CAPITULO 13

226 29 3
                                    

Visita.

ISABELLA

Pataleo desesperadamente para soltarme, y como puedo le muerdo la mano al que me sostiene.

Me giro dándole un gran puño al que me tenía atrapada y me llevo la mano a la boca cuando distingo a la persona que me tenía.

— ¿Mateo?—Susurro ayudándolo a levantar—Joder me asustaste.

— Lo siento, pero Becky fue a traer refuerzos, y me dejó a mí a cargo—Se trata de limpiar la sangre de la nariz.

Abro mí boca para decir otra cosa, pero un disparo retumba en el lugar, haciéndome encoger para sí misma.

Mis ojos se encuentran entre la oscuridad con los de Bilal y empiezo a correr de nuevo junto con Mateo.

Nos separamos agarrando rumbos distintos, y corro más rápido cuando veo a Bilal pisandome los talones.

Jadeo en busca de aire, y la garganta me empieza arder de las grandes bocanadas de aire que tomo.

El árabe me logra alcanzar cuando la fatiga me gana y me estrella contra un árbol mientras que empezamos a luchar en medio de la oscuridad.

— Eh pasado años buscándote ¿Lo sabes?—Me dice mientras que sigo forcejeando—Siempre eh soñado con alguien como tu, Bella, alguien que pueda poner a todos ante su voluntad.

Pataleo con desesperación tratando de soltarme, y nos estrellamos con más fuerza con un árbol mientras seguimos forcejeamos.

— ¡Quieta joder!—Reprocha el Árabe agarrándome mas fuerte.

— ¡Suéltame!—Le grito.

Me agarra con más fuerza, y pataleo empujándome con mis pies, con ayuda de un árbol para desestabilizarlo.

Le meto una patada en los testículos, logrando soltarme, y sigo corriendo con el corazón retumbando en mí pecho con fuerza.

Miro hacia atrás, observando a Bilal que se recupera y avanza hacia mi sin rendirse.

Vuelvo a mirar al frente, y suelto un jadeo cuando un gran tronco se atraviesa en mi camino.

Cómo puedo lo esquivó, pero aún así, mí pie se dobla dolorosamente, robándome un gritito y haciéndome perder el equilibrio, empezando a rodar cuesta abajo por el bosque.

Mi cuerpo rueda y rueda, impactando contra todo lo que se atraviesa en mí camino, y chillo de dolor cuando una astilla casi se clava en mi pierna mientras sigo rodando con Mateo llamándome a lo lejos.

Mi cuerpo solo se detiene cuando impacto con fuerza contra el asfalto, y llego a la carretera que deja de ser una cuesta abajo.

Gimo con dolor cuando todo mí cuerpo está adolorido, impidiéndome mover, y trato de recuperar el aliento arqueando la espalda de dolor.

Suelto un grito ahogado cuando veo un carro avanzando a toda por la carretera, y me obligo a rodar fuera del camino para que no me aplaste.

Chillo con dolor tratando de controlarlo, y mi vista se nubla cuando la agonía empieza a ganar camino.

Me arrastró por el suelo, y apoyo mí espalda contra un árbol para respirar profundo.

Varios carros mas pasan y pasan por la carretera, e incluso un carro se detiene.

— ¿Estas bien?—Me pregunta una señora de aspecto mayor, bajandose del auto.

No la puedo distinguir por mi vista nublada, pero no se ve tan vieja.

PASIONES PROHIBIDAS: (Amores que hieren)¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora