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—¿Crees que debamos amarrarla?

—No estoy segura, pero no creo que quiera escapar. La trampa está afuera. La capturaremos como un ratón si se atreve a salir.

Oigo dos voces mientras mis ojos perezosamente ceden abrirse. Observo rápidamente entonces cómo aquella figura masculina de cabellos azules me mira sonriendo maliciosamente y su madre, al lado, hace lo mismo. Sacudo mi cabeza en un intento por comprender qué está sucediendo, logrando percibir a mi alrededor únicamente sogas y madera quemada.

—Soobin no lo hizo a propósito —digo en voz alta.

—¿Crees que Soobin es el problema?

Tras la señora Lee inquirir, dos orejas sobresalen de la cabeza de Yeonjun y de repente se dibuja una nariz de oveja en su rostro. Pronto, la señora toma la misma forma e imagino que debí drogarme con las plantas de la noche anterior que olfateé al escucharlos a ambos balar: "bee" repetidas veces.

Psicópata.

¿Qué diablos estaba soñando?

Esta vez abro los ojos de verdad. Suelto una risa silenciosa al ser consciente de que sí estoy en mi cama y recordando nebulosamente cómo se veían las caras de Yeonjun y su madre. Pongo mis pies fuera y me acerco a la ventana, donde no tardo en divisar a la señora arrancando la hierba mala cerca de la casa.

—Despertaste —sonriente me saluda. Hago una reverencia y salgo para ayudar a quitar las hierbas—. ¿Dormiste bien?

—Tuve un sueño bastante extraño, de hecho —respondo—. ¿Aún no vuelve Yeonjun?

—Todavía no-

No estaba lejos de contestar y yo de hacer otra pregunta cuando recuerda que dejó una olla encendida, por lo que, soy la única que se queda fuera a limpiar. Los días pasan volando, pero por primera vez, no me siento estresada. Ya no. Después de lo que ocurrió, Soobin prefirió irse. Dudé en quedarme también, pero las cosas siguieron siendo como antes. La señora Lee era un amor de persona. Supuse entonces que fue un malentendido, además Yeonjun me contó que no era la primera ni la única persona con la que su madre se ha comportado así, ya que cuida a los animales como si fueran sus propios hijos. Lastimosamente, no logramos convencer a Soobin de eso.

—Te ves como toda una señorita de campo.

—¿Todo bien en tu reunión?

—Buenos días a ti también, Jiwoo —sonríe Yeonjun para inclinarse más tarde a besar mi cabeza. Inesperado viniendo de él—. Y sí. Todo bien. Hablamos mucho.

—¿Cada cuanto lo hacen?

—Medio año creo. Esta vez fue coincidencia que estuviera aquí. El tema fue la seguridad. Hay mucha delincuencia según parece.

—Qué miedo. Deberíamos regresar a la ciudad.

—No creo que funcione si el delincuente está junto a ti.

—¿A quién te refieres?

—Bueno, jamás dije que el delincuente se dedicara a robar cosas materiales —contesta levantándose y limpiando su pantalón—. Puede robar corazones también.

—Chistoso.

—Ay, ya regresaste. Ayúdame a limpiar el establo —pide inmediatamente la señora Lee al ver a Yeonjun.

Pasa que el peli azul salió ayer por la noche a una reunión con algunas personas del pueblo y como terminaban bastante tarde, decidió dormir en la casa de Taehyun. ¿Cómo lo supimos? Literalmente, enviaron la nota en una gallina.

—Mi pobrecito debe estar exhausto. Es la primera que lo invitan. Aun así, debe ayudarme.

Asiento al comentario repentino de la señora; sin embargo, me percato al momento de algo raro en sus palabras, ¿no que cada seis meses?

Pαrιsh Pυmρ ≫ C.Ψ.JDonde viven las historias. Descúbrelo ahora