❝Dance for Mr. Devil❞

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Estaba nervioso, muy nervioso.

Me encontraba sentado en mi gran sofá negro, había cruzado la pierna izquierda sobre la otra y viceversa, no había podido terminar mi vaso de whisky y tampoco podía dejar de morder mi labio.

Esa mujercita de rubios cabellos que resplandecían como el mismísimo sol y de ojos tan celestes como el agua marina más cristalina, me tenía totalmente hechizado; ella desconocía del absolutamente magnífico poder magnético que tenía sobre mí, ella podría pedirme las estrellas y yo tendría la jodida capacidad de hacerla conocer todas y cada una de ellas, asegurándome de que fueran de su pertenencia antes de que sus ojos dieran un pestañeo.

Entonces sí, esas ansías de verla, bailando frente a mí, con un conjunto de lencería que me permitiría ver esa piel tersa y viva, me carcomían.

"Imagino que también la puedes
follar."

"Cállate."

"¿Por qué? ¿No es lo que
más anhelas?"

"¿No entiendes que somos monstruos?
Venimos de la profundidad del infierno,
ella es humana, ella no podría llevarnos."

"Por algo nos encanta tanto, ¿no?
Algo nos atrae de ella que va más allá
de los límites 'humano-demonio', creo que
entiendes mi punto; y pagaste mucho
como para que no la puedas follar."

"Ella no es una simple bailarina
de club; lo que yo pagué no es nada
en comparación con lo que ella vale,
esa suma de dinero es vergonzosa
al lado de ella."

"Estás tan enamorado."

"Mi plan es acercarme a ella,
cuando lo haga, permitiré que
estés despierto para que la conozcas,
y te aseguro que pronto no
sólo seré yo."

"Sí, bueno, a ver si lo
logras, escoria."

El sonido de la puerta siendo abierta me hizo mirar al frente, pude percibir a mi empleada, Sara, vestida tal cual como en la cena.

-Amo, la señorita ya está en su posición, debería subir.

Asentí y me levanté suavemente, tratando de hacer las cosas lentas para no sentir esos nervios que me daban algo de asco, es decir, eran irracionales. Soy el hombre más seguro de todo este mundo y no puedo creer que tenga a la mayoría de mis articulaciones temblando.

Salí del lado contrario por el que la mujer entró, para toparme con una especie de pasadizo totalmente oscuro, con una breve luz lunar que entraba desde la esquina del gran ventanal. Habían unas escaleras en forma de caracol que me permitieron subir con éxito hacia el piso más hermoso del edificio y mientras iba subiendo, podía sentir que cambiaba mi físico.

La cúpula de cristal me permitía ver la habitación totalmente bajo la fría luz de la luna, era gigantesca y, caminando un poco más por todo el lugar, pude ver una especie de estructura en forma de pentágono que se conformaba por el centro y cuatro escalones en cada uno de sus cinco lados; colgada del punto medio de la cúpula con ayuda de una cadena había una forma de estrella hecha de madera en un tono negro al igual que la estructura, los lados de ésta tenían unas telas moradas que no me dejaban ver lo que había dentro porque todo era oscuridad.

-Puedes empezar, Dove.

-Tome asiento, amo.

Su suave voz me hizo cerrar los ojos; hice caso y recorrí lo que me faltaba para llegar al único sofá que había en el lugar, un par de metros lejos del punto.

The beast's obsession ; Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora