[Terminada] Cuando el Karma llega [Historia Lésbica ]

Parte 18

Hola! les traigo otro cap :3 donde vemos mas desarollo de personaje jeje 

Capítulo 18

Zoey comenzaba a creer que algo sucedía con su jefa, aunque no estaba segura de qué era en realidad. Ya habían pasado dos semanas desde que se presentó ante ella como su asistente, y los rumores de que era una mujer arpía y vanidosa, hasta el momento no tenían fundamento. Simplemente era bonita y un poco creída, nada más. Era cierto que de vez en cuando lanzaba alguna que otra frase de seducción o chiste coqueto, pero Zoey, a pesar de su apariencia de niña frágil, tenía mucha experiencia en el terreno de la sexualidad y no caía tan fácilmente ante las provocaciones de una lesbiana desesperada como ella.

—¿Tienes la presentación? —Preguntó Rachel desde su escritorio.

La asistente apartó la mano del mouse y miró por un lado de la pantalla.

—Ya casi la tengo lista. Sólo le estoy agregando transiciones.

—¿Y las tablas de datos?

—En el correo. Las envié anoche. Adelanté las de la semana siguiente.

—¿Y los estimados para el mes que viene?

—Se los llevé en persona al secretario.

—¿Los memos para los empleados?

—Le encargué a Annita que los llevara a los jefes de departamento. También lo envié por correo para tener una copia.

—Ah, gracias —Rachel se sorprendió por la eficiencia de la muchacha y luego miró su reloj de pulsera—. Hora de comer. Deja lo que estás haciendo y vámonos.

—¡Yupi!

Zoey fue la primera en salir de la oficina y Rachel la siguió de cerca para notar lo bien que le quedaban los pantalones que ella misma le había comprado dos días atrás. Se le ajustaban al trasero, moldeando su figura esbelta y lujuriosa. Rachel estaba encantada con la chica y no le faltaban ganas de darle nalgadas.

Salieron del edificio y se fueron al restaurante que estaba a dos calles de él. Se sentaron en la misma mesa donde habían compartido el almuerzo y la mesera de siempre se acercó para atenderles. Ordenaron la comida y después se relajaron. Había sido una semana particularmente agotadora para las dos. Zoey se había quedado a hacer horas extra, compartiendo la oficina con su jefa para darle gusto y ganarse unos billetes más.

Durante aquellos momentos en los que quedaron atrapadas en el trabajo, lograron afianzar la relación laboral que estaban construyendo, y ahora Zoey conocía algunos aspectos de la vida personal de su jefa: las malas relaciones con su familia, su interés por formar parte de la mesa directiva de la empresa, su gusto por los deportes extremos y su afición por los libros de romance erótico.

En lo que esperaban la comida, platicaron un poco más sobre su trabajo hasta que Rachel decidió que ya era suficiente de ese tema y buscó algo más personal.

—No me has dicho si tienes pareja.

Zoey apartó la vista del menú de postres.

—Eh, no. Estoy soltera. Tengo algunos amigos con los que me divierto de vez en cuando, pero nada serio.

—¡Ah! Una chica que vive su vida sexual con sus amigos. Eso me gusta.

Zoey sonrió.

—Bueno, nos divertimos y nos llevamos bien. Ellos saben mis intereses.

—¿Y cuáles son?

—Que le corro a las relaciones serias —rio Zoey como si fuera un buen chiste—. Es decir, me gusta el sexo como a todo mundo y no le veo lo malo a experimentar.