❝The Devil can also dance❞

70 8 3
                                    

—¿No le asusta la idea de ensuciar su vestido? —Pregunté con una voz jodida e irreconociblemente suave, entendiendo su mirada, con miedo de que se sentara en algo tan sucio—

—En absoluto. —Negó rápidamente, luego ladeó su cabeza y me miró— ¿Le da asco?

—¿Perdón?

—Que si le da asco sentarse en el pasto. —Explicó con esa voz tan hermosa-

—No... no, yo no- no me da asco, es que lo pregunto porque su vestido se ve caro. —Me sentí tan idiota con mi forma de contestar, pero ella no tenía que saber de mi condición—

—No lo es, yo misma lo hice, así que no le veo problema. —Hizo el ademán de sentarse—

—Espere —Se frenó y me miró extrañada—

Me quité el saco rápidamente y lo coloqué en donde se iba a sentar, procurando estirarlo para que no ensuciara en absoluto su vestido.

—Ya puede sentarse. —Ella abrió los ojos algo sorprendida y negó dos veces—

—Oh, no debió de-

—Por favor, siéntese. —Se me escapó una pequeña sonrisa—

Estiré mi mano hacia ella y se la ofrecí, ella la miró con algo de duda por unos segundos pero aún así la tomó suavemente.

Ahí fue donde pude admirar el gran tamaño que poseía la mía en comparación con la suya tan delicada y pequeña. No evité pasar mi pulgar por sus pequeños deditos con ternura, sintiendo la suavidad de éstos y prestando atención a sus hermosas y cuidadas uñas.

Tuve que parpadear varias veces para salir de mi momento de ensueño y la guié para que se sentara sobre mi saco.

Mi postura quedó inclinada sobre su pequeño cuerpo, y admiré la belleza de su cara con la mente trabajando rápidamente por tratar de memorizar aún más los detalles que poseía, sin soltarla.

Ella dirigió su vista de la unión de nuestras extremidades a mis ojos, y yo bajé la mirada a sus labios rosados y brillantes, remojando los míos con ansías.

Soltó suavemente mi mano y volteó a su lado izquierdo, momento en el que me enderece y saqué mi estuche de cigarrillos para tomar uno y encenderlo.

Dí una gran calada, tratando de reprimir las ganas de tomarla y llevármela conmigo. En el preciso momento en el que miré el cielo para dejar ir el humo fue que vi una estrella fugaz y giré para verla.

—¡¿La vió?! —Preguntó emocionada-

—Claro, pida un deseo.

Ella cerró los ojos y juntó sus manos con fuerza.

"Deseo que mi vida mejore y yo pueda alejarme para siempre de mi madre"

Estaba en contubernio, extrañado por su deseo, pero manteniendo mi postura tranquila para no parecer tan entrometido como era.

"Calma, Paloma. Cumpliré tu deseo más pronto de lo que te imaginas"

Estuvimos unos largos minutos admirando el firmamento, cuyas estrellas parecían brillar mucho más de lo que habitualmente hacían en los Emiratos.

Consumí mi cigarrillo y lo tiré en el suelo, pisándolo y volteando a ver a la muchachita de ojos soñadores.

—¿Le gusta el lugar?

—Mucho, uno de mis favoritos aquí... —Mordió su labio inconscientemente— Pero, ¿de quién es?

—Oh, es del dueño de la nueva empresa de la que tu padre forma parte como socio minoritario.

The beast's obsession ; Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora