❝If you weren't so perfect...❞

57 6 2
                                    

El viaje a los Emiratos fue extremadamente tenso, seis horas con veinte minutos fueron más que suficientes para dejarlo completamente estresado, estaba en una especie de limbo dentro de su mente que le hacía dudar totalmente en si todo iba a salir según lo planeado.

A Bill Kaulitz no le preocupaba en lo absoluto que quedara vivo alguien de la familia, es decir, el único testigo fue aquél hombre al que asesinaron en las narices de Anthony.

Era imposible que se supiera que fue él quien había dado la orden de eliminar a los Petrovich.

Lo que le preocupaba era que no podía saber quién fue el autor de la muerte de aquél individuo, todo por la reciente y extraña pérdida de sus poderes; generalmente era como una cámara que veía todo lo que cada persona en el mundo hacía si quería, pero ahora era todo oscuridad.

Tenía algunas preguntas, como por ejemplo, ¿por qué justamente asesinarlo ahí? Era un piso más arriba de donde se debía disparar para lograr la perfección en la trayectoria, en pocas palabras para completar un disparo más certero, lo comprobó cuando él se colocó en el edificio desde donde el disparo se dió.

Suponiendo que se había contratado a un francotirador especializado, él sabría que debía matar al otro, y sabría que tenía que subir un piso más; alguien que deseaba con muchas fuerzas asesinar a un individuo contrataría a la persona correcta, a menos de que fuera un completo idiota que se dejaba llevar por una buena oferta.

¿Por qué dejar vivo al empresario? Es decir, Corbett Petrovich era nada a un lado del dueño, ¿qué se supone que tenían en contra del ruso?

De hecho, parecía que todo era obra del mismísimo Kaulitz menor para no ser descubierto, el Morgenstern tenía toda la razón del mundo al dudar de él.

✮Astranova✮

Aquella ansiedad molesta, que se asimilaba a un oleaje salvaje en mi corazón, me provocaba una taquicardia que incluso hacía que mi pecho sufriera con punzadas fuertes y dolorosas.

¿Por qué si mis recientes sentimientos eran solo ira y tristeza, la ansiedad se hacía presente también? Como si mi sistema no tuviera suficientes emociones fuertes.

¿O acaso significaba que mi estómago acunaba un mal presentimiento?

Churro no estuvo aquí en toda la mañana y mi habitación me daba la impresión de ser... más triste o desolada de lo normal. Mis ánimos eran neutrales a mi parecer, pero ver el cielo nublado me hacía dudarlo, esa estela deprimente parecía seguirme incluso al baño.

Unos toques en mi puerta me hicieron reaccionar, fue imposible no rodar los ojos con molestia, pero negué y giré la cabeza de lado a lado, tratando de evitar enojarme con el mundo.

-Pase.

-Señorita Nova, el señor Morgenstern la solicita en su despacho. -Me miró unos segundos después de que asentí- ¿Sabe usted en dónde se encuentra su madre?

-Lo ignoro en absoluto. -Negué levemente- Por favor, comunícale a mi padre que iré en unos momentos, parezco una bruja.

-Señorita Nova, pero si usted es tan hermosa. -Sonrió tan gentil como siempre- Bueno, me voy.

-Muchas gracias.

Cuando se fue cambié mi pijama por una camiseta negra atada en la espalda para mantenerla en la cintura y unos vaqueros a la cadera, algo realmente simple, pero también lo mejor que mis ánimos me dejaron lucir; cepillé mi cabello y lo recogí en una media coleta, realmente sentía mi cuerpo pesado, con sólo el esfuerzo de peinarme mis brazos se cansaron.

The beast's obsession ; Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora