Nuestros corazones aún laten. [Tenoch Huerta]

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En medio del caos y la destrucción, donde el ruido ensordecedor de los disparos y los gritos llenaban el aire, se encontraban dos personas: _______ y su esposo Tenoch, que se refugiaban tras los restos de un antiguo edificio. Sus miradas reflejaban el miedo y la incertidumbre, pero también una determinación inquebrantable.

La mujer, de cabello oscuro y ojos llenos de valentía, sacudió su cabeza cubierta de polvo y maldijo en silencio la guerra que les había arrebatado la paz. A pesar de su aspecto frágil, mostraba un temple y una fortaleza inigualables. Con su mirada fija en el horizonte, se dirigió al hombre a su lado.

- ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? -preguntó con voz temblorosa pero firme-. Tantos sueños y esperanzas, ahora reducidos a escombros y muerte.

Tenoch, con su rostro surcado de cicatrices y una barba descuidada, tomó aire profundamente antes de responder. Sus ojos, aún brillantes de intensidad, mostraban una historia de lucha y sacrificio. Miró a la mujer con admiración, pues a pesar de todo lo que habían pasado la seguía viendo como la primera vez.

- Han sido tiempos difíciles, querida. La humanidad siempre parece encontrar una forma de destruirse a sí misma. Pero no perdamos la esperanza, nuestros corazones aún laten.

La mujer suspiró y agarró fuertemente su rifle. Las explosiones se acercaban cada vez más, y la tensión en el aire era palpable. En ese preciso instante, un uniforme militar rasgado y ensangrentado yacía en el suelo, un testimonio desgarrador de la crueldad de la guerra, que había alcanzado a prácticamente todo el mundo.

- Mira cuánto hemos perdido -susurró la mujer, mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla-. Pero no permitiremos que esta oscuridad nos consuma por completo. Debemos luchar por aquellos que ya no pueden hacerlo.

Tenoch asintió y tomó la mano de la mujer en un gesto de apoyo.

- Tienes razón. Debemos resistir y levantarnos contra esta locura. No permitamos que la desesperación nos venza.

Ambos miraron el paisaje devastado que los rodeaba, contemplando las ruinas humeantes y las siluetas de otros soldados alzando sus armas en un último esfuerzo por sobrevivir. Sabían que la lucha sería difícil, pero también entendieron que la esperanza y el amor eran las armas más poderosas que poseían.

Decididos, se levantaron juntos del refugio de los escombros y se adentraron en el campo de batalla, prometiendo luchar no solo por su supervivencia, sino por un futuro donde el campo de batalla no existiera más. Con cada paso que daban, estaban decididos a ser la voz de aquellos que yacían en el silencio de la muerte, y a llevar la esperanza a aquellos que habían perdido toda luz.

Pelearian hasta que sus corazones dejarán de latir, pelearian hasta que alcanzarán la libertad y la paz que les habían arrebatado.

Tenoch Huerta ___ One Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora