CAPITULO 16

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Mentes incomprensibles.

ISABELLA

Me encojo para mí misma cuando los disparos retumban a mis lados, y salgo corriendo hacía un callejón para protegerme de los disparos, trepando la reja para correr a el otro callejón.

Con rapidez y agilidad me saco el vestido poniéndome el enterizo negro que cubre todo mí cuerpo y piel. Me pongo los guantes de cuero, amarró mí cabello y manipuló mí reloj inteligente para que venga mí moto.

Está no tarda en aparecer, lanzando un misil que acaba con la pared, y me subo en ella poniéndome el casco que me cubre completamente protegiendo mí identidad.

Aceleró a la toda potencia por la carretera, y suelto el misil que acaba con los vidrios del restaurante.

Maldito hijo de puta que se hace llamar Rey.

Estuvo a nada de delatarme, y aunque no tenía esa intención, con sus simples y patéticas palabras casi lo hace.

Mí escuadrón aparece en las motos con el mismo enterizo que yo, y me apoyan disparando a toda la Mafia enemiga que trataba de emboscarme.

— ¿Te encuentras bien?—Me pregunta Mario cuando conectó el intercomunicador.

— Si y quiero que vuelen en pedazos a todos los Bufones de Bilal—Ordeno.

— ¿Por qué asististe a esa cena? —Me recrimina.

— ¡No sabía que él estaba allí! —Me defiendo.

— Pues explícale eso a Misael, porque está furioso. —Me avisa y hago mala cara.

La pequeña pantalla inteligente de la moto suena en advertencia y alcanzó a moverme a un lado antes que la bomba caiga encima de mí.

Doy media vuelta y avanzó hacia el maldito tanque de la Mafia de los Zudor.

Era un carro que se podía llamar tanque, tan potente como uno.

Observo como toda la fachada del auto cambia, y se convierte en más que un tanque.

— ¡Vuelen esa mierda!—Ordeno.

La DEA también ataca, posicionándome en un fuego cruzado y avanzó más rápido tratando que ninguna bala impacte en mí.

Pongo mi moto en piloto automático para que se maneje sola y en el mismo ritmo.

Poco a poco me voy sentando en el manubrio.

Agarro impulso para salar en el techo del carro de Mí Mafia donde sé que va mí padre, ya que es la única camioneta con detalles dorados de oro.

Cargo la metralleta que dispara hacia el carro tanque que nos tiene en la mira.

Me pongo de pie tratando de equilibrar mí peso y agarro la vara de metal que me tira Samara en la moto.

Alzó la vara apuntando al carro tanque que estaba a punto de disparar.

— ¡Rápido! —Me grita Elyan.

El carro suelta un misil, justo al mismo tiempo que la vara impacta y la explosión no es de esperar cuando el carro sale a volar.

Le saco el dedo corazón al carro de Bilal antes de que se valla, y mascullo lo mucho que lo odio, dedicándole una reverencia de burla.

Por segunda vez le dejo en claro quién es una líder de verdad.

Salto de nuevo a mí moto, celebrando la segunda victoria alzada de cara a cara, y aceleró a toda potencia con el resto de autos siguiéndome y escapando de la DEA.

PASIONES PROHIBIDAS: (Amores que hieren)¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora