15: NO SÉ SI QUIERO TENER AL BEBÉ.

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La llegada a la casa de su hyung, parecía prometedora para Jungkook

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La llegada a la casa de su hyung, parecía prometedora para Jungkook. Su hermano había equipado la habitación de invitados con todo lo que necesitaría para los cuatro días que se quedaría allí, incluyendo un cesto lleno de snacks, por si le entraba hambre a media noche. La cama era cómoda y la temperatura ideal. Por lo que, luego de la cena, se dio una necesaria ducha para quitarse el cansancio por el viaje y se dispuso a dormir.

Como si se tratara de un objeto muy preciado, de su maleta sacó una camiseta de Seokjin, y la puso sobre su piel desnuda. Sentirse rodeado de su aroma, a pesar de la distancia, era reconfortante. Le necesitaba allí, y comenzaba a extrañarlo horriblemente.

Nunca se consideró del tipo de omega dependiente de su alfa, porque no le costaba trabajo salir por su cuenta, pasar un día entero sin verlo o cosas similares. Pero, el saber que pasarían varios días, antes de volver a estar entre sus brazos, lo volvía todo más intenso. O quizás, sólo era cuestión del embarazo y ya.

Esa noche fue un punto muerto, en que sólo cerró los ojos y para cuando los abrió, ya era de día. No hubo sueños, ni interrupciones, pero no se sintió descansado en lo absoluto. La cama se le hacía desconocida y la camiseta de Seokjin no era suficiente para crear la ilusión de tenerlo a su lado. Por esta misma razón, se la dejó puesta y, luego de ponerse un pantalón cómodo, se abrigó con una sudadera que también era de su alfa.

De esta forma, apareció en el comedor para desayunar, siendo recibido por una escena que lo hizo detenerse en el arco de la puerta. Un cuadro familiar, muy real.

Namjoon estaba sentado en la cabecera de la mesa, bebiendo su taza de café, con los lentes a medio camino de su nariz, sosteniendo su celular con la otra mano, concentrado leyendo sepa Dios Lobo qué cosa. Junto a él, Haneul metía su pequeña manita en el plato de arroz, sacando un puñado de este para levarlo a su boca, tirando la mitad en el proceso, y desparramando el resto en su ropa y rostro. Incluso Jungkook pudo ver un par de granos en su cabello despeinado y en el brazo de su hermano. Hanbin estiraba su labio inferior en un puchero, amenazando con ponerse a llorar en cualquier momento, porque el plato en que su hermana metía la mano, era el suyo. Sus ojos cargados de brillantes lágrimas, comenzaban a enrojecerse y a Haneul parecía no importarle en lo más mínimo. Jimin, por su parte, estaba terminando de revolver algo en una olla, hablando de algo, aunque más parecía un monólogo, porque no había nadie en esa mesa que fuera el receptor de su charla.

—Buen... —el agudo llanto de Hanbin, interrumpió tanto la conversación de Jimin, como el saludo que pretendía decir Jungkook.

— ¿Qué pasó? —Jimin se volteó, apagando la estufa y tomando un trapo de cocina para secar sus manos, acercándose a la mesa. —Osito, ¿por qué llora Binnie?

—Hanie le está robando el arroz —respondió el alfa, sin apartar la mirada de su celular, ni siquiera inmutarse.

—Y, ¿por qué no le mostraste cuál es su plato? —resopló con frustración. Intercambiando el cuenco de arroz que Haneul ignoró, y poniéndolo frente a Hanbin, solucionando el problema. Con el mismo paño que aun sostenía en su mano, secó las lágrimas y mocos del menor, mascullando cosas para sí mismo.

̶I̶M̶ PERFECT LOVE ~ JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora