Ni En Mis Sueños ©[En Proceso] En Edición.

La Misión/III

(Actualizacion 3/3)
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Capítulo 9:

Esto es vergonzoso. Ser vistos con las manos en la masa, es lo más vergonzoso que le a pasado a mi pobre ser.

—Nana.— Escuche a Ithan.

—Nana nada, estás castigado.

—Papá, Loren tengan compasión de nosotros.— Rogo Ithan, sentado a mi lado en una de las sillas del comedor.— Lesly,—murmuro a mi lado,— Ayuda

—Mami, de verdad no lo volveremos a hacer.

Pero aún así, los dos adultos seguían ignorando nuestra presencia.

—No puedo creer, Ithan Argent,— Lupe lo miro,— que hayas incluído a la niña Lesly en ese plan.

Que horrible castigo.

Ya han pasado nueve horas desde que probé un pastel. No he comido, y menos Ithan, para él no es nada difícil, pero para mí, mi estómago gruñendo habla por el hambre que tengo. Mi madre y Terius estuvieron de acuerdo, Lupe estaba a nuestro cuidado, así que no podíamos hacer nada.

El jabón resbalaba por mis manos, mientras lavaba los trastes, cómo segundo castigo. Ithan, por su parte aún peleaba con un delantal, sin ni siquiera haber iniciado la limpieza en el horno.

—Ithan,— susurre acercándome a él con una esponja en la mano, y un plato en la otra,— debemos pedir perdón,— propuse.

—Solo fueron unos pasteles, no es la gran cosa, no veo la necesidad de pedir perdón,— susurró mal humorado, agarrando una esponja para quitar los restos de harina.

—Para tí es fácil, pero para mí no,— refuté aún en susurro,— hace dos dias llegué, y ya estaba robando. Eso es vergonzoso.— Lo señale con la esponja.

—Eso no es robo,— sus ojos azules se fijaron en mí, y me señaló también,— recuerda que también íbamos a comer.

—¡Exacto! No entiendo cual era tu afán para comer los pastelitos, si muy bien sabías que tarde o temprano íbamos a comer.— Alcé mi voz.

—¿¡Mí afán!? Lo único que quería era sacar para molestar a Lupe,— expuso un poco enojado,— no es qué tuviera una obsesión con los pasteles.

—Pero aún así, me metiste en tu tonto jueguito infantil, pareces un niñito,— acusé.

—Yo no te obligué, recuerda,— exclamó.— No, te, obligué,— repitió.

Eres una tonta, él tiene razón, no te obligó, tú solita te abalanzaste, solo por unos pastelitos.

Respira; inhala, exhala.

Me calmé, seguí fregando lo faltante, y él ni se inmutó en hablar. Seguimos limpiando mientras Lupe terminaba los quehaceres en la sala.

—Sí, tienes razón, no me obligaste,— admití ya con mi voz más calmada,— pero en sí, debemos pedir disculpas.— Insistí.

Lo observé, y no me puso atención. Así que lo haría sola; aunque si me daba pena, no he pasado aquí una semana y ya estaba haciendo cosas, es vergonzoso.

Me daba pena, ¿cómo me iba a disculpar?

"Señora Lupe, le quería pedir disculpas, por haber robado."

No, eso sonó muy feo.

"Señora Lupe, venía a pedirle una disculpa, por haber agarrado sus pastelitos sin su consentimiento."