— Joder, cariño — Murmura Hailee contra mi cuello en cuanto cierro la puerta. Ella me da un beso de boca abierta en mi punto de pulso — Estoy tan jodidamente enamorada de ti — Me muerdo el labio para no gemir ante la sensación de su boca en mi piel.
— Hailee... — Intento decir, pero ella está deslizando sus manos a lo largo de mis muslos, atrayéndome hacia su regazo en el asiento trasero — Mierda, Hails — Estoy tratando tanto de no ser demasiado ruidosa y que el conductor descubra lo que está pasando, pero mierda, ella es tan sexy.
— No puedo creerlo — Otro beso en mi cuello — Ese fue el regalo de cumpleaños más dulce — Me muerde suavemente, y jadeo — Cantaste para mí — Su lengua se desliza y acaricia mi lóbulo de la oreja antes de morderlo también — Tan caliente — Susurra.
Agarra mis caderas con fuerza, sus dedos se clavan en mí. Entierro mis manos en su cabello y tiro suavemente. Me está volviendo absolutamente loca.
— Te amo — Respiro, y guío su boca hacia la mía. Deslizo mi lengua entre sus labios y ella gime de placer. Mierda, sabe tan bien.
De alguna manera, nos contenemos para no arrancarnos la ropa en el coche, y cuando llegamos a su casa, corremos adentro.
Tan pronto como la puerta se cierra detrás de nosotros, ella me empuja contra ella.
— Este es el mejor cumpleaños que he tenido — Me dice con un gruñido en su voz. Sus manos deslizan por mi cintura y se aprieta contra mí con rudeza, sujetándome a la puerta — Y solo va a ponerse mejor — Su aliento es cálido en mi piel mientras rastrea besos por mi cuello y mis clavículas. Traza su lengua por mi cuello y muerde mi mandíbula, haciéndome gemir — Yo mando, ¿entendido? — Murmura en mi oído, y yo asiento.
— Uh huh — En este momento no soy capaz de formar palabras.
Mis manos se enredan en su camiseta y ella se ríe de mi desesperación. Estoy agarrando cualquier parte de ella a la que pueda aferrarme, anhelando con lujuria.
— Buen trabajo, nena — Ella me levanta y me lleva por el pasillo, besándome profundamente.
Gimo en su boca cuando mueve sus manos para agarrar mi trasero, y siento su sonrisa mientras sigue besándome. Le aparto el cabello del cuello para poder besar su punto de pulso, y ella inclina la cabeza para darme más espacio. Aspiro un poco, y ella me recompensa con el gemido más sexy que he escuchado.
Enredo mis dedos en su cabello y aprieto mientras ella abre de un empujón la puerta de su habitación y me lleva hacia la cama. Sigo besando su cuello mientras me baja y luego me empuja para que quede acostada boca arriba.
Ella se inclina sobre mí antes de quitarse la camiseta y hacerme una seña para que haga lo mismo.
— ¿Vas a hacer todo lo que yo quiera? — Me pregunta, deslizando sus dedos por mi estómago y pecho desnudos.
— Sí — Consiento enfáticamente. Ella se inclina y besa mi pecho, sosteniendo mis senos con cada mano.
Se deshace de sus pantalones mientras sigue jugueteando con mis pezones, luego se coloca sobre mí, llevando una de mis manos hacia su centro.
— Déjame montar tus dedos — Me ordena, y deslizo dos dedos en ella. Está tan mojada y caliente que casi me hace estremecer en el momento en que la toco. Ella me da instrucciones paso a paso para llevarla al clímax, y cuando finalmente estalla, echando la cabeza hacia atrás, siento un escalofrío recorrer mi espina dorsal. Cuando me mira mientras la acerco de nuevo, tiene una sonrisa en su rostro — Lame tus dedos.
— Con gusto — Obedezco, mis ojos se cierran con placer mientras saboreo sus jugos en mis dedos — ¿Quieres otro, cumpleañera? — Pregunto, y cuando asiente, mordiéndose el labio, engancho mis brazos en sus muslos y me deslizo debajo de ella.
Ella jadea cuando beso su muslo interno y se aferra a la cabecera de la cama para sostenerse cuando subo hacia arriba.
— Mierda, cielo, ¡te sientes tan bien! Así, justo así — Se mueve contra mi rostro, forzando mi lengua más profundamente en su interior.
La hago llegar al clímax por segunda vez mientras se sienta sobre mi rostro, y me arrastro hacia arriba de la cama para recostarme a su lado después de lamerla limpiamente. Me limpio la cara con un pañuelo que saco del cajón de la mesa de noche.
— Eres deliciosa — Susurro en su oído. Ella echa un brazo sobre mí y recuesta su cabeza en mi hombro antes de responder.
— Eres perfecta — Ella besa mi hombro y traza formas a lo largo de mi torso. Yo paso mis dedos arriba y abajo de su espalda mientras ella mueve sus formas más y más bajos en mi estómago.
Todavía tengo puesta mi ropa interior, y ella comienza a jugar con la cintura elástica.
— ¿Acaso no te he cansado ya? — La provoco, y ella estira el elástico contra mi piel — ¡Ay!
— Pensé que harías lo que yo quiero — Guía mi rostro hacia el suyo y me besa seductoramente — Quiero hacerte venir tan fuerte que no puedas caminar — Murmura contra mis labios mientras se pone encima de mí, enganchando sus dedos en mi tanga y bajándola.
— Sí, por favor — Recuesto mi cabeza hacia atrás y ella se mueve para besarme el cuello.
— Así me gusta — Ella intercala besos y mordiscos por todo mi torso, provocándome tanto que tengo que rogarle que me toque donde quiero que lo haga.
Intento resistirme, pero por supuesto, ella sabe exactamente cómo hacer que suplique por ello.
Para cuando ha terminado conmigo, estoy prácticamente sin fuerzas, y el sol está comenzando a iluminar el cielo.
— ¡Feliz cumpleaños, Hailee! — Susurro mientras estamos enredadas en las sábanas, apenas despiertas.
Ella se acurruca contra mí y besa mi hombro antes de finalmente quedarse dormida.
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