, mientras entre toqueteos, y la oscuridad, abro la puerta de un cuarto que se supone es para los clientes.

Cierro la puerta con pesillo y jalo las hebras del cabello del pelinegro.

— Quiero verte pelirroja..—Me ordena tirándome a la cama.

— No me quitaré la peluca, y debe ser rápido —Me niego con la respiración acelerada.

El hace mala cara, y jala mí tobillo llevándome al borde de la cama para separar mis piernas sin dejar que despegue la espalda de la cama.

Pasa su mano por el medio de mis pechos, subiendo a mí cuello, y mordisquea mí oreja masajeando mis pezones.

Gimo arqueando mi espalda y el baja el escote de mis pechos para lamerme las tetas.

Me quita las bragas de un tirón, y abre mis piernas para ver toda mí humedad, mientras yo, miro el techo mordiéndome el labio.

— Dije que quiero verte pelirroja —Vuelve a ordenar con tono demandante.

— No soy tu sumisa—Vocifero con rabia y suelta una risa entre dientes.

Pasa sus dedos por mí humedad, y veo como se los lleva a la boca, saboreando mis fluidos.

Se saca rápidamente el miembro del pantalón y yo cuento los segundos para que me penetre.

Lo necesito...

Suelto un grito ahogado cuando se hunde en mí con una estocada salvaje, que me pone aguar los ojos del placer y del dolor que se combina tan bien.

Se sube encima mío, empujándome para arriba, mientras yo me acostumbro a su gran tamaño.

Mis paredes lo apretaban con fuerza, y el echa las calderas para arriba, adentrándose completo en mí canal.

Gimoteo en voz alta, arqueando mí espalda al sentirme llena y complacida.

Agarra mis caderas con fuerza, y se arrodilla en la cama envolviendo mis piernas en sus caderas, lanzando la primera embestida que me pone a ver estrellas.

Lanza más estocadas, aún más salvajes que la última vez, mientras que yo Gimoteo tan alto como mí garganta me deje.

Disfrutó viendo cómo los músculos de sus brazos se tensan, por el fuerte agarré en mí caderas, y como echa la cabeza para atrás embistiéndome más fuerte.

— Joder..—Masculla en medio de un jadeo.

Observo el verde de sus ojos que brilla en la oscuridad, y el sudor que le recorre la fuerte, lanzando más embestidas que me sacuden.

El éxtasis me hace temblar de placer, mientras la saliva se me convierte agua, y aprieto sus caderas con mis piernas para que entre completo.

Le robo un gemido, mientras que, sin parar de embestirme, se apoya en mí hombro para que yo pueda escuchar su respiración errática en mí oído.

— Dareck...—Susurro mientras disfruto el sonido de su respiración en mí oído.

Jala mí peluca con fuerza y agilidad, liberando mis cabellos rojos, e intentó insultarlo, pero no logro pensar en otra cosa que no sea su miembro entrando y saliendo en mí canal.

— Imbecil...—Susurro atontada.

— Si digo algo, es para que lo cumplas, Cielo—Susurra en medio de un Jadeo.

PASIONES PROHIBIDAS: (Amores que hieren)¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora