CAPITULO 3

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Una historia de amor.

ISABELLA

La tarde de New York estaba soleada hoy, el sol entraba por las ventanas de mi auto mientras la música inundaba cada rincón del mismo.

Tenía que terminar el trabajo de Hernán y de paso mandarle los regalitos sin cuerpo a los de la DEA.

Era como una costumbre de la Mafia mandarle las cabezas de nuestras victimas a los implicados, por eso cada que hacíamos un operativo, teníamos que cortarles sus cabezas.

El General se me viene a la mente sin alguna razón, y recuerdo que hoy también damos show en Bella's.

Era como un vicio, solo había pasado casi una semana desde que lo vi, y, para ser sincera me había gustado, era como si una clase de Deseo insaciable lo rodeara a cada rato.

Estaba segura que su mayor condena iba a ser que me gusto. Siempre tengo lo que deseo, y así como tenia la mafia a mis pies, también iba a conseguir a Dareck.

Suspiró pasándome el semáforo en rojo y arrancó a toda potencia por las carreteras.

Tenía que viajar hasta Afganistán, para ver qué pasaba con las nuevas armas, y de paso, recoger a Hernán para terminar con su patética vida.

Llegó a la pista de despegue donde Ailén me estaba esperando con el característico uniforme para las misiones.

Era un enterizo negro que nos permitía movilidad. Yo solo me lo ponía para operativos de alto riesgo, pero para el resto, era obligatorio.

— ¿Todo listo?—Pregunto mirando mi celular.

— Sí, todo está listo —Me indica ella caminando a mi lado.

Los mercenarios que estaban subiendo drogas al Avión, se ponen rectos ante mi presencia, mientras que Adam me espera en la zona de carga.

Los otros Mercenarios que estaban sentados, se ponen de pie cuando atravieso el campo.

Adam Bruzzone es mi novio, es el líder de la Mafia italiana, y más que nuestra relación "sentimental" era por intereses, o al menos para mi era por intereses.

Hace años que nos presentaron con el fin de crear lazos. La Mafia italiana es la mas poderosa y por eso me juntaron con Adam desde muy pequeña.

Si me pasaba algo, a mi, o a mi familia, la Mafia italiana seria quien gobernaría todo. No por que el italiano sea mi novio, si no por el hecho de que eran los mas poderosos, y el poder era el que importaba.

A mí no me interesaba Adam para cosas que no fueran sexo, aun así, tenía que fingir estar rotundamente enamorada de él.

Lo apreciaba, mucho de hecho, pero yo no amaba a nadie, ni siquiera a el, que ah estado conmigo desde los 4 años, si no es que mas pequeña.

— Hay está tu Romeo..—Me dice Ailén en voz baja mientras nos acercamos —Soy team Dareck calienta mujeres—Comenta entre una risa y yo me río con ella.

— Nos vemos luego, asegúrate de que suban todas las armas—Le digo antes de seguir mi dirección hacía Adam.

El italiano siempre cumplía mis caprichos, desde siempre que me tenia en un pedestal donde era imposible bajarme.

Cuando llegó a su lado, agarra mi cintura y junta nuestros labios con fuerza, en un beso largo y apasionado, y lo único que puedo pensar es que, no se sienten como los de un tal General de la DEA.

Le doy un último beso antes de separarme de él y mirarlo a los ojos con una sonrisa.

Era elegante y sofisticado. Su elegancia resaltaba en todo instante, y cualquiera diría que no es un Matón, su belleza era clásica y aunque fuera sutil, lograba resaltar.

PASIONES PROHIBIDAS: (Amores que hieren)¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora