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—¿Estás cómodo? ¿Necesitas algo? ¿Tienes hambre? ¿Un café tal vez?

El chico de cabellos azules suelta una pequeña risa al finalizar mi atarantado rap de preguntas.

—Estoy cómodo, no tengo hambre, pero si necesito algo.

—Dime.

—Que te quedes aquí conmigo —palmea el sitio vacío a su lado. Dudo en hacerlo a primera vista; sin embargo, su carita moreteada me convence y finalmente acato a su petición.

—¿Algo más?

—Nada.

—Yo si quiero pedirte algo.

Levanto la vista mientras que él la desciende. Aunque estemos sentados, la diferencia de altura es generosa. A continuación, un sonido sale de su garganta, accediendo a mis palabras.

—No te pregunté en la escuela, pero ¿me puedes decir quién te golpeó?

—Ya pasó, Jiwoo.

Este niño.

—Al menos prométeme que si vuelven siquiera a provocarte, los vas a golpear tú primero.

—Lo haré.

El resto de la tarde no pasa nada asombroso. Yeonjun se duerme en medio de una serie infantil y yo me dedico a revisar qué hay de comer. Y hay mucho, sólo que, no tengo ánimo de cocinar.

—¡Yeonjun, despierta! ¿Quieres pizza?

—¿Qué? —responde somnoliento, frotándose a la vez esos pequeños ojos—. ¿Qué es eso?

—Comida.

Parpadea un par de veces antes de negar con la cabeza y el índice, chasqueando la lengua en el acto.

—¿Vas a cocinar? ¿Necesitas ayuda?

—Yo no puedo cocinar eso, voy a pedir. Levántate y baja a comer.

Hago la llamada al número del restaurante confiable donde usualmente los chicos y yo comemos. El timbre suena exactamente diez minutos después.

Algo extraño, puesto que suelen tardar más.

Abro la puerta, esperando encontrar al dulce y guapo chico delivery en la entrada, pero no, la persona a quien veo hace que quiera dar un portazo en su lugar y largarme.

—¿Qué haces aquí?

—Traje ramen —contesta la chica de sonrisa perversa, agitando entre sus manos un paquete de aquel fideo de presentación roja como su cabello.

—Gracias, pero no hacía falta.

—No importa. ¿Puedes hacerlo? —pregunta mientras busca algo, o más bien alguien, con la mirada alrededor de la sala—. ¿Dónde está...?

—Ya se fue-

—¡Ahn Ji! ¿Sabes qué acabo de notar? ¡Me parezco a los pollitos de colores!

—... a la cocina —termino de hablar después de oír la voz de Yeonjun intervenir desde adentro. Ni siquiera me enteré cuando bajó.

—Pues yo preparo un delicioso ramen. Vas a ver —espeta sonriente, encaminando sus pies al famoso sitio.

¿No quería que yo lo hiciera? ¡Bipolar!

Pαrιsh Pυmρ ≫ C.Ψ.JDonde viven las historias. Descúbrelo ahora