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Capitulo 3:

Sus labios rojos, sabían a fresa.
Lami, saboreé, mi boca absorbe su labio inferior, le doy una pequeña mordida y ella ahoga un gemido en mi boca. La calentura me invade, paso mis manos por su cintura y poco a poco la bajo hasta su trasero. Ella por su parte está disfrutando que la manosee descaradamente.

La also para que enrolle sus largas piernas al rededor de mi cintura. Me dirijo con ella hacia un cuarto del hotel. Mientras nos besamos la pego a la pared del cuarto oscuro, sus manos inquietas quieren quitarme la camisa negra que llevo puesta.

—Calma,— bufa por mi comentario.— Tenemos tiempo.

—Pero quiero aprovechar cada minuto,— me reprocha la chica rubia. Lleva un vestido corto blanco, que he enrollado a sus caderas.

—No hay prisa,— la bajo de mi regazo, le esparzo besos por su cuello.

Quito su vestido y la dejo en ropa interior, lentamente le quitó el sujetador, agarro los dos senos y los lamo, mientras ella me agarra el cabello y pone una de sus manos en sima de mi pantalón, notando lo sensible que está esa parte. Intenta desabotonar el pantalón, y intenta bajarlos desesperadamente, pero no sé lo permito, quiero disfrutar cada momento. Fue un castigo muy severo al no poder tener sexo con mi novia, ya que a ella se le vino en la cabeza irse de vacaciones.

Me quito la camisa dejando mi torso al descubierto. Pasa una de sus manos por mi abdomen y lo va bajando por mi V, la agarro de los brazos y la tiró a la cama, me inclino hacia su parte íntima y con mis dedos masajeo por encima de sus bragas blancas. La manoseo y ella me responde con sus gemidos. Levanta su cuerpo de la cama y me empuja un poco lejos de ella, se arrodilla advirtiendo sus intenciones, quiero ayudarla bajando mis pantalones pero soy interrumpido por una llamada.

Agarro el celular con enojo y era la persona que sospechaba, contesto. Prendo la luz y doy pasos hacia la puerta del baño.

(Llamada)

Hola papá,— digo bufando.

—Hola hijo,— escucho su voz tranquila,— ¿por qué no estás en la casa? ¿Con quién estás?

—¿Para qué voy a estar en la casa?, si bien sabes que estaría solo. Y aparte estoy con Yesi,— agrego mirando a la chica rubia que se levanta del suelo y cruza los brazos, mientras me tira una mirada asesina con sus ojos negros.

¿Con Yesica? ¿Tu novia no es Paula?— Me pregunta.

—Si, solo estoy pasando un momento con mis amigos, ya sabes papá,— quito la mirada de ella,— ¿en fin para que voy a estar en la casa? Es bien aburrido.

—¡¿Para qué?! ¿Se te olvidó?— Me dice un poco subiendo el tono,— ya llegaron.

—¿Llegaron?— Pregunto desconcertado— ¿De que hablas papá?

—Si ya llegaron,—me responde,— ¿Cómo se te fue a olvidar quien llegaba hoy?

—¡Loren!— Digo fuerte,— papá, ¿por qué no me lo recordaste?,— le digo y camino apresurado para agarrar mi camisa.— Ya voy camino a casa.

—Apúrate porque ya están aquí.

(Fin de la llamada)

Me pongo mi camisa y abotono mi pantalón, me dirijo hacia la salida pero soy detenido.
—¿Para donde vas?,— veo a Yesica, sus expresiones dan a entender que esta enojada.

—Para mí casa ¿No vez?, ya puedes soltarme— la había olvidado completamente.

—¿Por qué? Te vas con tu novia, ¿¡verdad!? Solo soy un juguete para tí,— su chillona empieza a resonar en la habitación.

Ni En Mis Sueños ©[En Proceso] En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora