Recuerdos Borrosos. CAPÍTULO 1

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Han escuchado algunas vez el Síndrome de Alejandría?

Pues...Mis padres tampoco, cuando nací era una hermosa bebé tenía los ojos azules, pero poco a poco el color cambió a violeta.

Ellos estaban anonadado con la situación, a mis 6 meses de nacimiento me llevaron a varios hospitales, para dar con el diagnóstico de mis ojos.

El diagnóstico de los doctores fue: debido a la mutación genética, se transforman en violetas. Esta condición se suele dar, sobre todo, en personas caucásicas. Durante la pubertad, el tono se convierte en más oscuro.

Mis padres, estaban más tranquilos ya que no era algo grave (supuestamente).

Cuando tenía 5 años, mis padres y yo fuimos a pasear. Era un día especial (mi cumpleaños), Germán mi padre iba conduciendo y por unos minutos se descuido cuando mi mama le estaba preguntando: que tal le parecía su nuevo collar.

Mi padre fijo su mirada por unos segundos, cuando un ciervo se cruzó en el camino...

Después del accidente llegaron las autoridades y nos ayudaron a salir del auto que estaba entre las plantas fuera del camino.

Desperté en un hospital, no recordaba bien lo que había pasado. Hasta que ví una silueta que estaba parada en la habitación, cerca de la puerta y era...Mi tío, quién estaba preocupado; su expresión no lo hacía ver preocupado pero lo conozco y sé que lo estaba. Él siempre se hacía el fuerte delante de mí.

Le pregunté por mis padres...no dijo nada se quedó callado y allí comprendí lo que había ocurrido.

Sin darme cuenta varias gotas se resbalaban por mis mejillas, y comencé a entrar en pánico. Él doctor vino con dos enfermeras y me inyectaron un tranquilizante...

Hasta este punto no recuerdo mucho solo se que entre en shock, estaba más pálida de lo normal.

-Tío...- dije lo más que pude mientras el tranquilizante hacía efecto. Luego el doctor se dirige a dirección donde se encontraba mi tío, él cual estaba nervioso por lo que pasó hace unos segundos.

-Usted es familiar de la paciente, joven....?

-Ramiro -le responde.

-Joven Ramiro necesito hablar con usted -dijo el doctor en tono un poco preocupado, salió de la habitación hacia el gran pasillo del hospital.

Me vió por unos segundos y se dirigió, donde estaba el doctor.

-Eman, vuelvo en unos minutos -dice.

Gracias a los tranquilizantes me quedé dormida...muchos pensamientos y recuerdos de mis padres comenzaron a pasearse por mi mente.

                             * * * * *

Luego de unos cuantos chequeos me dieron de alta.

Días después fuimos al funeral de mis padres. Mi familia no era tan grande, solo tenía a mi tío y mis abuelos paternos...Todo a mi alrededor era gris no había color, un clima de cuento de terror. Solo nosotros 4 y el sacerdote.

Desde ese día mi vida no sería igual, sabía perfectamente que mis padres me harían mucha falta, pero también sabía que tenía que seguir adelante, no quería darles molestias a mis abuelos y a mi tío.

Luego del funeral nos dirigimos a la casa de mis abuelos, donde ya tenía mi habitación preparada. En el lugar donde dormiría se encontraba un gran ventanal, donde se apreciaba una gran vista hacia el jardín de flores de mi abuela.

-Aqui solía estar Amanda para observar el jardín -escucho decir detrás de mí.

-¿Tío por que mamá solía estar aquí para ver el jardín, no era mejor que fuera hasta allá? - dije con curiosidad y nostalgia.

-Porque ella le encantaba ver las aves de cerca, y al lado del ventanal se aprecia ese nido que está por aquí - respondió acercándose hacia mi dirección señalando el árbol que estaba al lado del gran ventanal.

-Las aves son las criaturas más lindas del mundo -dije alegre, al ver un ave alimentando a sus crías. Fue asqueroso pero lindo, los dos nos quedamos viendo el paisaje por unos minutos.

-Chicos la cena está lista - se escuchaba la voz ronca de mi abuelo. Mi tío y yo hicimos una carrera a ver quién llega primero.

EMAN KORRA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora