❝Convincing power❞

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—Padre —Entré a la habitación—

—Dime, muchachita.

—No me iré con ustedes a los Emiratos.

—¿No irás? —Se giró rápidamente—

—Sí, si iré, pero no con ustedes.

—¿Entonces?

—Yo me las arreglé, es sólo que no quiero irme con mi madre... pero no te preocupes, estaré bien. —Sonreí, tratando de que se convenciera—

—Bueno, más te vale llegar en una sola pieza, ten mucho cuidado —Besó mi frente—

—Entonces me voy, que se me hace tarde.

—Está bien, nosotros nos iremos en una hora y media.

—Claro, tengan cuidado también

No queriendo más diatribas salí de la habitación y bajé rápidamente con el bolso en mano, hasta llegar a esa bicicleta que me gustaba tanto.

Sonreí al verla y rápidamente salí de casa montada en ella, de la forma más sigilosa que pude para que ninguno de los guardaespaldas metichones que tenía mi padre me viera.

Pronto salí de la jaula de oro y emprendí mi camino tranquila, viendo todo y saludando a los ancianos que abrían sus puestos de churros.

Me arrepentía un poco de haber elegido la bicicleta, porque el sol de la tarde me estresaba, sin embargo, nadie podía saber absolutamente nada de lo que pasaba, no quería que mi padre armara un lío.

El tiempo se fue volando, tan perdida iba en mis pensamientos que me pasé del club y tuve que dar vuelta a la manzana para no verme tan idiota, le dejé encargada la bicicleta a la novia de Ancel y esperé los cinco minutos que faltaban para las seis en punto, creyendo que por fin algo le saldría mal al narco ese.

Pero no, me tuve que morder la lengua, porque una hermosa Cadillac Escalade se detuvo frente a mí sólo seis segundos antes de la hora y un hombre vestido de traje gris con lentes negros bajo de esta para abrir la puerta trasera.

Me subí con la delicadeza que mi madre me obligó a desarrollar para no darle vergüenza y suspiré, dentro olía a un delicioso perfume masculino.

—¡Pero si es hermosa! —El conductor golpeó el brazo del que abrió la puerta— ¡Hola, señorita Astranova!

—¡Emin! Nos va a matar el amo. —Susurró entre dientes el otro—

—Vincy, cierra la boca, miedoso —Le sacó la lengua y volteó conmigo para sonreírme—

—Hola... Emin —Le sonreí amable, feliz por su entusiasmo—

Fueron unos breves veinte minutos para llegar a lo que parecía ser una mansión enorme; me llevaron rápidamente por un pasadizo con alfombras negras y después de una eternidad salimos a lo que parecía ser el patio.

Era enorme, diez veces el patio Morgenstern y contando, me maravillé totalmente, sonriendo por la simple belleza de la vista, los grandes árboles y las flores rojas, era perfecto.

—Señorita, por aquí.

El tal "Vincy" tomó mi bolso y me apuntó a una monstruosidad de jet privado que no había notado, era enorme, negro con bordes rojos con las palabras "A.G" en grande. Mi boca se abrió en una pequeña "o", sin embargo, seguí al hombre y subí como me indicó, casi quise resollar como un cerdo al terminar el recorrido de escaleras, fue un gran esfuerzo, pero me contuve.

—Mi compañero Emin y yo nos sentaremos en la parte delantera junto al servicio y usted puede acomodarse donde prefiera y hacer lo que guste.

Me hizo una pequeña reverencia y yo a penas y respiré cuando los vi desaparecer por la puerta.

The beast's obsession ; Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora