Parte 15

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Hola gente! les dejo un capítulo eh... mmm. algo incómodo de leer xDD pero es que no pude resistirme a la tentación de escribir ciertas escenas. Espero les guste y dejen comentarios. Todo era ABSOLUTAMENTE necesario para la trama y era un evento canónico ajaajaj (si, claro)


Capítulo 15

Lidia se mantuvo sería mientras la doctora Carmen hacía su trabajo y revisaba el trasero de Anneth. La verdad, era gracioso si se le miraba desde otra perspectiva: tener experiencias poco usuales durante el sexo podía acabar con una incómoda visita a la clínica y someter al pobre paciente en una situación muy vergonzosa.

Anneth se había negado a ir a ver a la doctora, que era amiga suya. Había la confianza, pero tal vez no la suficiente como para permitirle a Carmen revisar la zona entre sus nalgas.

—¿Y bien? —Preguntó Anneth, que estaba recostada sobre la mesa de observación, con una almohada bajo el vientre y el trasero ligeramente alzado y desnudo.

—No es nada de lo que te debas preocupar —dijo Carmen mientras se quitaba los guantes y de paso, le metía a la pobre Anneth una pequeña nalgada como símbolo de su amistad traviesa—. Sólo ten más cuidado la próxima vez, pervertida.

—¿Es un desgarro o fisura? —Preguntó Lidia, asomándose un poquito para mirar el trasero de su prima. Esas nalgas redonditas y de piel clara le llamaban mucho la atención.

—No, nada de eso —Carmen le restó importancia al asunto—. Ya puedes subirte los pantalones, linda. Tienes irritación en la piel debido a la fricción. Yo te recomendaría usar más lubricante.

Anneth se subió los pantalones rápidamente y trató de mantener una actitud digna como si no hubiera ocurrido nada, aunque la verdad estaba a punto de morir por la vergüenza. No quería que Lidia ni Carmen supieran la clase de prácticas que llevaba con Rachel, o más bien, la que ella le obligaba a hacer.

—Te recetaré una pomada. Descansa y cuídate. Y nada de sexo durante al menos dos semanas hasta que desaparezca por completo el malestar. Aquí tienes.

Anneth agarró la receta y la guardó en el bolsillo de sus jeans.

—Gracias y espero no volver por lo mismo.

—Oye —Carmen la miró desde su escritorio. Era una doctora sumamente linda y de cabello rubio, y su aspecto le provocaba a Anneth suspiros y ciertas fantasías jugando al médico. Por desgracia, Carmen no compartía sus preferencias y estaba comprometida—. Sé que puede ser excitante practicar esta clase de sexo, pero no tienes que hacerlo si no te sientes cómoda. Si te duele o molesta, díselo a tu pareja y que se aguante.

—Lo mismo le aconsejé yo —mencionó Lidia, abrazando a su prima por la cintura—. Pero la pendejita no escucha.

Carmen rio.

—Está bien. Eso es todo por ahora. Llámame si tienes dudas.

—Gracias, Carmen —dijo Anneth y se despidió de la doctora antes de salir totalmente humillada del consultorio.

Una vez que llegaron al coche y Lidia subió detrás del volante, Anneth se tomó el tiempo para sentarse con mucho cuidado y ponerse el cinturón. El ardor era incómodo y le hacía maldecir a Rachel por habérselo provocado.

—¿Estás bien? —Preguntó Lidia después de encender el motor.

—No dejabas de reírte de mí mientras Carmen me exploraba el culo. ¿Sabes lo humillante que fue bajarme los calzones delante de ella?

—No más humillante que hacer cosas que no quieres en la cama.

Aquel fue un comentario hiriente y bajo; pero estaba cargado de cierta verdad. Anneth lo entendió y se avergonzó más de sí misma y de su situación. Se sentía sucia y desleal. Tanto, que empezó a preguntarse si había valido la pena pasar por este dolor con todas las consecuencias que eso conllevaba.

[Terminada] Cuando el Karma llega [Historia Lésbica ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora